Desde que fue publicada en Aporrea la carta de Giordani y su repercusión dentro del chavismo y el PSUV, han venido dándose una serie de acontecimientos que simplemente muestran la crisis interna que vive el gobierno bolivariano. Al principio el presidente Maduro al igual que varios de los altos dirigentes del PSUV condenaron y descalificaron la crítica argumentada en dicha carta y las que, a partir de esta provenían de otros miembros del mismo partido e inclusive de las bases hechas públicas en Aporrea, evidentemente el único medio disponible para la crítica entre camaradas alejada de la manipulación de los medios de la derecha y la complacencia de los medios oficialistas. Ahora, el mismo Maduro ha llamado a “pasar la página” de los “dimes y diretes” y ha planteado una revisión de la conformación del gobierno y de sus ejecuciones y ha solicitado a las UBCH que propongan ideas y recomendaciones en este sentido, lo cual me parece que está muy bien.
Personalmente considero que las bases conscientes del PSUV, que como yo vivimos del trabajo diario y devengamos un sueldo cada vez más devaluado y de cada vez menor poder adquisitivo sin mencionar a los que viven sin sueldo fijo cuya situación es mucho peor, estamos cansados de tanta ineficiencia y corrupción en el manejo de los recursos económicos del país; la responsabilidad no es toda del gobierno de Maduro, aunque con él se ha agravado la situación, viene desde errores mantenidos y acrecentados durante el gobierno del Comandante Chávez y Giordani, entre otros, responsables de la política económica de entonces y aumentada con la presión interna y externa de factores económicos interesadas en sabotear el proyecto revolucionario iniciado hace 15 años, que se debe continuar, enderezar, mejorar y perfeccionar precisamente para hacer justicia social a través de la administración y distribución equitativa de la muy grande riqueza nacional basada fundamentalmente en nuestro petróleo, que durante los 40 años del puntofijismo adecocopeyano solo benefició y llenó los bolsillos de unos pocos grupos de poder en Venezuela y las trasnacionales norteamericanas.
Pero nunca habrá un proyecto político y económico viable de soberanía nacional, sea planteado desde la ideología de la izquierda, centro o derecha, si los hombres y mujeres que asumirán los distintos cargos de decisión y responsabilidad en las funciones públicas no poseen las cualidades morales y éticas que garanticen un manejo transparente de los recursos económicos y de poder que se les confiera, sea por elección popular o por designación administrativa, como evidentemente lo ha demostrado la experiencia en estos 15 años de gobierno bolivariano.
Soy pesimista en creer que el gobierno de Maduro y la dirigencia y militantes activos del PSUV y los partidos aliados en los distintos niveles de la administración pública van a poner en práctica reformas profundas al mal manejo de la economía y la praxis política realizada hasta ahora cuando muchos de ellos, por perfiles personales muy de nuestras imperfecciones humanas, no están ganados a la humildad y al desprendimiento material sino a todo lo contrario.
Por eso mi opinión es que la base progresista y consciente del PSUV, con crítica constructiva fundamentada en la reflexión objetiva de la lectura de los medios de comunicación y la experiencia del día a día y el análisis objetivo de la realidad política y económica que vivimos y padecemos actualmente, bien clara de no claudicar jamás en el proyecto de revolución para lograr la mayor suma de felicidad posible y justicia social junto con nuestros compatriotas que han venido apoyando a la opción de la MUD por no ver otra alternativa al desorden económico cada vez más grave que vive el país, así como aquellos que se han decepcionado del gobierno bolivariano, nos sumemos como venezolanos y venezolanas que amamos nuestra patria, creemos en la soberanía nacional y defendemos la independencia, así como vemos viable la justicia social sólo con la condición primera que se diseñe y ejecute un plan anticorrupción que empiece por adecentar la administración de justicia y meta presos y embargue los bienes mal habidos de los ladrones rojorojitos y demás colores de ahora y de otros tiempos; nos sumemos, insisto, en un proyecto político alternativo que tome lo mejor del plan de la patria del Comandante Chávez para sumarlo a los aportes y recomendaciones de muchos venezolanos que no han sido seguidores de la ideología de Chávez pero desean sinceramente enrumbar al país por senderos de eficiencia y progreso, en donde los primeros beneficiados sean siempre los compatriotas más necesitados.
