Expresé en una nota que se publicó en Aporrea este 16-A con el título: Roland Denis y su Pregunta en Qué Hacer a un Congreso Urgente del PSUV[i]; que al leer su artículo [ii]; percibí una especie de movimiento en la consciencia. Luego al percatarme de unas consideraciones que califiqué como “después de”, pensé que una temática como esta (con sus después) podía ser objeto de un profundo debate en un (hipotético) Congreso del PSUV, dispuesto a producir una línea política auténticamente revolucionaria que planteara una profundización de las políticas públicas para avanzar en la construcción del socialismo y no estar planteándose una especie de hibrido: ni-ni.
Después de la publicación de esta reflexión mía, tuve la oportunidad de intercambiar mensajes con un par de bellas y gentiles damas (@MariaElePerez @Lanzandomiflor) y de ese intercambio de mensajes con observaciones y sugerencias, me surgió la necesidad de tomar o más bien retomar, el Asunto del partido, como un tema estratégico y no individualizarlo, como lo plasmó el camarada Denis.
Vamos al asunto de fondo.
El camarada Ronald Denis en su trabajo se pregunta con unas justificaciones que estimo pertinentes leer: Quién está dispuesto a mandar al carajo a Maduro. Creo que Denis omitió situaciones importantes que valen o son fundamentales para asegurarse que esta pregunta no sea una falsa percepción, que deja en un rincón asuntos más estratégicos e importantes para conducir un estremecimiento del proyecto político.
Creo que la situación que yo llamaría de incompatibilidad entre la realidad-práctica y la propuesta teórica del proceso, visualizada en el Plan Nacional Simón Bolívar, Programa Patria, Libro Azul, Cinco Líneas Estratégicas y Plan de la Patria viene “cojeando” desde hace mucho tiempo y lo que vivimos hoy, no es una situación de deslealtad de Maduro en contra del proyecto. Es una deslealtad colectiva [iii], en la cual, unos tienen más responsabilidad que otros, pero no por eso; las bases del “partido”, o lo que estamos registrados como militantes del PSUV y en organizaciones aliadas, tenemos las manos fueras de estos desatinos del proceso.
En el momento que pienso en esto, estoy precisamente recordando importantes reflexiones que nos permiten justificar esta idea. Por ejemplo, en el 2010 se publicó un artículo en la revista del CENDES, que aunque podamos tener reserva sobre el sentido de ese artículo; el autor observa una improvisación en el uso del arma más importante con la cual la revolución ha echado echaba andar importantes iniciativas: El gasto público. Si algo es visible hoy, es un momento en el que nos toca pagar la etapa de una revolución fácil, bajo el esquema de la cultura “productiva” y de “trabajo” que se heredó de la llamada IV República y que no ha sido posible modificar ligeramente.
Existe este artículo y está demás un excelente trabajo que he leído y releído en varias oportunidades de Steve Ellner. Este trabajo también está publicado en una de las revista del CENDES del 2010 (Nro. 74). Efectivamente, Steve Ellner publicó en el 2010 una especie de balance de una década de gobierno y titulo ese artículo: La primera década del gobierno de Hugo Chávez: Logros y desaciertos. En ese artículo, Steve Ellner considerando los aspectos positivos de esta década en revolución, no deja de colocar a la consideración de los lectores, su preocupación sobre la sistemática debilidad del proceso con respecto a una política que permitiera un incremento de los niveles de producción para darnos un mayor margen de independencia [iv].
No se trata de identificar culpables, pero esa década comprende una pequeña pasantía del Camarada Ronald Denis por el Ministerio clave en ese y este momento: El ministerio de Planificación y Desarrollo ha fallado en el proceso de armar y desarrollar una política que deje a un lado el enfoque de una revolución fácil, que se “construye” sobre el lomo del gasto público.
Maduro es una circunstancia. En cambio el factor de dirección política es un punto más emblemático y profundo y en función a este idea, creo prudente advertir que el camarada Denis Ronald tenga clara razón es los “después” que establece para lanzar esta complicada pregunta, pero se equivoca en el punto de fondo. Si mandamos a Maduro al Carajo y seguimos con este mismo PSUV que definitivamente ahora y antes ha mostrado una profunda debilidad en conducir una revolución; las situaciones continuarán igual y no veremos ningún cambio sistémico.
No es tampoco que yo esté descubriendo nada nuevo. En una oportunidad anterior, he hecho mención a la ausencia sistemática de nuestra intelectualidad y del silencio que han guardado (como colectivo) desde aquel encuentro que fue duramente cuestionado por el gobierno y precisamente por Maduro [v]. En ese encuentro, el camarada ya ausente Rigoberto Lanz, nos habló de los peligros del hiperliderazgo de Chávez. También estamos pagando ese hecho, porque es todo un paquete. Más que mandar a Maduro al carajo, se trata de exigir y pelar como militante, la existencia de un PARTIDO REVOLUCIONARIO, que tenga una clara idea de la conducción y se haya preparado para los retos de ese cambio. Como podrán ver, no estábamos preparados para afrontar una guarimbas en el este y más al este del este de caracas. Así estamos.
[i] Está disponible en Aporrea: http://www.aporrea.org/ideologia/a186436.html y la del Camarada
[ii] La nota de Ronald Denis se encuentra ahora en Aporrea en este sitio: http://www.aporrea.org/actualidad/a186428.html
[iii] Puede Verse: El gasto Público Social durante los períodos presidenciales de Hugo Chávez: 1999-2009 de Carlos Aponte B y disponible en : http://mcendesweb.cendes.ucv.
[iv] Puede verse el trabajo de Steve Ellner: La primera década del gobierno de Hugo Chávez Logros y desaciertos en la Revista Nro. 74 del 2010 y disponible en http://mcendesweb.cendes.ucv.ve/cendesphp/pdfs/revista73/p31-70.pdf
[v] CIM: Los Intelectuales Hablaron una vez: ¿Por qué se callaron? Disponible en: http://www.aporrea.org/actualidad/a181286.html