Sobre arrecheras y pataletas (de los chavistas)

Chávez, nuestro amado Chávez, debe estar revolcándose en su tumba del Cuartel de la Montaña. La “democracia participativa y protagónica”, por la cual luchó duramente junto a todos nosotros, se ha ido convirtiendo, para algunos, en un fangoso pantano donde prevalece la confusión ideológica, el desespero propio de mentes inmaduras y el inmediatismo.

Hay que recordar lo que dijo Oscar Schemel hace apenas unas horas: hay una guerra psico-social, engendrada en laboratorios de manipulación psicológicas, la cual intenta “caotizar” y “neurotizar” la sociedad venezolana. Y los chavistas no escapan de esa situación; y constituyen, de hecho, el blanco principal y predilecto de esta arremetida comunicacional.

“El pueblo al poder” no es sólo una consigna, es una norma de vida por la cual aceptamos asumir directamente y con todas sus responsabilidades el ejercicio de lo público, estemos o no estemos investidos de autoridad, estemos o no estemos en el gobierno, nuestro gobierno ¿Que hay ineficiencia o negligencia en determinados entes y oficinas del Estado? Si. Y por las propias leyes que hemos impulsado para proteger el trabajo, se hace cuesta arriba despedir a los quintacolumnas, los infiltrados y los saboteadores de todo pelaje ¿Que se me subió la bilirrubina cuando tuve que hacer cola por leche en polvo, un trámite burocrático o cobrar la pensión en el banco, y unos ineptos (e ineptas) ralentizaron el proceso? A todos nos puede pasar, pero eso no nos autoriza, como revolucionarios, donde se supone hemos desarrollado altos niveles de conciencia política; a perder los papeles, entrar en histeria e inducir en otros angustia, desespero y pérdida de fe en la revolución bolivariana. Por supuesto, está demás decirlo, porque es contrario al espíritu irreverente del chavismo, que eso no significa decirle amén a todo.

Cuando veas algún chavista perdiendo los estribos, aullando improperios, denostando de la vida, estamos probablemente ante la presencia de una especie de “disociación psicótica reversa” (JCVF dixit): No han interiorizado la pérdida del padre (Chávez) y no han asumido que sobre sus hombros (no sólo sobre los de Chávez, Maduro o Diosdado) está el destino de la patria. Quisieran deshacerse de esa dura carga proyectando sobre los demás sus limitaciones, miedos y fobias, tratando de construir un parapeto intelectual que los separe artificialmente de los (supuestos) desaciertos del gobierno, pero no lo suficientemente fuertes como para se les vea como traidores al chavismo.

Hablemos con esos compas. Seamos solidarios con sus sentimientos, aunque sean confusos y estén momentáneamente confundidos. No es con recriminaciones cómo se logra la unidad. Pero, también, es necesario una generosa dosis de claridad intelectual e ideológica para neutralizar el derrotismo y la desesperanza.

Las crisis engendran soluciones o tumbas. Las crisis poseen el poder de fortalecer o destruir el espíritu. Es bueno releer de cuando en cuando a Nietzsche (Ecce Homo): “...un hombre bien constituido beneficia a nuestros sentidos, en que está tallado de una madera que es, a la vez, dura, suave y olorosa....Adivina remedios curativos contra los daños, saca ventaja de sus contrariedades; lo que no le mata le hace más fuerte".

Lo que no le mata le hace más fuerte !coño, sólo Chávez lo hubiese podido decir mejor!

 

juanvillegas.febres@gmail.com



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Juan Carlos Villegas F.


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