Nos quedamos con los crespos hechos dice un refrán, así nos sucedió
a los que esperábamos de verdad un sacudón de forma y de fondo, un
profundo sacudón. Este sacudón no fue más que un tembleque, un
majarete, nuevos enroques, (craso error tantas veces cometido) un más
de lo visto. Las mismas caras, gastadas y cansadas de tanto aparecer
en los medios, (salvo muy contadas excepciones).
Para sacudirnos esta crisis socio económica y política de colas,
escasez, inflación contrabando, delincuencia, corrupción precios de
usura, y largos etcéteras, se necesitaba un buen sacudón, y no como
este anunciado por el señor presidente la noche de este martes, sino
un sacudón de verdad, que llegase a grado siete en la escala esa en
que se miden los sacudones la de Richter.
Nuevamente se enroscaron las mismas caras, los mismos rostros ya
gastados, los mismos ademanes, las mismas palabras escuchadas y dichas
tantas veces en estas ocasiones, durante la vida del comandante
Chávez. Pero Chávez era Chávez, tenía un carisma especial y un alto
poder de convencimiento de las masas.
El famoso anunciado sacudón, se quedo e un tembleque, en otro tu
vienes paca y tu pasas pa ya, pero nada realmente sustancioso,
esperanzador, jugoso para que el pueblo pueda tener esperanzas ciertas
de que cambie esta mala racha que llevamos, y veamos la luz, al final
del túnel, para eso era este sacudón supongo yo.
No se anunció nada profundo, todo fue un bla, bla, bla, superficial
de maquillaje, ni de cambiar viejas estructuras, llenas de vicios que
nos acogotan entre burócratas y corruptos. No se inyectó esperanza
alguna de un cambio, un golpe verdadero de timón en la dirección de
este proceso.
¿Será este sacudón un giró hacia una social democracia al buen estilo
adeco del cuarenta y ocho?
Quizá, tal vez, puede ser.
No sabemos o será un intento de retomar la senda del árbol de las tres
raíces, del que por cierto ya nadie habla.
No sabemos.
Quizá sea sólo un nuevo sainete al mejor estilo reformista.
Sin duda pudimos apreciar entre los anuncios hechos por el señor
presidente, caras tristes y rostros sonrientes rebosantes de alegría.
No queda más que desearle a los nuevos ministros y funcionarios tanto
a los enroscados, como a los nuevos, nuevos que lo hagan bien, que
tengan en memoria a nuestro comandante y que en verdad escuchen al
pueblo todo. Por el bien de todos y de la patria.
Buena suerte señores ministros, ciudadanos funcionarios.
Por ahora, no les queda más que cumplir con su pueblo.
El Sacudón (por ahora, se quedó en un tembleque).