Aceptamos las opiniones aceptables de otros y desechamos aquellas nuestras que pueden ser desechadas. Así actuamos con dos manos: una para la lucha con los camaradas que incurren en errores y la otra para la unidad con ellos.
Mao Tse Tung.
En una conferencia de partidos comunistas y obreros, celebrada en Moscú el 18 de noviembre de 1957, Mao Tse Tung hablaba del trato que debía existir entre los camaradas y aludió al método dialéctico. “Significa tratar todas las cosas de manera analítica, significa que todo hombre o toda mujer puede incurrir en errores y no descalificar a alguien por el hecho de haberlos cometido” (1972. pág.: 561). Es decir toda persona por su misma condición de ser humano y falible, puede incurrir en errores, el enmendar nuestras faltas o hacer cambiar los deslices de los demás pasa por aprender el concepto fundamental de la dialéctica, cuyo principio plantea la unidad de los contrarios en constante lucha. Proponía Mao, en primer lugar, vigilar la actitud y el quehacer de cada uno de los camaradas que cometen errores, en ellos se puede encontrar al revolucionario de convicción y al que se coló dentro del movimiento revolucionario para sacar provecho.
A los camaradas de convicción se deben ayudar con buena voluntad, atendiendo al deseo de ellos de cambiar en beneficio del colectivo nacional, sin distinguir: raza, religión, o cualquier otro atributo que nos pueda diferenciar. En cuanto a los oportunistas, saboteadores, aplicar fuerza centrifuga, pues ellos no tienen remedio, a los aprovechadores hay que derribarlos, porque a ellos no los une la buena fe del revolucionario socialista, cualquier idea que el codicioso pueda tener para acercarse al revolucionario cabal, es incompatible, como es incompatible el socialismo con el imperialismo o nuestras ideas como pueblo con las ideas de la burguesía apátrida y parasitaria.
En esta coyuntura que vive nuestra patria, los objetivos del partido mayoritario de la revolución venezolana debe ser consolidar la unidad con todas las fuerzas que apoyan la revolución socialista, una unidad de hierro que sea capaz de detectar y desterrar los vicios capitalistas de los hombres que la conforman, a través de la crítica y la autocrítica. Para ello se debe activar las plenarias, en las cuales los camaradas se sometan a la crítica sana, se le induzca a aceptarla, cuando ésta es correcta y justa, y que estos, a su vez, con humildad puedan, ante el colectivo, expresar sus errores, disposición y compromiso para corregirlos. . Mao al respecto, expresaba: “En las reuniones, estimular a los participantes a expresar plenamente sus opiniones. Aclarar lo justo y lo erróneo en toda cuestión en controversia y no tolerar ni la conciliación, ni la negligencia…” (1971:pág116).
Estas tareas deben ser constantes dentro del partido mayoritario de la revolución venezolana, en cuyos militantes observo: sectarismo, dogmatismo, subjetivismo y mucha ignorancia política o inconsistencia en sus convicciones para poder resolver las contradicciones internas entre el ser y el no ser socialista. Esas contradicciones, se concretan en una posición sectaria, camaradas que no aceptan críticas, no reconocen el trabajo del otro, porque no es de su entorno inmediato y en ocasiones pasan por encima de éste para favorecer a familiares o amistades, sin considerar si cumplen con los avales políticos y la experiencia necesaria que exige tal o cual cargo. Tal forma de proceder disgrega la unidad del partido y se pierde la fe en el líder. Mao, al referirse al sectario, decía: “…ayudarles, mediante la persuasión y la educación, a superar su carencia de espíritu de partido…el fortalecimiento del espíritu de partido, pasa por observar estrictamente los principios disciplinarios del centralismo democrático, que son la subordinación de la minoría a la mayoría”. (1977: pág.: 114)
Se practica el dogma como principio, camaradas que no aceptan que alguien pueda tener ideas contrarias a sus posiciones, en cuanto al abordaje del trabajo político, o de otra naturaleza, cuando la controversia ocurre, no se discute, sino que tildan a los compañeros de contrarrevolucionarios, lo cual produce desmoralización entre los camaradas que prefieren abandonar los espacios políticos o el trabajo partidista y no ser sometidos a los escarnios de una crítica insana. Mao: “Los dogmáticos no observan…, ignoran las diferencias entre las distintas situaciones revolucionarias y por tanto no comprenden que hay diferentes métodos para resolver las contradicciones...” (1966:pag.17).
Igualmente observo subjetivismo y superficialidad en el quehacer de algunos compañeros, incluso en los que dirigen Ministerios, entre estos sobresale el Ministerio del Poder popular para la Educación. Parece que las actividades que orienta parten más de deseos para llenar ojos con cantidad, que de las posibilidades reales, que logren cambios cualitativos en la práctica cotidiana del pueblo. No se puede olvidar nunca que todos los Ministerios que conforman el Órgano Ejecutivo son importantísimos, pero sobre el MPPE recae una responsabilidad impostergable, si queremos para tiempos futuros, un ciudadano socialista, con conciencia de clase, solidario, trabajador, capaz de transformar esta patria en la gran potencia soñada por nuestros libertadores.
Con respecto al subjetivismo, y la unilateralidad en el partido, Mao manifestó: “ …De acuerdo al materialismo dialéctico, las ideas deben reflejar la realidad objetiva, ser sometida a la prueba en la práctica objetiva y demostrar que son verdad, antes de ser consideradas como tal; de lo contrario, no pueden ser consideradas como verdad…” (1977: pág.: 343); y Luego, más adelante, Mao citando a Lenin, decía: “para conocer realmente, hay que abarcarlo todo, estudiar todos sus aspectos, todas las conexiones y todas las “mediaciones”. Nunca lo lograremos por completo, pero las exigencias de multilaridad es una garantía contra los errores y la rigidez.”(1966: p 20-21).
Delvalleserpa@yahoo.es
Mao Tse Tung (1971). Obras escogidas Tomo I. Ediciones en lenguas extranjeras. Pekín. Impreso en la República Popular China.
Mao Tse Tung (1972). Obras escogidas Tomo II.
Mao Tse Tung (1977). Obras escogidas Tomo V.
Mao Tse Tung (1966). Sobre la contradicción