El próximo 7 de octubre, si todo marcha de acuerdo a lo programado por el árbitro electoral, los venezolanos tendremos nuevamente la oportunidad de elegir a nuestro presidente entre dos alternativas sustancialmente distintas. La primera opción, la encarna un hombre de pueblo. Un valiente soldado bolivariano que ha dado realce y sentimiento patrio a nuestro gentilicio. Que ha brindado a las grandes mayorías, otrora marginadas, acceso a educación, salud, vivienda y alimentación. Un líder, que gracias a su amor por la patria, su carisma, y su sólida formación intelectual, se ha ganado el amor y la confianza de millones de venezolanos, es el comandante Hugo Rafael Chávez Frías.
Son muchos los logros de la Revolución Bolivariana, entre los más relevantes podemos destacar: En octubre de 2002, la UNESCO declaró a Venezuela territorio libre de analfabetismo. La pobreza extrema que en la cuarta República llegó a un alarmante 25% ahora está por debajo del 10%. En cuanto al desempleo, hemos pasado de un 15% que existía antes de la llegada de Chávez al poder, a un 7 %, gracias a la efectividad de las políticas implementadas para tal fin.
Del otro lado, la incansablemente torpe oposición venezolana (con algunas dignas excepciones, las cuales por supuesto, no tienen ni voz ni voto, en la autodenominada “Mesa de la Unidad”) ha decido presentar como candidato a un insípido joven de clase alta, con antecedentes poco democráticos; con una mediocre formación política y malísima calidad intelectual. No habla lo que piensa, peor aún, intenta decir, sin coherencia alguna, lo que le imponen desde el alto poder económico, quienes le manipulan.
Los venezolanos no debemos olvidar aquellas tristes imágenes del 12 de abril de 2002, en las que se veía al candidato del “¿progreso?” subir con pasmosa tranquilidad la escalera que otro grupo de desquiciados sostenía sobre la pared de la embajada de Cuba para asaltar dicha sede diplomática.
Por esos mismos días de abril, Leopoldo López, gemelo político de Henrique, declaraba ante los medios privados, algo así como “cuando estaban en el gobierno, eran muy valientes, ahora se esconden” todo eso, lo hizo esta especie de gemelos fantásticos, en 48 horas; imagínense ustedes que estos muchachos tengan un poco mas de tiempo y poder.
La oposición venezolana, me refiero a esa oposición sensata, tolerante (que la hay), merece otro liderazgo; otro candidato. Con ideas propias, con propuestas, ¡con discurso! Que anime a su gente a seguirle, no por el odio a Chávez, como lo hace la actual dirigencia, si no por un proyecto de país.
Ahora bien, nuestro Presidente ha hecho desde siempre el llamado a la autocrítica. Y en mi criterio, esta no debe estar limitada por ningún precepto. La autocrítica, además de franca, sincera, pertinente, oportuna, debe ser irreverente, rebelde. De no ser así, ¿qué sentido tendría?
En base a ello, me permito señalar lo siguiente: La inseguridad personal en Venezuela ha pasado de ser un grave problema, a ser una terrible pesadilla; un tormento diario. Hay sectores, incluido el barrio en el que nací y me crié en Acarigua, donde se vive en un virtual toque de queda; después de las 7 de la noche reina la soledad y el hampa. Pocos se atreven a salir de sus casas.
¿Y los planes de seguridad? ¿Han estado al frente de la cartera de Interior y Justicia las personas idóneas, y con la autonomía necesaria? Entendemos la complejidad del asunto, y el deber de trabajar el tema apegados a la constitución, a las leyes, y a los derechos humanos. Comprendemos la necesidad de hacer énfasis en lo preventivo. Pero ¿no deberíamos tener a estas alturas, una línea decreciente en la gráfica que refleja la inseguridad? La gravedad de la situación ha sido reconocida por el propio presidente en cadena de radio y televisión realizada recientemente. Ojalá sea ése un primer paso hacia la implementación de políticas que devuelvan a corto plazo la tranquilidad ciudadana.
Después de las cruciales elecciones presidenciales, donde seguramente el comandante Chávez obtendrá una nueva victoria, tendremos elecciones para elegir Gobernadores y Consejos Legislativos. El presidente ha visitado varios estados del país en su campaña electoral y ha propuesto (en algunos casos, impuesto) nombres para candidatos a las gobernaciones. Sabemos del verbo encendido del comandante, de su pasión en los actos de masas. Aún así, me pregunto ¿será prudente la forma como impuso a Francisco Ameliach en un estratégico estado como lo es Carabobo? Sé de la honesta trayectoria de este luchador valenciano, pero no creo que sume mucho la actitud con la que el presidente acalló la sugerencia de la multitud que asistió a esa concentración.
En Monagas, uno de los dirigentes del PSUV con la más baja votación en las pasadas elecciones de base para elegir las autoridades del partido, ha sido elegido por el presidente como candidato a la gobernación de esa entidad.
Acá en Portuguesa, el actual gobernador fue electo en primarias, gracias al apoyo de nuestro comandante. Carece de liderazgo y arraigo popular; y, a pesar de ello, a su gobierno lo caracterizan el sectarismo y la exclusión, en especial, de todo aquello que “huela a negra”. Sabe que esa “negra” Antonia Muñoz es una valiente, honesta y noble mujer, que aquel abril de 2002 asumió, con valentía y pundonor, la defensa del Gobierno Bolivariano de Portuguesa y de Venezuela. Él también sabe que esa “negra” brilla con luz propia y que camina de caserío en caserío informando, educando, para que cada portugueseño comprenda y haga suyo los cinco grandes objetivos de la revolución. Nuestra profe, Antonia, anda por los pueblos y campos, con su discurso pedagógico; la gente habla de ella en la calle, la quiere, la aprecia. La profesora Antonia es una mujer con profunda sensibilidad social, está con Chávez; siempre lo ha demostrado. No imagino a nuestro comandante visitando a esta rebelde tierra llanera, e imponiendo a algún o alguna camarada que no se haya ganado la estima, el apoyo y la confianza de nuestro pueblo. Si ese error cometiera, estaríamos brindando una inimaginable oportunidad de triunfo a la ya devaluada y desarraigada oposición portugueseña.
Comandante: Apoyándolo, y haciendo la necesaria autocrítica, aquí vamos, junto a usted. Sigue en nuestras manos una valiosísima oportunidad de que la cuna de Simón, sea una patria buena, soberana, ecológica; en la que “en todas las escuelas un poema puedan leer, los niños de mi país, toditos ellos”, como lo soñó Alí.
Libres de acción y pensamiento, ¡Viviremos, y venceremos!