Necesaria la auto crítica

Nuestra sociedad burguesa tiene muchos defectos, y lógicamente algunas virtudes. Mezcla a partes iguales de lo uno y de lo otro: es su odio hacia los venezolanos.

Discurso de un político burgués: ¡Pueblo soberano, pueblo heroico, pueblo abnegado y trabajador!... ¿Entonces?

El pueblo burlón: ¡Hay, papá, ahora sí es verdad que tenemos pa’rato! Este doctorcito sí es pico’ e plata con el cuento que nos está echando. ¿No sabemos hasta cuándo los políticos de la burguesía van a seguir con el mismo cuento?

Señores burgueses si queremos hacer un país de primera, es imposible hacerlo con gente de segunda; tienen que superarse, dejar la conspiración, constituirse en sus propios jueces… De lo contrario, no saldrán del caos donde están metidos…

Y así como el Presidente obrero que es capaz de arrostrarle al pueblo con amor y franqueza sus defectos, merece más amor, lealtad y atención que el burgués logrero, lleno de adulación y lugares comunes.

El pueblo venezolano, como todo ser inteligente y al mismo tiempo consciente de sus limitaciones, recibe con una gran tolerancia —siempre y cuando sienta que hay amor— las críticas y objeciones que le puedan hacer sobre su modo de ser.

La autocrítica, es una de las principales virtudes del venezolano común; su capacidad de escuchar sin indignarse lo malo que se le pueda decir es ilimitada. Es por ende perfectible y más libre de prejuicios acartonados que la mayor parte de otros pueblos. Hay ciertos países (caso Gringolandia) donde un extranjero ni siquiera puede decir: ¡Qué frío!

Porque te contestan rápidamente: ¡Pues si no te gusta, te largas…!

La burguesía criolla es una de las castas más criticonas de la propia realidad que ha creado:

Esto es un desastre; aquí nadie trabaja. ¡Qué desorden! ¡Qué incapacidad!

Lo que demuestra que en sus aspavimientos antinacionales, estos burgueses son pura bulla… de la boca para fuera… y que aman a “Venezuela” su hacienda petrolera (aquí están los dólares) más que nadie en el mundo. Prueba de ello, es que son contados con los dedos los burgueses que se desarraigan definitivamente del país.

Si es tan grande su fijación al terruño, por algo será… ¿Qué es lo que les ofrece Venezuela, para que se queden aquí a pesar de estar continuamente rezongando? La respuesta es muy simple y al mismo tiempo desconcertante: Aspiran a gobernarnos desde Miami. Como hacía el Gran Manganzón que gobernaba desde París. Pero: “¿no es acaso Miami uno de los países más gratificante del orbe?” Todos estos pitiyanquis lo recuerdan con amor y nostalgia.

Pues si ustedes quieren a “Venezuela”, al igual que en el caso de Miami. Lo más importante de un país, lo que en última instancia lo define, es su gente… Supóngase, como ha sucedido en muchos países a todo lo largo de la historia, que otra nación nos invadiese y nos obligase a largarnos a los venezolanos a otra parte, sustituyendo la gente con sus connacionales. ¿Se sentirían ustedes a gusto?

Tengan, entonces, bien claro esto… y no lo olviden, como suelen hacerlo ligeramente. Fuera de aquí todos somos unos extraños; nosotros somos huéspedes incómodos, por más que ustedes naden en dinero… No se dejen engañar por la falsa visión mayamera. Los imperialistas nunca sabrán cómo es Venezuela. Todo les parece un espejismo, un grande y pintarrajeado país, nadando en un gran mar de petróleo.

El Comandante Chávez: Pide que se haga posible la realización de sus ideas de libertad y dignidad Humana. De la Patria urgida de voluntades que la sirvan sin pensar en la vecina recompensa.

¡Hasta la Victoria Siempre!

¡Patria Socialista o Muerte!

¡Venceremos!


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Manuel Taibo


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