Las riendas del poder político de Venezuela debe ser asumida por una nueva generación de ciudadanos y ciudadanas que tomen lo mejor de los aportes teóricos y prácticos de la experiencia del gobierno bolivariano así como de las propuestas de otras corrientes políticas y económicas para hacerlas converger en una realidad de vida de justicia social donde la MAYOR SUMA DE FELICIDAD POSIBLE sea la regla para todo el pueblo, pero esto requiere de una base moral y ética sólida en los nuevos dirigentes y actores políticos en todos los niveles de la administración pública, lo cual es precisamente lo más difícil de garantizar para el éxito del nuevo proyecto. Sin embargo, estoy seguro que la gran mayoría de mis compatriotas desprecian y acusan la práctica de la corrupción política y económica como medio de poder y riqueza personal, así que seguro lograremos en un futuro muy próximo unirnos en este empeño de redireccionar el proceso de transformación del Estado hacia la revolución de justicia social anhelada por el pueblo venezolano durante toda su historia de lucha y resistencia. Pero es muy difícil y lógicamente comprensible que el presidente Maduro y la parte no comprometida del PSUV así como los partidos aliados en el gobierno puedan garantizar esta transición sin presiones considerables de grupos enchufados desde hace años en la estructura de gobierno que han saboteado, desviado y estancado el proceso revolucionario tanto que vivimos en una etapa de franco retroceso en las pocas conquistas alcanzadas.
Concluyo opinando que salvar la intención de hacer la revolución de justicia social añorada toda la vida por el pueblo heroico de Venezuela que una vez fue el Ejército Libertador de todo el continente implica desmontar las estructuras de poder incrustadas en la administración pública sin reparos en compadrazgos ni lazos de ningún tipo porque si no la derecha, con todo su odio acumulado, volverá a ser gobierno y la confrontación armada seguro que será inevitable.
Los venezolanos que como yo hemos vivido en los tiempos de la 4ta república, el caracazo de 1989 en los barrios de Catia, el acoso y allanamiento de la UCV y su dirigencia progresista de los noventa, las rebeliones militares del 92 y estamos conscientes de la historia de resistencia contra la explotación del país desde Gómez hasta los adecocopeyanos del puntofijismo, no necesitamos militar en ningún partido político para trabajar por igual desde nuestro espacio laboral y de vida por aportar al progreso y bienestar de nuestro país. Por eso, considero que el proyecto de revolución en el gobierno para lograr una sociedad de justicia social debe estar por encima de la existencia de partidos políticos pequeños o grandes y debe reunir en su dirigencia y ejecución en todos los niveles a los y las compatriotas de mayor transparencia y solidez ética y moral en el uso del poder político y los recursos económicos de la nación.
Cuando Chávez llamó a formar el PSUV su idea original era fundir todos los partidos políticos de tendencia izquierdista y nacionalista en uno sólo, pero no fue posible y las reglas de la democracia representativa y poco participativa exige la existencia de dicho partido político para entrar al juego por el poder político; entonces, retomando esa idea inicial de Chávez y ampliándola a todas las tendencias ideológicas y políticas comprometidas con el ideal de justicia social, progreso e independencia nacional, PROPONGO que el PSUV escoja, a través de una revisión transparente y objetiva sus mejores cuadros y llame a lo mejor de los cuadros de los demás partidos aliados, independientes, así como a los y las compatriotas que, aunque hayan militado o militen en partidos de la MUD, reúnan condiciones éticas, morales y profesionales para formar parte de un gobierno de unidad nacional en todos los niveles y corregir el rumbo del país hacia la estabilidad económica, a través de la lucha real contra la corrupción, del control y disminución urgente de la inflación desbordada y la recuperación del poder adquisitivo de la moneda nacional fundamentada en la gran riqueza petrolera que poseemos y que no justifica la pobreza cada vez más creciente del trabajador y trabajadora venezolana.
Seamos como el Mariscal Sucre, desinteresados en el mando pero siempre firmes en la idea de libertad con justicia, crítico con el mismísimo Libertador pero compañeros fieles en la lucha por la verdadera independencia: somos hijos de Venezuela, compatriotas de Hugo Chávez y herederos de las luchas por la libertad, más nada!!!
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