Hace 24 años, el pueblo venezolano antiimperialista, cansado de un sistema de gobiernos criminales y corruptos de Acción Democrática y COPEI, alimentado ideológicamente por la semilla que había quedado en los cerros y barrios pobres caraqueños y de las principales ciudades del país, sembrada por la lucha armada, se alzó y le pateo el fondillo al Fondo Monetario Internacional, al Banco Mundial y a los lacayos que gobernaban al país, con una implosión social en la que el pueblo de a píe tiñó con su sangre las calles y avenidas, pero que no fue en vano, porque terminó de encender la llama en el seno del MRB200, que aglutinaba a jos jóvenes militares patriotas que en el seno del ejercito venían trabajando un proyecto revolucionario para dar al traste con el bipartidismo que tenía al país hundido en el abismo del robo, los asesinatos, la persecución a los revolucionarios y la entrega cada día con mayor rapidez de lo que quedaba de nuestras riquezas naturales a las transnacionales norteamericanas y europeas que saqueaban groseramente a la nación a través de las privatizaciones ordenadas por el FMI y el BM, que ejercían la soberanía de Venezuela, con la complicidad de los gobernantes títeres..
Aquel 27 de febrero de 1989, los transportistas abusadores aceleraron los hechos de violencia en Guarenas, cuando alegando que había aumentado el precio del combustible multiplicaron el ya costoso pasaje. Como de costumbre salieron a pedirle compresión al pueblo, argumentando que eso era una reivindicación de ese sector laboral, pero la comunidad enardecida, por las secuelas que sembraba el paquetazo de Carlos Andrés Pérez, en su segundo período de democracia representativa, con la asesoría
de Miguel “Paquetico” Rodríguez, Moisés Nahim y otros notables miembros de los Chicago's Boys, respondió quemando unidades del transporte público y arremetiendo contra supermercados y toda clase de negocios de la burguesía, cuyos propietarios y gerentes fueron sorprendidos, cuando afanosamente se dedicaban a remarcar los precios.
La ira del pueblo se extendió a Caracas y los rebeldes de los cerros bajaron a reclamar lo que por tantos años le habían robado los amos del valle, que año tras año los arrinconaban más y les obligaban a replegarse cada día a las cumbres inestables, a merced de las lluvias que cada año les tumbaban sus ranchos y los lanzaba a la calle, sin ninguna esperanza, porque los gobernantes de la época solo les importaban los banqueros, Fedecámaras, Fedeagro y el resto de mafias que les garantizaban el poder.
Frente na esa revuelta popular, que cogió al régimen fuera de base, el ejecutivo nacional apeló a la fuerza brutal y lanzó a la calle a la soldadesca de la época, la mayoría sin conciencia de clase, como perros de presa a defender los intereses de la burguesía opresora y corrupta.
La matanza se inició en 27, de febrero, pero fue más allá del 10 de marzo, lapso en el cual estuvieron suspendidas todas las garantías constitucionales y los derechos humanos, incluyendo el derecho a la vida, porque cualquier miembro de los cuerpos de seguridad, podía disparar contra un ciudadano en la calle, por el simple hecho de que le pareciera sospechoso de ser revoltoso. La parroquia 23 de enero, fue sometida a una brutal represión, al punto que los habitantes de los bloques no podían asomarse a las ventanas, porque el fuego de ametralladora les alcanzaba, porque ese sector fue tomado como objetivo militar.
La matanza fue espantosa y se calcula que unos cinco mil inocentes rindieron sus vidas, aunque el gobierno dijo que eran 600 los muertos. La Peste es mudo testigo de la aberrante represión, ejecutada por Italo Delvalle Alliegro, que era Ministro de la Defensa y quien tomó en sus manos el gobierno, ante la paralización de los civiles. Recordamos a este cínico general como aparecía sonriendo en los canales de televisión anunciando que todo estaba bajo control y que no había hechos que lamentar, porque no salieron a reprimir, sino a rescatar el orden alterado.
La tensión en el país era tal, que el Ministro de Relaciones Interiores, Alejandro “El Policía” Izaguirre, intentó dirigirse al país y a sabiendas de la criminal masacre que estaban cometiendo, cuando quiso anunciar que la paz reinaba en el país, le sobrevino un ataque de nervios y prácticamente se desmayó en cámaras.
El 27 F, fue la matriz del 4F, que terminó de quebrar el espinazo a un sistema que ya era insostenible, con una pobreza crítica en el país, que dominaba a la mitad de la población, cuyos estratos más pobres llegaron a alimentarse con Perrarina y de eso fuimos testigos de excepción los periodistas e igualmente de las madres que cocinaban la pasta y el agua, la utilizaban para darla como tetero a sus pequeños. La gente se peleaba los mendrugos y alimentos descompuestos, con los perros y zamuros en los rellenos sanitarios, para llevar alguna migaja que dar a su hambrienta familia que esperaba en el rancho, sin esperanza y con el dolor a cuesta.
Por eso el 4F de 1992 cuando el Comandante Hugo Chávez y sus camaradas de armas, pese a que no existía una coordinación con el pueblo, la gente salió a la calle no a defender al gobierno, sino a aclamar a aquel puñado de jóvenes, dignos oficiales de la fuerza armada, que habían vuelto el fusil contra la oligarquía. Ya el 27 F el pueblo había pateado a un sistema corrupto.
Periodista*
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