Una de las mayores grietas de esta revolución es la ausencia de compromiso con el proceso bolivariano que lidera el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías con el apoyo de base popular, por parte de alcaldes, gobernadores y representantes de entes del gobierno central, que mediante los “ crímenes de lessa gerencia” se convierten en verdugos de la esperanza y la confianza que el pueblo ha depositado en el proyecto socialista, como herramienta la para liberación, política, económica, cultural y espiritual, con la refundación de la nueva república, con hombres nuevos y mujeres nuevas en el marco de una nueva sociedad, con valores y principios socialistas, que permita hacer realidad la utopía de ser portaestandarte de la libertad y la soberanía ante el mundo.
El socialismo no se construye con meras consignas, que en muchas oportunidades son repetidas y recitadas con una fuerte carga de hipocresía, pero que son buenas para cuidar y proteger los negocios ilícitos y justificar los fracasos.
Mediante consignas que suenan como muy revolucionarias, donde hacen del Comandante Chávez la conjunción de las Tres Divinas Personas (Padre, Hijo y Espíritu Santo) esconden sus aviesas intenciones y justifican los descalabros que con su infame gerencia provocan dentro del proceso de cambios, sembrando desconfianza y rechazo en el pueblo chavista que cree en la revolución y en la voluntad indoblegable del líder bolivariano, pero que no convalida las marramucias de las perversas minorías que se están lucrando con el esfuerzo del colectivo. Ahí está el origen de la amarga victoria del 26S, la cual aunque pretendamos dorarla nos dejó el amargo sabor de la derrota.
“Chavez es socialismo” “Chavez es todo”, “Con Chávez todo sin Chavez Nada”, es perfecta, para echar la culpa al comandante de lo que ocurra. Quien denuncie los desmanes del oportunista que cotorrea las consignas “es un escuálido que aupa el chavismo sin Chávez”. Por supuesto hay que excecrarlo de la organización y para eso el corrupto tiene todo el poder, porque a parte de ser gobernador, alcalde, diputado o de cualquier otra jerarquía es el jefe del partido.
Grave desviación, porque el partido debe estar en manos del soberano libre de ataduras, para que ejerza la necesaria contraloría social, sobre quienes ejercen posiciones de gobierno y así evitar la insurgencia de cúpulas omnipotentes que en nombre del pueblo, compran, venden y de dan el cambio.
Las consignas en boca de quienes han hecho de la revolución no un proyecto de vida sino un proyecto para vivir de ella, es lo que la “obediencia y disciplina” es para el incompetente, irresponsable que cubre sus fallas con aquello de: “No es mi culpa, yo cumplo ordenes de arriba o superiores”.
Los principales enemigos de este proceso, son quienes forrados de “Rojo rojito”, se dedican a su promoción personal llenando espacios geográficos con vallas a todo color mostrando sus mejores poses y sonrisas, algunas veces al lado de su amada esposa e hijos, para anunciar supuestos beneficios, que el pueblo jamás disfruta, como el caso de los servicios públicos colapsados, que es la especialidad de estos “revolucionarios”, que tienen sus proyectos particulares y que nunca han dejado de ser agentes de la IV República, infiltrados a través de las grietas de la revolución.
Periodista* CNP 2414 cd2620@gmail.com cadiz2021@yahoo.es.