El expresidente de Brasil, Lula, estuvo en Argentina. Es sin duda alguna, un personaje. De forma que a donde vaya será blanco del interés de la prensa. Tanto de izquierda como de derecha y la incolora.
Fue invitado a tierra gaucha invitado por IDEA, una organización que según señala su web "tiene la misión de contribuir al desarrollo productivo y competitivo de las empresas e instituciones para que Argentina se integre al mundo moderno y desarrollado".
Si en un fácil ejercicio mental a ese párrafo borramos la palabra IDEA y le colocamos Fedecámaras, tendremos una pronta y acertada "idea" del organismo que pagó los pasajes de Luiz Inácio Da Silva, nombre de pila del exmandatario.
Aceptando que el diario argentino La Nación no haya tergiversado sus declaraciones, a Lula podríamos acoplarle facilito dos refranes venezolanos. El primero de ello: "dime con quién andas y te diré quién eres". Cuando se arrima a la gente roja rojita, ama a Hugo Chávez. Pruebas de ello hay infinitas. La más reciente fue el Foro de Sao Paulo celebrado en julio de este año en Caracas. Al evento envió un mensaje grabado diciendo al final: "Tu victoria será nuestra victoria" en clara referencia al inevitable desenlace que tendría la elección presidencial del domingo 7 de octubre.
Pero en Argentina, a donde fue convidado por IDEA, Lula nos salió con otro cachimbo. Cuando el periodista Juan Landaburu le comenta su apoyo al mandatario venezolano respondió: "No, no, no".
Pero peor aún fue cuando dijo que "el compañero Chávez debe empezar a preparar su sucesión". Alegó que "cuando él pierda (se refiere a Chávez) los adversarios también podrían presentarse cuantas veces quieran" y se pregunta uno: ¿quién habla de sucesión de Hugo Chávez en Venezuela? A excepción de la derecha, ¡nadie! Eso no está planteado. Es más, está negado hasta que el pueblo venezolano decida, constitucionalmente, lo contrario, y por los vientos que soplan ese barinés ¡se queda allí!
Acá metemos el otro refrán a Lula: "no me defienda, compadre".
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