La Revolución Socialista Bolivariana acomete su curva de aprendizaje y crecimiento, en ese proceso, muchas son las enseñanzas propias, como las que nos da a conocer también el Imperio cuando nos demuestra de lo que son capaces de hacer para que retrograde el proceso histórico que germina en Venezuela cuyo contenido es nacional pero el carácter es continental, mundial pues, por su dimensión y trascendencia.
No está en juego nada sencillo; es apetecible para cualquier Imperio o potencia, usurpar, atentar contra la tierra de Simón Bolívar por ser ésta asiento de portentosas reservas petrolíferas y gasíferas, así como de los más diversos y variados recursos minerales, botánicos, fauna, flora y así por el estilo.
Revertir el grosero y despiadado usufructo imperial - oligarca de la renta petrolera es el kit del asunto, es la contradicción Capital - Trabajo y no debemos perder de vista otra vital contradicción, que fue la esencia generatriz, para la otra contradicción: Imperio – Nación.
Sin embargo, proceder a impulsar el proceso socialista bolivariano en nuestra patria genera contradicciones que en el marco de un proceso revolucionario son opinables pero sólo la prudencia, la pertinencia y el sentido de la oportunidad, la mutua comprensión y la abnegación será la guía para aportar y sumar para éste inédito y complejo proceso que con todos los defectos que posea, el pasado no es superior, ya el quiebre de la distribución de la renta es un significativo y estructural avance, no obstante, hay que ser realista, estar despierto y no alucinando con lo perfecto porque no todo está hecho y mucho está por hacer y se ha avanzado hasta donde se ha podido avanzar.
Ahora bien, es preferible equivocarse con el pueblo que tener la razón y estar aislado del pueblo; ser solitario vanguardista guarda similitud con el proceder político, meritócrata, de la ultraderecha, cuyo axioma así lo hacen saber en sus documentos, palabras más palabras menos: “el propósito es salir de Maduro y luego nos encargamos del pueblo que es más fácil ya que eso se ocupará la Fuerza Armada y los cuerpos policiales que pasaran a nuestras órdenes”.
La Revolución Socialista Bolivariana no es un asunto al margen del acontecer internacional, al margen de sus contradicciones y aconteceres, el Comandante Hugo Chávez Frías asumió con visión estratégica el hecho que Venezuela sea un país petrolero y fundador de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), comprendió e insertó en la Geopolítica, en la Geoeconomía a la naciente revolución y el acierto ha sido tal que debido al petróleo se acometen políticas nacionales de justicia social y en el ámbito internacional, las naciones, sus gobernantes y sus pueblos, tienden a autoreconocerse, a autoliderarse, autoadministrarse y a autodirigirse paulatinamente de manera sostenida.
Mientras el Imperio norteamericano y sus aliados internacionales se articulan y planean a través de la guerra apropiarse de las riquezas minero petroleras de los pueblos del mundo, estos invocan a la PAZ, llamar a la paz, devela y desnuda la esencia imperial cuya razón de ser es la Guerra para retrogradar a los pueblos a unas condiciones de vida precedentes a la edad de piedra.
Sobre la PRODUCCIÓN, denunciaba el Comandante en Jefe y Presidente Constitucional, Nicolás Maduro, que en reunión de sectores apátridas en la Embajada de EE.UU., Gustavo Roosen, se ufanaba risueño que ya le habían inyectado Hepatitis C al sistema económico venezolano. Roosen no ha desmentido lo afirmado por el Presidente venezolano.
Y decíamos en párrafos iniciales que la Revolución Socialista Bolivariana está en un proceso de aprendizaje porque está obligada a realizar el Mapa de las Mercancías, el Mapa de la Producción, de la Distribución y Consumo y con una apreciación tecnopolítica y con una valoración de gobierno electrónico monitorear y satisfacer la mayor suma de felicidad en la sociedad.
El texto constitucional consagra y no hay que tener temor de interactuar, interrelacionarse y generar una interacción con los sectores privados de la producción pero donde la rectoría la tenga indubitable e indelegable el Estado con la existencia de mecanismos de transparencia, honestidad, precisos controles a través de las instituciones del ramo cuyo talento humano interno tenga la probidad, el compromiso y la conciencia patria.
