Febrero es un mes emblemático, aunque para muchos es algo trillado nos acordamos de aquello que: “juventud divino tesoro”. Nada más cierto. Por esta fecha rememoramos toda la gesta independentista joven, luchadora, creadora y emotiva. A nuestros jóvenes que hoy, engranados en una serie de responsabilidades, suman su granito de arena para la construcción de la patria socialista. A nuestros estudiantes, a nuestros atletas de alto rendimiento, cómo no citar a Rubén Limardo y a Pastor Maldonado, por sólo nombrar a dos jóvenes venezolanos que en otras latitudes dejan en alto los colores patrios; así mismo la vinotinto de fútbol y beisbol, y a los jóvenes científicos que están en China rutilando como los satélites Bolívar y Miranda, que desde el espacio nos estimulan a ser mejor país cada día.
Joven somos todos, joven es el viento y los ríos, joven las montañas y esa llanura que se expande sin cesar. Así joven como el mar, todos tenemos que ir renovándonos día a día, alimentando nuestro espíritu y sacar lo mejor de sí mismo para dar a los demás. Estamos llamados a erradicar los vicios, esas ataduras del consumismo voraz que nos arrastra a una constante infelicidad de querer poseer constantemente lo que el capitalismo salvaje ha denominado avance de la “new age”. Una inagotable espiral de peroles, modas y gustos que brotan sin cesar por todas partes y nos agobian en todos los rincones, haciéndonos cada vez más dependiente de cuanto invento sale a la calle.
En estos momento en que la iglesia católica vive un momento crítico, pero a la vez estelar, para renovarse e incrustarse a la sociedad con los ímpetus de la juventud, es una gran oportunidad para llevar a ese Cristo Salvador a los corazones de los feligreses y sumarse a ese combate contra esas campañas mediáticas de distorsión de la realidad y de la esencia de la vida misma. Cristo, Dios hecho hijo, está en el corazón de todas y todos, es cuestión de que lo entreguemos constantemente en nuestras acciones, es dar a nuestro prójimo, en especial esa fuerza poderosa llamada Amor, y que es capaz cada día de renovarnos y darnos esa fuerza vital de la eterna juventud.
Decimos todo lo anterior, porque en estos días hemos podido observar como cierta vocería opositora ha tratado de irrespetar la decisión autónoma del Presidente, de dedicarse a su recuperación de la salud. Cada persona tiene derecho a la salud, a su recuperación, a su intimidad. De allí que consideramos antiético la posición del galeno José Rafael Marquina, quien ha venido sacando su provecho personal con la salud del Presidente Hugo Chávez. Basado en una serie de conjeturas, los medios amarillistas y las redes sociales le han dado una preponderancia científica a un hombre que está alejado diametralmente de cualquier cercanía del tratamiento médico que recibe el Comandante y amigo.
Esta semana de febrero la juventud y el amor nos invade, nos llenamos de vigor y nobleza, ambas bellezas del espíritu, que tenemos que irradiar como hombres y mujeres dignos, como sociedad bonita y como un pueblo emancipado que enarbolamos, altísimo, las banderas de la paz y la unidad para con todos. Somos un pueblo unido, abrazados con la vida, con la recuperación de nuestro Presidente Hugo Chávez Frías, abrazados con amor…, “más que amor frenesí”.
*Diputado AN
santanajerez@hotmail.com