Ludovico Silva en varios de sus últimos libros trabajo e insistió mucho en el tema del modo de producción ideológica. Antes de él, varios representantes de la conocida escuela de Frankfurt (Adorno, Marcuse y Horkheimer) presentaron los primeros argumentos para conocer las dimensiones de ese modo de producción y creo que muy a pesar de los contundentes argumentos ofrecidos por estos intelectuales en muchos de sus trabajos[1], muy pocos en el ámbito de la izquierda se tomaron la molestia de reflexionar sobre el alcance y significado (poder) de ese modo de producción, que pos supuesto también tiene sus medios de producción y hoy en día, parece comportarse como el aspecto esencial del sistema.
Althusser trató el tema de los aparatos ideológicos del Estado y Armando Materlat desarrolló muy bien en sus trabajos, aspectos de esa realidad a través de los programas que los medios tenían y trasmitían. Ha sido un tema muy polémico, pero no suficientemente valorado por la sociedad, que se encuentra hoy prácticamente secuestrada por el poder de ese modo de producción cultural (ideológico) que con sus respectivos medios han sido capaces de convencer al mundo sobre la utilidad de la mentira para justificar asesinatos en masas. Entre nosotros se conocieron varios “especialistas” (Pascuali, Marta Colomina y Eduardo Santoro) que alcanzaron a describir el papel de la televisión pero no pasaron de colocar en sus textos datos y cifras sobre la capacidad de penetración de la televisión en los hogares venezolanos, pero efectivamente, no llegaron a comprender el fenómeno o simplemente se aprovecharon de un tema para salir de sus compromisos de ascenso académicos.
La foto que publicó el nacional ha sido simplemente un pequeño detalle para permitirnos tener consciencia de un poder y de una debilidad. No existe pues ninguna diferencia entre el silencio y las comiquitas del 11 y 12 de abril y el sentido de la gráfica publicada por El nacional. En absoluto; no hay ninguna diferencia y si hay una queja o reflexión que hacer, esta nos invita a no pasarnos de ingenuos para sentirnos angustiados por una publicación que fue pensada y puesta en el medio conociendo de antemano su intención y el poder que se tenían para colocarla en la portada del periódico.
El silencio del 11-12-A, las reiteradas manipulaciones en medios, la foto de El Nacional y otra situación que pueda aparecer en cualquier día cuando ese grupo sienta la necesidad de hacerlo, simplemente coloca el asunto en blanco y negro. Los dueños de los medios de comunicación (léase medios de producción ideológica) saben del poder que tienen y la capacidad de esos medios. Ellos tienen plena consciencia de ese poder y aunque no le ha sido fácil sacarle el mayor provecho; el trabajo se ha hecho porque a veces uno oye a personas de un barrio expresarse sobre un determinado asunto y siente cómo ese poder se encuentra instalado en sentimiento de esas personas. No se trata de justificar que un ciudadano o ciudadana mantenga una opinión sobre un acontecimiento porque ese es muy natural y legitimo, sino en el tipo de “explicación” que ofrecen y que pone en evidencia que esa persona es lamentablemente una especie de títere: Otros se expresan a través de él.
Se puede ser antichavista, pero hay espacio para serlo y explicarse, cómo frente al Banco Federal por ejemplo, hay una concreta manifestación de un gobierno con una actuación distinta, que no duda al momento de colocarse en defensa de los intereses de los ahorristas y asegurarle sus ahorros. Aún así, uno ha podido comprobar que los juicios que emiten muchas personas salvan al dueño del Banco y dejan a un lado la posición o actuación del gobierno. Se puede ser antichavista, pero hay espacio para razonar y reconocer que este proceso se encontró con un drama de una pobreza rondando el 60% de la población venezolana y ese drama, producto de la actuación de este gobierno ha venido reduciéndose. A pesar de las evidencias que suenan hasta en las Naciones Unidas, ese hecho no existe y lo peor, uno se encuentra y conversa con gente que lo ha sentido muy de cerca y no es capaz de reconocer la diferencia.
Los dueños de los medios de comunicación (léase medios de producción ideológica) saben de su poder y de este lado, desafortunadamente debemos reconocer una debilidad que se constituye en una gran amenaza para el proceso. Probablemente no hayan sido valorada suficientemente las amenazas que se ciernen sobre el proceso y ello ha colocado el énfasis en combatir un tipo particular de latifundio; mientras que otro, permanece casi intacto y dando la pelea. ¿Será una equivocada valoración sobre las amenazas? ¿Será que tener gobierno no es tener todo el poder? ¿Será que otros tienen más poder que el gobierno?
Antes de respondernos estas preguntas, pensemos un poco el curso que tomó el caso de Honduras. Hubo un Golpe, se dio una cierta bullita, se bloquearon medios que cuestionaban el golpe, no pasaron muchas cosas con eso, se fue haciendo un terrible “silencio” del mundo “democrático” y todo el plan se consumo tal y como se organizó. Al final de cuentas, el asunto de la cuarta urna, nada tuvo que enviarle a las armas de destrucción que supuestamente estaban enterradas en Irak lista para acabar con Estados Unidos y Europa al mismo tiempo.
evaristomarcano@cantv.net
[1] Puede verse uno de las mejores obras de ese grupo con el tema de: El Sueño Insomne y la firma de Teodoro Adorno.