Todo proceso revolucionario tiene sus grietas que cuando no se restañan dan al traste con todo lo que ha costado sangre, sudor y lágrimas, y si no recordemos a la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), cuya estrepitosa caída dejó detrás una estela de violencia, producto de la revancha de la derecha contra quienes por algún tiempo la privaron de privilegios, pero que las grietas o desviaciones trasladaron a otros grupos dentro de la revolución, que a mediano plazo mutaron en traidores y mataron esa primera esperanza de la humanidad.
La réplica de esta situación causa inquietud dentro de los núcleos verdaderamente comprometidos con la revolución bolivariana, que observan como los oportunistas y corruptos forrados en rojo; crecen y se multiplican dentro de las esferas del poder y en diversos espacios sociales, como hierba en la pradera y carcomen las bases del proceso.
Quienes llevan las riendas de la organización política que dirige este proceso inédito, pareciera que están más pendientes de apetencias crematísticas y de poder, que de vigilar los desmanes que dentro de los estamentos del Estado cometen quienes han vestido la camisa y la gorra roja, por conveniencia para seguir disfrutando de las mieles del poder cuartorrepublicano y trabajando para sus amos por la vuelta al pasado que es la obsesión del oposicionismo que ahora más que nunca se fortalece, mediante la inescrupulosa campaña que ha hecho la canalla mediática a propósito de la salud del presidente.
Afortunadamente la fortaleza del Comandante Presidente Hugo Rafael Chávez Frías, con el apoyo solidario de la ciencia cubana a través de sus profesionales de la medicina, cada día es más evidente su recuperación y los sueños de quienes en un momento pensaron que se habían librado del líder “Por las gracia de Dios”, porque hasta allí ha llegado su locura, se quedaron con los crespos hechos y Chávez no regresó de la habana en un cajón (Ataúd), como lo pregonaban sino vivíto y coleando, lo cual ha elevado sus niveles de lipotimia al máximo.
Pero precisamente frente a esta situación somos los revolucionarios quienes estamos llamados a fortalecer la fragua para templar el acero de la conciencia del Poder Popular y echar a patadas de los centros de poder a quienes han hecho de la revolución bolivariana, una piñata que se reparten entre sus redes mafiosas.
Existen algunas situaciones graves y, otras que aunque parezcan insignificantes hacen mucho daño al proceso, que tiene enemigos en todas partes que atacan por todos los flancos. Digamos que las graves están en las esferas jerárquicas del poder, como el caso de gobernadores, alcaldes, parlamentarios y concejales que han defraudado al pueblo elector, porque se han dedicado a sus negocios y han olvidado el compromiso de servir al pueblo, al cual de paso ven por encima del hombro y solo le sonríen cuando van en pos de una reelección. Funcionarios de algunas dependencias nacionales en la provincia que se creen los dueños del proceso y maltratan al ciudadano de a píe que va en busca de una orientación o de un servicio que están obligados a prestar. Los que habiendo cometido hechos de corrupción que son públicos y comunicacionales siguen teniendo influencias en esferas de poder, los responsables de los servicios públicos, que representan el cáncer de la revolución.
Los concesionarios de algunos servicios, tal como el de las gasolineras, que en el caso del Estado Bolívar han reducido su servicio única y exclusivamente a expender gasolina, eliminando las fuentes de agua y de aire que son indispensables para los usuarios que en un momento dado, precisan surtir de agua el motor de su auto o inflar una llanta que se está vaciando. Los manejadores de la misión MERCAL y PDVAL, dos instancias creadas por el gobierno socialista para fortalecerla seguridad alimentaria de la población. Púes bien esto ha degenerado en un negocio más para el enriquecimiento de unos pocos, que mediante artimañas y compadrazgos se hacen de la mercancía para venderla a precios de mercado capitalista y el colmo de la desvergüenza, es que montan las llamadas jornadas de venta a cielo abierto, donde supuestamente el consumidor va a comprar a precio solidario lo que necesita, púes en el caso de nuestro estado, aquí compra lo que el concesionario requiere vender, porque cuando alguien quiere adquirir aceite, leche, carne, o cualquier producto que está acaparado y escasea, entonces el compatriota se encuentra con la imposición del dueño o coordinador del Mercal o PDVAL, “No camarada, para usted llevar un kilo de carne, aceite o leche tiene que comprar tres harinas, dos pastas y cuatro sardinas, por ejemplo. En otras palabras aplican la misma treta que los chinitos en sus abastos.
En el Poder Obrero, si bien es cierto que existen experiencias significativas, hay otras totalmente desviadas donde solo ha servido para que advenedizos se hagan dueños y señores de empresas o instituciones y comiencen a poner en funcionamiento el nepotismo, el amiguismo y el galopante peculado de uso, porque se adueñan de los activos de la empresa o institución para su disfrute personal y a parte de eso el dedo autocrático sigue imponiéndose por encima de la voluntad del obrero, imponiendo en cargos burocráticos a sujetos que han sido rechazados por el colectivo o dictando órdenes, saltándose todas las instancias.
Todas estas pequeñas, pero significativas cosas son las grietas que hacen daño al proceso.
Periodista*CNP 2414 cd2620@gmail.com cadiz2021@yahoo.es