“Aquí he llorado lágrimas de agradecimiento a Dios y a mi presidente Hugo Chávez. El ministro Francisco Garcés nos recibió, estuve conversando con él y le dije que desde los 12 años era luchadora política, que algo así tan bonito yo nunca lo había visto”.
La expresión anterior tiene comillas en los extremos, porque es la cita textual de las palabras de una compatriota. Es el testimonio y la fuerza de Cirila Mota, una de las tantas mujeres que junto a hombres, niños y niñas fue trasladada el sábado pasado desde una escuela en La Vega –donde estaba refugiada debido a las lluvias de diciembre– hasta la sede del Ministerio del Poder Popular para Transporte y Comunicaciones (MPPTC) en Chacao.
Ella como millones, integró parte de la injusta lista de pobres, creada por la burguesía en tiempos de la Cuarta República. Cirila, sus padres y su descendencia también fuimos todos. Esta mujer, entrevistada por el equipo de prensa del MPPTC, es el reflejo del optimismo y la alegría de la Venezuela que cifra sus esperanzas en la Revolución, en esa Revolución que está demostrando su real potencial humano y vaya, de qué manera.
Sólo en tiempos de cambios, el pueblo en desgracia puede ocupar los espacios de la infraestructura que en el pasado sirvió para engendrar parásitos burocráticos. Nuestras hermanas y hermanos damnificados están –a salvo– en edificios como el citado MPPTC, Educación, Corpoelec, Alcaldía de Caracas, Ciencia y Tecnología, Cultura y otros. Por más que llueva pueden dormir tranquilos, sin la agonía del talud y el barranco que amenazaban al rancho. Allí están, compartiendo con sus nuevos panas de las oficinas gubernamentales y de allí saldrán –únicamente– cuando en mano tengan la llave de la vivienda digna anunciada por el presidente Hugo Chávez.
No es cuento esta revolución. Y que lo diga Zuyule Tovar –también de La Vega– quien desde el MPPTC expresó: “Tenemos camas, nevera, lavadora y televisor. En el otro refugio dormíamos en colchonetas en el piso y no teníamos nada”. Como decía un conocido cómico de tv: “¿y pa’ qué más?”.
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