Previó a la presentación de la idea que deseo resaltar, conviene precisar que no hay una especie de receta que nos garantice una transición hacia la igualdad y felicidad suprema. Hay con toda seguridad una puja, movida por intereses de actores internos y externos al proyecto. Internamente hay grupos con sus respectivas visiones y sabemos de todos los movimientos que vienen realizando la oposición y los grupos económicos para desbaratar la esperanza.
Desde 1998 ha existido más o menos claridad teórica respecto a las condiciones y fundamentos del proyecto. Hay documentos escritos que así lo precisan. Imaginémonos un proyecto de una gran obra de infraestructura con sus variables y dimensiones específicas, pero si en su ejecución (por alguna circunstancia) se van alterando algunas variables y dimensiones; el proyecto se va transformando en una cosa distinta a los que idealmente se pensó.
Lo que se vive y confronta hoy, no es un asunto que surgió a raíz de la ausencia de Chávez y la llegada a la presidencia del camarada Nicolás Maduro. Es asunto que ha venido acumulando tensiones por alteración interna de variables y dimensiones del proyecto. A esto le agregamos, las decisiones de los grupos económicos. Hemos estado viendo el asunto, sólo desde el proceso de desestabilización organizado por los grupos económicos y la MUD, pero al fin de cuentan, pesan más las situaciones (debilidades) internas.
Tal vez pensamos por ejemplo, que lo fundamental era una ley de tierra e iniciar un proceso de golpear al latifundio. Tal vez, esto lo vimos con un fin y no como un medio. Expropiamos y golpeamos al latifundio, pero eso no produjo un cambio automático en la dependencia alimentaria. Tal vez; la idea fue “superar” la pobreza a través de una mejor distribución de la renta, pero dejamos a un lado que esa mejor distribución produciría un incremento en la demanda de ciertos bienes y servicios y los grupos económicos ahora no agarran en la bajadita”. Tal vez la supuesta o real escasez, ha sido una gran oportunidad para los grupos económicos.
Expropiamos latifundios como un fin y dejamos sin control un “latifundio” de mejores y mayores oportunidades. En el proyecto, no consideramos con extrema seguridad el manejo de las divisas y esto ha sido mucho más beneficios para el capital que los posibles golpes que le dimos al capitalismo expropiando tierras que tal vez hoy estén igual de improductivas porque hay divisas y hay trampas para hacer negocios con las divisas y las importaciones.
El Presidente Nicolás anunció un sacudón. Antes habíamos oído de una revisión y luego de otra revisión (una R primero y otra al cuadrado después). Recientemente, el camarada Nicolás Maduro anuncio que los ministros había puesto su cargo a la orden y pensándolo bien; uno debe preguntarse: ¿Es cosa de ministros? ¿Es cosa de grupo que han venido imponiendo sus condiciones por sobre la condiciones establecidas inicialmente en el proyecto?
Pudiera ser cosa de ministros, porque casi todos tienen su tiempo moviéndose de un lugar a otro. Si es un asunto de ministros, es entonces un asunto de grupo que negocian posiciones burocráticas y dejan las dimensiones y variables del proyecto a la deriva. Hay un pésimo manejo de medios y fines y todo esto ha permitido darle una doble oportunidad a los grupos económicos: No hay bienes y servicios básicos, pero han tenido y manejado más de 150 mil millones de dólares para sacarlo al exterior. Mejor que eso para los capitalistas, imposible. Un buen negocio para ellos a costa del proyecto
Existen una incompatibilidad entre grupos que negocian e intercambian posiciones burocráticas y dejan las variables y dimensiones del proyecto sin control.