El proyecto bolivariano con toda su proyección y visión de país, debe ser hoy objeto de un profundo y crítico balance. Esta revisión no debe concentrarse únicamente en los problemas sociales que hemos atendido: Vivienda, Educación, Pobreza, Misiones. Estos asuntos han sido más o menos fáciles atender; más por la capacidad de la renta que por el sentido de la propuesta revolucionaria. Es una política del proyecto que se ha hecho viable por la capacidad y tamaño de la renta, pero que no es producto de un quiebre del modelo capitalista.
Es necesario observar cómo se están cuidando o descuidando aspectos relevantes y cómo se manejan las contradicciones y problemas que vienen tapándose con el uso de la renta petrolera. En lo personal, apostaría por un debate franco abierto que produzca un autentico encuentro. Ahora se siente un consenso y eso no implica una unidad en torno a la revolución.
Es posible que estando Chávez físicamente con nosotros, esta vigilancia fuera injustificable porque alguien podía suponer, que Chávez ajustaba cada pieza en el tablero desde una exigencia de la revolución. Es posible que cada movimiento en el tablero respondiera a la visión que Chávez tenía del momento o coyuntura, respecto al avance de la revolución.
Ahora no parece verse así. Los grupos hacen sus respectivos movimientos y apuestas. Esto se hace como para conservar y conquistar cuotas de poder. Un detalle, en este esfuerzo por observar si hoy las relaciones entre Maduro y Cabello se estructuran bajo la idea solicitada por Chávez de unidad, unidad y mas unidad en torno a la revolución; o si por el contrario, los halagos y saludos de mancomunidad son parte de un consenso -que no es lo mismo que unidad en torno al proyecto- y cuyo objetivo, es mirar no el proyecto “revolución”, sino conservar cada uno sus espacios de poder, colocando la atención en el gobierno, que no es lo mismo que decir en la revolución.
Sabemos que Cabello es miembro de la Dirección Nacional y eso tiene sus responsabilidades. Sabemos que es Presidente de la Asamblea Nacional y esto, lo compromete con las funciones y responsabilidades de un poder, más no con todos los poderes. Cabello estuvo en China antes que Maduro y ahora anda por Rusia. Pudiéramos pensar en un trabajo hermanado y puede ser, pero; ¿lo es? Mientras Maduro y Cabello se ven junto y parecen andar juntos para llevar al gobierno; la situación no parece igual en el proceso de llevar y conducir la revolución, que luce como abandonada, si esto lo observamos desde el manejo de los puntos coyunturales y estructurales que impactan al gobierno en primer lugar y van dejando atrás a la revolución.
Es neurálgico para la revolución la independencia (económica y alimentaria) y ahí se ha “gobernado” tomando decisiones para correr la arruga. El desabastecimiento y la inflación se han vuelto una lucrativa actividad para los que dicen ser empresarios y con esa estrategia están espantando a la revolución, pero desde el gobierno tratan de manejar este hecho con el uso de la renta y con CADIVI al frente. Se gobierna para apurar la entrega de divisa y para que aparezca lo que se importa. CADIVI ha pasado a ser el nudo crítico y con ello se ha abandonado a la revolución.
Dar y de todo, no luce ya una estrategia efectiva para afincar la revolución y probablemente sirva para mantenernos en el gobierno. Si fuera efectiva, electoralmente andaríamos por sobre el 80% con TODO lo que se ha dado, pero estamos atascado electoralmente y crece la deuda con el proyecto bolivariano. El gobierno de calle tuvo una concreta justificación en lo coyuntural, pero se ha convertido en un gran esfuerzo por llevar el gobierno a billetazo limpio. El gobierno de calle da pero no transforma nada y no sirve de estrategia para la revolución, aunque sirve para mantener de pie al gobierno.
En el plano internacional, si la lógica me funciona; el esfuerzo ha sido en tener la amistad de China y Rusia, pero ello no responde a una estrategia para cuidar la revolución, sino para cuidar al gobierno y eso no lo mismo.