En el momento histórico que vive el proceso bolivariano, cuando todas las fuerzas reaccionarias nacionales e internacionales arremeten en su contra, se pone a prueba la calidad revolucionaria de quienes apoyamos este proyecto liderado por el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías.
Ha llegado la hora de construir las barricadas ideológicas, atornilladas con la organización para la defensa de la revolución en cada espacio social que nos encontremos. Cada espacio en la fábrica, en el liceo, en la universidad, en el vecindario, en la cancha deportiva, en el organismo gremial donde militemos debe convertirse en un bastión de defensa del proceso bolivariano.
La reacción capitalista, religiosa, mafiosa, cuenta con la fuerza de la canalla comunicacional goebeliana, a través de la cual cada día esgrime tretas para buscar engañar y desviar la atención colectiva, pero nosotros contamos con la verdad y con la condición de iguales para llegar a nuestros camaradas y a través de la discusión abierta fortalecer ideológicamente a la población, única manera de avanzar en la defensa de la revolución; de lo contrario la canalla nos estaría ganando la partida y eso está prohibido y penado en el socialismo.
La organización con claridad ideológica es clave para enfrentar los perversos planes que desde el parlamento y con apoyo de los centros de poder imperial, prepara la oposición “Malinche” venezolana, que mediante el demagógico discurso intenta descalificar los inmensos logros que para beneficio de los pueblos ha alcanzado el proceso bolivariano. Y hablamos de pueblos, porque efectivamente el bolivarianismo como plataforma liberadora ha dejado de pertenecernos a los venezolanos para convertirse en antorcha de los pueblos que en el mundo luchan por su libertad y particularmente en Centro, Suramérica y El Caribe.
No podemos descansar, tenemos que apretar el paso para lograr consolidar el estado comunal, que es la organización ideal del socialismo del Siglo XXI. Donde desaparezca el andamiaje del Estado pequeñoburgués con el cual estamos cohabitando de manera peligrosa. Porque hasta que no caiga el último ladrillo de esa corrompida arquitectura política – ideológica sobre la cabeza del último títere vende patria, no podemos hablar de consolidación del Estado Socialista.
Imperativo es el fortalecimiento de las comunas, para que a mediano y largo plazo nos permita desmontar alcaldías y gobernaciones que tal como están concebidas, solo son alcabalas burocráticas, desde donde se frena el avance de la revolución. Igualmente necesitamos crecer como pueblo legislador para dar al traste con ese parlamento pequeño burgués que en muchas cosas no responde a los intereses de la revolución y muchos de sus miembros tampoco fueron electos de la manera más transparente y de cara al pueblo, hay que revolucionar la forma de elegir candidatos.
Igualmente es tarea impostergable avanzar en la construcción de los consejos de trabajadores para enterrar las mafias tradicionales que han secuestrado al movimiento obrero, porque aunque hayan cambiado las gorras y camisas blancas y verdes por rojas rojitas, siguen siendo las federaciones, creadas por : Augusto Malavé Villalba, José González Navarro, Antonio Rios, José Mollegas y a través de los convincentes y democráticos métodos de Hugo Soto Socorro.
Con estas estructuras no podemos avanzar, ni enfrentar a la reacción golpista; necesaria y urgente, es la organización y fortaleza ideológica contra la reacción.
Periodista* CNP 2414
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