Maduro pide misión imposible

Las recomendaciones del presidente obrero Nicolás Maduro, para el transparente desarrollo del proceso electoral interno del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) para la postulación de candidatos a la Asamblea Nacional, puede que estén llenas de buenas intenciones y con el ferviente deseo porque sean acatadas, pero en esta República Bolivariana de Venezuela, donde todavía persisten las raíces políticas de la IV República, es muy cuesta arriba, evitar el tráfico de influencia y la fuerza del poder en los procesos que debieran ser de libre elección pero que generalmente son contaminados por aquella vieja expresión heredada del  bipartidismo: "son lineamientos de arriba y su cumplimiento es obligatorio".

El presidente Maduro ha llamado a gobernadores y alcaldes a no imponer candidatos, en el proceso electoral interno para la designación de quienes irán a optar por un escaño en la Asamblea Nacional en la próxima contienda comicial prevista para finales de año, cuando será renovado el actual parlamento que para la revolución bolivariana es indispensable obtener la mayoría, para evitar el golpe de estado parlamentario, que desde la oposición vienen planificando desde que hijo de Chávez asumió la presidencia de la república y de la cual no han podido sacarle por la vía violenta que lo han intentado de manera reiterada, pero han fracasado por la ausencia de calor de pueblo en sus macabros planes.

Lo cierto es que serán bien pocos los gobernantes regionales y locales que se abstengan de apadrinar a sus preferidos, en muchos casos no precisamente por el liderazgo o la capacidad de ejecutoria sino por la sumisión y posiciones genuflexas frente al protector. Duélanos o no, bueno es reconocer que buena parte de "camaradas", que están en el poder, todavía no se han sacado el adequito o el copeyanito, que llevan en los más profundo de su corazoncito, aunque estén forrados en rojo rojito, siempre les viene a la mente la tentación del "maletín" y de la presión para lograr sus aspiraciones individuales.

No se trata de una especulación al voleo, sino que esta honesta reflexión la esbozamos, porque a nuestros oídos llegó el ruido que hubo en las postulaciones  hechas a través de las UBCH, donde surgieron las voces de rebeldía, "aquí están imponiendo a fulana o a fulano, pero yo no voy a seguir línea aunque me sancionen". O en tal sector se cayó la recomendada o el recomendado por línea de arriba. No cogió pizarra, la gente se fue por el candidato de la zona. Si esto ocurrió en las UBCH, sería ingenuo descartarlo en las primarias. Se trata de una vieja cultura aprendida durante 40 años de las trampas del bipartidismo, que es difícil borrar de un solo plumazo, hace falta que corra mucha agua bajo los puentes, para que el cauce se depure y fluya por el limpio lecho la cristalina corriente de la revolución armada de conciencia y honestidad, necesaria para la creación de la nueva república, de la nueva mujer y del hombre nuevo, componentes fundamentales para la construcción del socialismo.

Es lo mismo que exigir a los parlamentarios electos, que no se hagan lugareños de la capital y turistas en sus estados de origen, porque es como pedirle peras al olmo. En buena parte de los casos cuando elegimos a un diputado nacional, perdemos un vecino, porque se muda a Caracas y de allí viene esporádicamente a visitar a la familia, pero el trabajo por la región pasa al olvido, porque nos falta mucho trecho por recorrer en la formación y consolidación de la conciencia revolucionaria. Por eso , con el temor de que nos llamen aguafiestas y hasta escuálidos, alertamos ojalá fuese posible lo que quieren los revolucionarios de a píe y el presidente obrero, pero las experiencias añejas y recientes nos llevan a exclamar: Maduro pide misión imposible.



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Cástor Díaz

Periodista CNP 2414

 cd2620@gmail.com

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