Vale renglón independiente resaltar, que la mayoría de la sociedad venezolana está compuesta por personas honestas, porque si se resta, queda es una minoría, hábil, trepadora, oportunista y susceptible a caer en tentación donde la oligarquía “por unas cuantas monedas” los y las pone a jugar a su servicio y desclasa a quien se quiera pervertir pero luego los desecha. Lo que no hay que ser es ingenuo, los y las empresarias no pueden trabajar a perdida pero en sus manos no está delinear la política económica, ni tiene porque aceptarse la conformación de monopolios, ni las ganancias exorbitantes tal como lo plantea el texto constitucional, es el Estado quien con una estructura fuerte, tribunales y leyes exhaustivas cuya severidad estén acordes con quien se atreviere a sobrepasar la línea límite de lo legal y jurisprudencial.
No hay que desconocer que los sectores productivos privados han acumulado experiencias productivas y están en los enclaves más sensitivos de la producción en Venezuela, de nuestra parte hay que ser autocrítico porque a pesar de los reiterados llamados, escritos y preocupaciones del Comandante Chávez y de Nicolás Maduro, es motivar, sensibilizar, incentivar a crear y desarrollar instancias agroindustrial propias con carácter estratégico, lo cual urge -y digo ya a nivel personal- redireccionar el sistema educativo tanto a nivel medio, técnico superiores y a nivel universitario para no caer en lo inmediato como fruta madura a las fauces productivas oligarcas, a los cuales es normal tratarlos pero no olvidarnos de la desconfianza y de los contrapuestos intereses particulares de quienes estamos enfrentados, tanto los de ellos y los intereses nuestros como revolucionarias y revolucionarios y de cumplir el sagrado juramento con el pueblo.
En lo relativo con la DEMOCRACIA, ya no es el debate entre personalidades, o instancias de gobierno con su contraparte en la oposición, ahora todos los debates hay que llevarlos al seno del pueblo cumpliendo con objetivos predeterminados y con pedagogía política, para que Venezuela sea un aula abierta, donde uno de los propósitos confesos, es aprender con el pueblo a gobernar para que en un tiempo perentorio, el pueblo asuma la direccionalidad de las instancias y vaya transversalizando y permeando del carácter de clase emergente en ascenso la conducción del Estado, del Gobierno, del Partido y de la Revolución, ya no es sólo el hecho de ser joven –lo que aplaudimos- es el compromiso revolucionario y de clase; de contraposición, vemos en la oposición oligarcas a las mismas personas, a los mismos rostros de décadas atrás, con sus mismas y nuevas malas mañas pero con los mismos intereses históricos burgueses proimperialistas.
En conclusión: muchas son las tareas por acometer, otras por completar y otras por inoperantes y anacrónicas hay que desechar pero esta es nuestra Revolución y hay que aprovechar y hacer lo más posible por consolidar la Revolución Socialista Bolivariana, otra oportunidad histórica nunca más tendremos y, menos, nos la dará el Imperio y la Oligarquía apátrida.
Estamos conscientes que en este proceso es un desorden creador, que hay sus oportunistas, sus aventureros, sus infiltrados, donde paulatinamente cada quien está ocupando su papel, pero lo que enaltece es que el pueblo después del inesperado fallecimiento del Gigante va tomando su cauce, otros lo retoman, lo cierto es que la historia va colocando un cedazo, unos se quedaran, otros serán centrifugados porque no logran descifrar las claves del momento histórico y que no es una invitación al silencio cómplice pero tampoco salir desgreñado de que nada sirve, porque mire atrás, venimos de un otoño ideológico de amplios sectores contestatarios y de izquierda de Venezuela y que el Comandante Chávez con su visión estratégica hizo reverdecer la esperanza por eso que no falta razón cuando se afirma que quien desea que fallezca la Revolución Socialista Bolivariana dentro y fuera de Venezuela, se seca.