Parece ser que el gobierno, después de tantos desengaños, entendió finalmente lo dañino que es el maridaje con la burguesía, declaran que no habrá más dólares para fedecámaras. Bienvenida la rectificación, ojalá no se quede en el verbo.
Romper con la burguesía no es como romper una amistad, no puede ser como una querella entre vecinos que después, en el primer cumpleaños, se dan un abrazo. Tiene que ser una sustitución del modelo socialdemócrata, un cambio de objetivo, retomar el camino de Chávez, de Zamora: ¡Horror a las oligarquías! Ir, y esto es muy importante, contra la lógica del capital, se trata de cumplir, de verdad verdad, el Plan de la Patria. Podemos decir que se trata de una verdadera Revolución en la Revolución. De no ser así, todo quedaría en una vocinglería más, en una declaración de guerra bufa.
Ahora es necesario reparar los profundos daños producidos por transitar caminos extraviados. Veamos.
Hay un inmenso daño material. Los dólares fluyeron a los bolsillos de los oligarcas, los tradicionales y los nuevos; se cuentan por miles de millones de dólares las apropiaciones de la burguesía. Estos daños habrá que repararlos, quizá investigando la renta presunta, quizá la vía judicial, confiscación de bienes, de todo habrá que hacer. Sin embargo, el mayor daño que el maridaje con la burguesía hizo a la sociedad y a la Revolución no fue este material, la gran herida de la nación reside en el alma. En el espíritu de la sociedad se afirmó la conciencia egoísta, el lucro individual como bandera, se perdió la conciencia del deber social, la relación amorosa. Y esa herida no se cura sin cambiar al modelo socialdemócrata.
La alianza con la burguesía no fue, no es algo circunstancial, que el gobierno se la encontró en una esquina y la invitó a tomarse un cafecito, no fue así; se trató, se trata, de desarrollar un modelo que fue expuesto claramente por voceros del gobierno y que podemos resumir así: "elevar las fuerzas productivas con ayuda de la burguesía, crear riqueza para poder repartirla". Lo anterior fue la justificación teórica de la alianza y del abandono del Socialismo. Fueron muchos los altos voceros oficiales que expusieron las bondades de la alianza, hasta ayer nada más decían que "sin la burguesía no se puede construir nada". En ellos queda si se hacen una autocrítica que los eleve, es su decisión, si alguien quiere recoger las ofensas sufridas por decir que la alianza era un disparate.
¿Cómo reparar los daños causados?
Hay que cambiar radicalmente el esquema, no podemos seguir con el clientelismo, pensar que podemos crear conciencia a partir de la riqueza, hay que cambiar a "crear riqueza con la conciencia". Ya tenemos el principio fundamental de la rectificación: lo principal es la conciencia, es allí donde deben desembocar todos los esfuerzos. Es allí que emergen todos los problemas, allí se pierde o se gana la Revolución. Sería un error pretender mantener la lógica del capital, su consumismo, su ética pero ahora sin la burguesía; entonces, necesariamente, saldría una nueva casta, una nomenclatura, una oligarquía obrera. Sería un error, más que un error, una estafa, insistir en la equivocación de la pequeña burguesía de pretender hacer la Revolución sin sustituir las relaciones capitalistas, a lo sumo rasguñar a los capitalistas, y ese truco presentarlo como Socialismo.