La política en el país se puso interesante desde la aparición de Chávez en el país, pero junto a ella surgió un arma muy poderosa como es el miedo. Recuerdo cuando Chávez en su primera campaña electoral a la presidencia toda la guerra sucia que se hizo en su contra, el argumento a meter miedo fue lo del comunismo y la dictadura; yo apenas sin conocer mucho al Presidente ya era cuestionado solo porque decía que apoyaría con mi voto a este líder, casi me cuesta mi trabajo, pero gracias a Dios pudo más la sindéresis que el pánico.
Chávez gana las elecciones y parecía que todo el país estaba con él; pero la campaña continúo y después que la oligarquía se convenció que con este nuevo presidente ya no sería los mismo, eso de pactos y prebendas, se inició una segunda etapa de guerra sucia, la activación de los laboratorios del miedo.
Recuerdo mucho de las cuñas en contra de la Constituyente, después el paro petrolero, las guarimbas, la masacre en Altamira y el golpe de Estado. Vi marchar gente de los sectores urbanos de Clase media y personas de sectores populares envenenados defendiendo a sus verdugos y amos de la política. Una noche fui víctima de esos miedos que me echaron con mi hijita en brazos a la calle por defender la revolución.
Vi el miedo en ciertas urbanizaciones del Este, allí en los comentarios, la creencia nefasta de que las hordas chavistas invadiría sus casas, todo un miedo inoculado a través de los laboratorios mediáticos. Y así he visto el miedo político en la oposición. Hoy esos laboratorios del miedo es más sofisticado usando las redes sociales, los teléfonos celulares, victimizando a los líderes de la oposición cuando los muertos y asesinados son los de nuestro lado.
Un miedo inoculado tan terrible con efectos devastadores que ha segado la vida de personas inocentes, la mayoría del chavismo; asesinados y heridos. Miedo que como una daga penetra en las conciencias de personas indefensas que no entienden a plenitud la política y mucho menos lo ideológico. Un miedo que se extendió a las filas revolucionarias creando inseguridad con respecto a la adquisición de productos alimenticios y de primera necesidad.
Esos miedos que crean inseguridad, que te paraliza, que te desmotiva y hasta llega a poner en contra del mismo proceso. Son los laboratorios de guerra psicológica permanente. Hoy ha entrado a una nueva fase como es el paramilitarismo; paracos penetrando colectivos, consejos comunales y sectores tanto populares como los de la Clase media para confundir, des motivar, poner a pelear a unos contra los otros.
Para enfrentar estos miedos la información y el conocimiento de las cosas son muy necesarios. Leer, informarse bien, ir más allá de los mensajitos de twitter o de las redes sociales, sino saber discernir, saber escuchar, dedicar un porcentaje de tiempo a conocer las cosas desde sus raíces, tener fe y sobre todo elevar el autoestima.
Esta guerra psicológica se puede vencer porque es un arma tan poderosa que ha llevado al Oriente Medio a guerras interminables, destrucción de pueblos, aniquilamiento de cientos de miles de personas. Una guerra que tiene disociado a grandes sectores de la oposición, una guerra bien calculada que ha mantenido por décadas sumiso al Pueblo norteamericano quienes salen a elegir hombres y mujeres perversos que nos les interesa el bien del pueblo sino de sus corporaciones.
Todo dependerá de cada uno de nosotros si seguimos creyendo en la política del terror o de verdad afrontamos esa campaña de mentiras, confusión y terror que perturba la paz de cientos de ciudadanos en el país. Cuando veo a los voceros de la oposición, dentro y fuera del país, notó su maldad, la manipulación y la mentira, Jesucristo tenía mucha razón cuando dijo: "El amor al dinero es la raíz de todos los males" y estos seres con ese amor al dinero y al poder hacen cualquier cosa para llegar a él, es triste y lamentable.