¿El modelo cubano ya no funciona?

Ante la pregunta de si el modelo cubano es algo digno de exportarse Fidel Castro respondió que “El modelo cubano ya no funciona ni para nosotros mismos”. Tal información apareció el 8 de septiembre del 2010 en el periódico norteamericano “El Atlantic”, firmada por Jeffrey Goldberg. Por su parte Juila Sweig especialista “en asuntos cubanos” a quien el periodista pidió que lo acompañara en la entrevista, para que las estupideces que dijera “no fueran demasiado grandes”. Rápidamente se aventuró a sentenciar que Fidel se refería a lo que ha venido siendo el alto predominio del estado en la economía del proceso revolucionario cubano. Y que con estas palabras estaba aportando a su hermano Raúl la oportunidad de asumir las reformas que el momento requiere.

Lo cierto es que las palabras atribuidas al Comandante en Jefe una vez más alborotaron el cotarro del periodismo internacional. Las más importantes cadenas y medios de comunicación. Blogs y páginas en la red desde la derecha hasta la izquierda, de inmediato reunieron a sus más sesudos equipos políticos e intelectuales, para interpretar según sus tendencias lo que se dice que dijo Fidel.

Como humilde revolucionario latinoamericano considero pertinente aclarar que estoy convencido de que Cuba jamás intentó exportar su modelo ni mucho menos imponérselo a pueblo alguno. La dirigencia cubana ha sido lo suficientemente sabia para comprender siempre que cada proceso revolucionario es único e irrepetible. Claro ello unido a la práctica consecuente del internacionalismo solidario con las luchas de los pueblos del mundo. El ejemplo lo tenemos en el decisivo apoyo que el pueblo cubano brindó, con todos los hierros, a la liberación de buena parte del continente africano. Esto lo aclaro porque desde su mismo punto de partida la pregunta ya era tendenciosa.

Según esa noticia Fidel no dice que el modelo cubano no haya funcionado, Fidel dice que el modelo cubano ya no funciona. Esto para los que afirman que si él lo sabía por qué viene a decirlo ahora. Las revoluciones son una sucesión de errores y aciertos, como toda obra realizada por el hombre y entre los muchos aciertos que se podrían señalar, está el humano. Cuba en medio siglo sorteando dificultades, ha levantado a uno de los pueblos más instruido, más solidario y mejor preparado del mundo.

Premisa fundamental para que una revolución sea verdadera es que le diga la verdad al pueblo. Si no será todo menos revolución. Es evidente que la dirección cubana pone en el tapete los graves problemas que afronta la revolución. No se ha visto por ninguna parte discursos que expongan que la situación es maravillosa. Por supuesto no se niegan y se resaltan con orgullo numerosos e importantes logros en muchos órdenes fundamentales, pero la situación es harto difícil. Muestra de ello es la reaparición del Comandante en Jefe, ahora no como Presidente, si no como un militante más pero con un enorme peso histórico. Da un paso al frente para aportar lo suyo, lo que le corresponde en este tiempo y en ese espacio.

En Cuba hay un partido que es el instrumento del pueblo, de los obreros y campesinos para dirigir la construcción revolucionaria. Reiteradamente he manifestado mi convencimiento de que en Cuba nunca se ha hecho lo que Fidel diga. La construcción socialista cubana obligada por las circunstancias al establecimiento de la dictadura del proletariado es eso: un gobierno de las mayorías, donde es una dirección colectiva la que determina las políticas. Difícilmente será necesario que Fidel ni nadie como personalidad le de permiso al presidente Raúl Castro para desarrollar tal o cual determinadas políticas. Cuba busca el camino, confiamos que siempre el camino revolucionario. Y las políticas no las fija un hombre sino un pueblo organizado.

Fidel, un guerrero de la vida, después de un periodo en el que estuvo prácticamente muerto, ha dado continuidad a su lucha, con el trabajo intelectual y político. Apareció ante la Asamblea Popular de su país y discutió con ellos, concedió entrevistas a periodistas internacionales y se presentó ante el estudiantado en las históricas escalinatas de la Universidad de La Habana. Luchando por la paz y la preservación del planeta tierra. Pero luchando ante todo por el pueblo cubano y su revolución a los que dedicó su vida. No es el mismo por supuesto, pero es Fidel y no nos extrañe que hoy mismo o mañana, aparezcan sus comentarios y aclaratorias en relación el revuelo causado.


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