En estas condiciones
nada fáciles, el Gobierno Revolucionario ha venido trazando el rumbo
al proceso de transformación. Comenzamos a avanzar y este proceso fue
adquiriendo formas cada vez más concretas, extendiéndose a nuevos
problemas y a nuevos sectores de la vida nacional. El proceso renovador
va cobrando fuerzas dentro de los problemas del pueblo y está orientado,
ante todo, a suprimir las contradicciones que dan origen a sus principales
necesidades y a imprimir así un potente e irreversible impulso al desarrollo
social.
Es necesario comprender
bien que los objetivos de acelerar el desarrollo económico y social
no lo vemos sólo en vencer el atraso y toda clase de deformaciones
en diversos ámbitos de la evolución del pueblo. Estos objetivos, dictados
por la necesidad histórica y por las condiciones de carácter interno
e internacional, cambiadas radicalmente, los vemos en lograr un estado
cualitativamente nuevo de la sociedad socialista. La Historia no nos
dejó mucho tiempo para cumplir esta tarea. Precisamente por la marcha
del Proceso transformador y por sus resultados se podrá determinar
de que es capaz el socialismo, qué brinda al pueblo en la práctica
y hasta qué grado es eficaz el pueblo desde el punto de vista social.
Por esto se determinan, la envergadura de las tareas a cumplir y la
medida de nuestra responsabilidad.
Los cambios que se
están operando en nuestro pueblo tras el 11 de abril 2002 hacen ver
palmariamente que las fuerzas sanas del país, los trabajadores, se
manifiestan firmemente por las transformaciones, por dar una solución
urgente a los problemas apremiantes, por erradicar incondicionalmente
el estancamiento y el conservadurismo.
En Venezuela cunde
y se profundiza la democratización socialista en todos los ámbitos.
Las organizaciones comunales promueven nuevas iniciativas. Cobran fuerza
los principios democráticos de participación en la dirección de la
producción. Se impone la opinión del pueblo. Los medios de comunicación
públicos empezaron a funcionar más enérgicamente, apoyando las transformaciones
político-económicas. Se debe desarrollar una ofensiva contra el burocratismo
y la quinta columna, que se sienten con poder y a sus anchas; estos
traidores, conspiradores, zánganos, holgazanes y rateros, gente que
vive a costa del pueblo.
Entre los logros enmarcados
en el proceso renovador se puede señalar el auge de la actividad del
conocimiento. Aumentó el interés de los grupos sociales hacia los
procesos que se operan en la tecnología, en la literatura y en el arte;
hacia las intervenciones de opinadores de oficio y la manipulación
de la Prensa, la Radio y la Televisión. El pueblo quiere conocer mejor
el pasado, el presente y el futuro del país, se fija detenidamente
en los asuntos sociales y estatales, en los problemas conceptuales,
morales y éticos. Al acometer la reforma universitaria, damos un importante
paso hacia la creación de un sistema moderno de instrucción. Ello
brinda nuevas posibilidades al desarrollo y la profundización de las
reformas en el país.
En lo que atañe a
la valoración política de los procesos que se operan en la economía,
señalaríamos, sobre todo, la nueva actitud del pueblo hacia el trabajo,
hacia el cumplimiento de sus obligaciones en la producción. Ello se
debe en gran medida al hecho de que los trabajadores apoyan con hechos
prácticos la política de renovación y de aceleración del desarrollo
económico y social. Esta nueva situación influye en cierta medida
sobre los resultados económicos. Se aviva el ritmo de incremento de
la productividad del trabajo, sobrepasando, los indicadores promedio
anuales anteriores: en la industria, en las obras de construcción de
viviendas, en la agricultura y otras. Han surgido tendencias positivas
en la construcción de obras básicas para la industria, una rama muy
importante que se vio en situación grave. También en otros campos
de la economía se operan cambios positivos, aunque acompañados de
dificultades y luchas.
Podemos afirmar que
hemos entrado en una nueva etapa de la transformación, etapa de solución
de problemas concretos en todas las orientaciones y en todos los aspectos
de la vida del pueblo. Se ha impulsado mucho la actividad laboral y
social. Es obvio que nadie puede permanecer fuera de la transformación
y cada cual debemos asumir nuestra posición. En estos años, los venezolanos
hemos sentido en especial el complejo carácter de los problemas acumulados
y con más nitidez comprendemos la necesidad de efectuar cambios auténticamente
radicales, de plasmar consecuentemente la transformación en la práctica.
El pueblo avanza con
audacia por el camino de la transformación. Diríamos que en todos
los sectores los trabajadores son los primeros en volcarse para realizar
los cambios, lo que tiene importancia decisiva para que la renovación
se corone de éxito. Teniendo en cuenta la postura verdaderamente cívica
de la clase trabajadora, especialmente indecorosa aparece la actitud
de los grupos oposicionistas quienes, persiguiendo objetivos personales
y egoístas, entorpecen las transformaciones sociales y se oponen a
los cambios. Creemos que las colectividades laborales, y las organizaciones
sociales deben de asumir una actitud firme, intransigente, hacia tales
grupos.
En la tarea de la práctica
cotidiana. Se trata de tomar en consideración todo el conjunto de intereses:
de la colectividad, de la nacionalidad, de las minorías étnicas, de
los grupos sociales, intelectuales y profesionales, así como se trata
de tener en cuenta la compleja dialéctica de su interconexión, a fin
de asegurar el desarrollo dinámico del pueblo.
¡Gringos Go Home!
¡Libertad para Gerardo! ¡Libertad para los cinco héroes de la Humanidad!
Hasta la Victoria Siempre. Patria Socialista o Muerte ¡Venceremos!
manueltaibo@cantv.net