Para eso es que vota la gente...

En mi anterior articulo, A la cubana del 19/10/2010, hablé de las instrucciones recibidas por la Contrarrevolución de parte del Departamento de Estado para establecer las condiciones objetivas para que el pueblo venezolano perciba la Revolución Bolivariana como copia del estereotipo denigrante que ella misma ha diseñado para la Revolución Cubana.  Mencioné como estas instrucciones se materializaron recientemente en toda la actividad destinada a producir apagones y colas para adquirir productos de primera necesidad escasos, y en la percepción inducida de un control social comunista y ataques a la propiedad privada en la respuesta que da el gobierno al problema de la inseguridad alimentaria y civil.  Resalté también la infiltración de Matavotos Corporativos en puestos claves de instituciones y  empresas del estado con el fin de sembrar desmoralización y asesinar votos, y reconocí el éxito obtenido por la Contrarrevolución en este sentido.   

A mi modo de ver, el excelente articulo de Hernán Luis Torres Núñez,  http://www.aporrea.org/ideologia/a110605.html, refuerza, complementa y amplia el análisis  que pretendí hacer:

“Tenemos que tener claro que la mayor parte de las personas que apoyan el proceso bolivariano no son revolucionarios de patria o muerte, no son clones del Che Guevara dispuestos a morir en cualquier selva boliviana, siempre y cuando exista otra persona dispuesta a levantar el fusil. Son gente sencilla, humilde, que de política no saben mucho, ni quieren saber, gente que desea un techo donde cobijarse, empleo estable, comida en sus mesas, salud y educación para sus hijos, servicios públicos que funcionen, que el sueldo les alcance para mucho más que sus necesidades más apremiantes.”

“Para eso es que vota uno, para eso es que vota la gente, para mas nada”, me decía en estos días un contador público que actualmente estudia Derecho, y que luego de sufrir matavotos corporativos en la Gerencia de Mercal local, taxea por las calles de Puerto La Cruz.

No es tan difícil de entender.

Desde hace mucho tiempo que la Contrarrevolución nos ha vendido con éxito los estereotipos del Socialismo y del Socialista. Se trata obviamente de estereotipos falsos pero muy acendrados en la mente del público en general, tanto los que adversan como los que apoyan El Proceso.

Según esta tesis simplista y falsa, el socialismo es pobreza, escasez de productos de primera necesidad y colas para adquirirlos, suciedad, cero importancia a valores estéticos, bajo nivel de intelectualidad; en síntesis, sacrificio y privaciones de todo tipo e igualitarismo a ultranza, hasta aterrizar en la cultura del rancho.  El ejemplo más palpable del socialismo es el estereotipo de la bloqueada Revolución Cubana.

El estereotipo asignado al Socialista, por su parte, coincide con el descrito por Hernán Torres, “el hombre nuevo, espiritual, idealista, altruista, generoso, solidario, alejado de lo material, dispuesto al sacrificio supremo, es decir, la utopía hecha carne y hueso”, vale decir, un Che Guevara o Jesucristo cualquiera, como sólo aparecen dos en dos mil años.  

La contrarrevolución y todo el poder que maneja se ha encargado de crear condiciones objetivas para lograr que la Revolución Bolivariana se asemeje al falso estereotipo del Socialismo. Igualmente no ha puesto reparos en descalificar a todo aquel que pretendiendo ser Socialista, incluyendo nuestro Presidente, se desvíe del sacralizado estereotipo creado por ellos.  Finalmente y para terminar de descalificar el proceso, ha infiltrado la imagen contraria, la del Matavotos Corporativo, como su legítimo exponente.

Es necesario que el gobierno desvirtúe los estereotipos contrarrevolucionarios con acciones contundentes, sin dejar de lado el verdadero objetivo: dar respuesta a la motivación electoral de la gente, porque para eso es que vota, como dice mi amigo contador público-futuro abogado-actual taxista.  Escoger la gente que pueda efectivamente contribuir con él a lograr estas metas es la tarea de nuestro Presidente Socialista.  

Lograr la satisfacción de necesidades básicas tan largamente insatisfechas dará el verdadero cariz revolucionario al Proceso y al Socialismo del Siglo XXI.

alvenmiguel@hotmail.com


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Álvaro Brazón


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