Los gobiernos del puntofijismo les negaron a los venezolanos una enseñanza objetiva, pragmática y científica, ética, general, educación para la vida, para vivir en sociedad. El fervor patriótico y nacionalista es la sal que conserva la identidad que es el alma de la Patria. Y el nacionalismo es la extensión y prolongación del espíritu unitario e integracionista de todo el pueblo, es fuerza moral que lleva hasta el sacrificio a los pueblos en defensa de la Patria y conduce a la victoria. La juventud con sus venas preñadas de sangre de héroes se movían en un triángulo fatídico: Asalto, Cárcel y Cementerio; políticos criminales que se lo han embolsillado todo y le negaron la educación, salud, trabajo y futuro. Ante este cuadro los jóvenes se han vuelto indolentes, apáticos, indiferentes, y en las cárceles se estaban convirtiendo en técnicos para el robo y el asesinato. No se han ocupado de hacer hombres y mujeres, socializándolos, dignificándolos, devolviéndole el alma a la patria, devolviéndoles su espíritu guerrero, su coraje y devolviéndoles su honor y su gloria.
El Presidente Maduro tiene en sus manos la carta salvadora: debe deshacerse de la corrupción y los corruptos, darle la oportunidad al pueblo sano que es la inmensa mayoría donde está la gente que piensa y que ama al país, la gente que no va a hacer de la política un negocio, debe llevarnos a revisar nuestra conducta ciudadana y frenar la carrera en que se ha vuelto el país, en donde el engaño político, la soberbia de la burguesía, la de los dirigentes de la Mafia amarilla, la viveza de los boliburgueses de cachucha y franela roja-rojita, y otros muchos y la situación económica han creado este clima enrarecido.
Como se ve el problema económico es político. Su enfermedad es corrupción. Sin desterrarla nada será posible lograr. Así se cumple el apotegma: “El delincuente es sólo un microbio. El medio es su caldo de cultivo. Así como los pueblos tienen los gobiernos que se merecen, las sociedades tienen los delincuentes que se merecen. Todo el mundo es culpable, excepto el delincuente”. De allí que tampoco haya que inculpar al pueblo de mentir cuando acusa a los corruptos. Es el pueblo el primero en percibir el delito, mucho antes de que un juez haya actuado. O como lo dijo Simón Bolívar, el 15 de junio de 1823, en carta a su querido amigo el poeta José Rafael Arboleda: “es el escándalo el que acusa, y el escándalo es la voz pública horrorizada del crimen”.
Es inútil esperar que en Venezuela pueda haber una recuperación económica y moral de la nación mientras subsista el mismo sistema económico rentista, no habrá ninguna perspectiva ni posibilidad de regeneración y recuperación nacional, como no la hubo durante la IV-R mientras imperó idéntico espíritu de anarquía y disolución. Para reorganizar al país económicamente bastaría con arrestar y juzgar a los corruptos. Con el dinero por ellos robado al país éste hubiera podido ponerse en normal marcha. Se debe socializar los bancos ya que es la única forma de combatir el dólar paralelo para darle más felicidad y acceso fácil a los alimentos y otros rubros al pueblo venezolano y de esta manera se evita que la burguesía pueda controlar las devisas. No hay que sacrificar al pueblo, no hay que pedirle sacrificios a quienes poseen por derecho propio, son venezolanos, la posibilidad de vivir con dignidad. No hay por qué permitir una economía de libre mercado–impracticable entre nosotros– y liberar los precios en vez de controlarlos. No se puede olvidar que vivimos una crisis, que esta es política y económica, que tiene un sesgo ético y un vértice judicial. Como en otras crisis, el Gobierno tiene una responsabilidad especialísima.
Sólo nos falta vocación de grandeza, valor y decisión para arrancarle el poder económico a la burguesía corrupta, corruptora y criminal que trata de destruir la República, entregando el país al imperialismo gringo, desacreditando el Estado y degenerando y envileciendo al pueblo.
¡Gringos Go Home! ¡Libertad para los cuatro antiterroristas cubanos héroes de la Humanidad!
¡Chávez Vive, la Lucha sigue!
¡Patria Socialista o Muerte!
¡Venceremos!