La estrategias y las tácticas de las fuerzas revolucionarias y progresistas del chavismo, no pueden estar disociadas de los escenarios sociales, económicos, políticos y electorales del 2011 y 2012, pero, especialmente de dos aspectos fundamentales del proyecto de cambio de la revolución bolivariana: una transición que transforme el Estado y la Sociedad venezolanas y sus cimientos estructurales y super-estructurales y, el objetivo histórico: la construcción del Socialismo.
El primero de los aspectos requiere definiciones claras y precisas sobre las fuerzas motrices de este proceso, las organizaciones que vinculan, organizan y unifican los movimientos sociales que la favorecen, los tiempos necesarios para su desarrollo y los contenidos de cambios estructurales y superestructurales que deben darse para pavimentar las condiciones materiales y culturales que hagan posible el tránsito, seguro y firme hacia el Socialismo.
El segundo, sin duda, requiere de una formulación teórica que sea capaz de entender el desarrollo histórico de la Humanidad, la actual etapa de crisis del Capitalismo Global y su Modernidad Burguesa y la formulación de un proyecto de país integrador e integrado que se reconozca en su particularidad nacional y en la pluralidad de los desarrollos culturales de otras naciones, pueblos y etnias de Nuestra América y del planeta Tierra
En el centro de ese debate, sin duda, se encuentra lo relativo al carácter de la revolución venezolana que , hasta el momento, existe coincidencia que en la presente etapa se trata de un proceso histórico nacional concreto que, reivindicando las experiencias históricas del pueblo venezolano en la lucha contra la conquista, la colonización, la opresión y la explotación imperial, reivindica los aportes del proceso de independencia al republicanismo y a la democracia, asume la concepción bolivariana de la unidad latinoamericana, incorpora al pueblo como sujeto de la construcción de su propia historia y declara a la clase obrera y demás sectores explotados por el Capital, como los sectores sociales destinados a asumir la vanguardia en la lucha histórica por el Socialismo; razón por la cual, la revolución bolivariana es republicana, democrática, anticapitalista, antimperialista, latinoamericanista y está al servicio de las mayorías del pueblo venezolano.
Sin embargo, estableciendo una necesaria diferenciación – aunque no mecánica – entre el Objetivo Estratégico de la Transición y, el Objetivo Histórico del Socialismo, se hace necesario el estudio de la estructura de clases de la sociedad venezolana, con el fin de determinar el peso específico que tiene cada clase y sector de clase en la vida de la sociedad y del Estado, con el fin de establecer, en esta etapa de la Transición al Socialismo, el papel que cada uno de estos sectores deben cumplir en la demolición del viejo Estado burgués antidemocrático y neocolonial y la construcción del Estado de la Transición.
En este aspecto, es relevante destacar la ausencia de una coincidencia en el liderazgo revolucionario acerca de este aspecto fundamental y, seguramente, es causa de la carencia de una concepción revolucionaria de la etapa de la transición y del agrupamiento social que le sirva de soporte a las políticas dirigidas a la transformación de la viejas estructuras y valores y avanzar hacia el objetivo histórico: el Socialismo.
Sin embargo, en los hechos hay suficientes evidencias del menosprecio y subestimación del papel que juegan los sectores los profesionales y productivos en el soporte y consolidación de la transición revolucionaria, sostenido en identificación de sus valores de explotación y ganancia como base de la riqueza, su condición de segmento de la pequeña burguesía e instrumento de la burguesía en la dirección de su negocios, en su conciencia política conservadora resistente a los cambios progresistas y la influencia que el mundo cultural globalizado tiene sobre sus aspiraciones de movilidad social y estilo de vida; todo lo cual puede explicar, en parte importante, la resistencia de este importante sector social a validar con su apoyo electoral, los positivos cambios del país, del cual ellos son grandes beneficiados.
Pero, aún así, no es posible negar que los sectores medios de la sociedad venezolana – profesionales y pequeños y medianos productores - ,tienen acumulado el capital científico, político, económico y cultural más importante de la Nación venezolana, por lo que su comportamiento en la etapa de transición es fundamental para garantizar los cambios y sustentabilidad del modelo económico transicional de la revolución y la gobernabilidad política del Estado y la sociedad, por lo que, es imposible avanzar sostenidamente en la Transición Revolucionaria sino se incorpora tal sector al haz, alianza o bloque de fuerzas sociales en la que se debe sustentar la revolución bolivariana para derrotar a la burguesía neocolonial y al imperialismo usamericano.
Tal conclusión conlleva a asumir que, a los sectores medios no se le pueden seguir conectando a partir de una política patrimonialista de halagos materiales sino con una propuesta que conlleve su inclusión efectiva y real el proyecto económico, cultural social y político de la Transición en donde, en las condiciones iguales que las demás clases no materialmente burguesas vinculadadas al viejo Estado, puedan participar en el desarrollo y consolidación material y político de la revolución, en medio de una batalla ideológica que con los hechos, el Derecho y la Cultura, vaya generando cambios favorables a su inserción social revolucionaria.
Conforme a ello, la propuesta de una Coalición Nacional por la Democracia, la Justicia y el Desarrollo (preferible al desgastado “ Polo” y al inaplicable “Frente” ), como propuesta estratégica, debería convocar a estos sectores con sus propias definiciones e intereses y su propias propuestas como sector social de clases, con la garantía que el proyecto político que hemos de impulsar esta incluido en su visión y debe y tiene que ser construido con ellos, no como tontos “útiles” ni aliados circunstanciales sino como parte fortificada de una Nación que quiere construir un futuro de Soberanía, Paz, Libertad, Democracia Participativa y Protagónica, Justica y Desarrollo Social
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