Venezuela: El lumpen en las cumbres de la sociedad burguesa

Domingo en la tarde. Me encuentro conduciendo un vehículo, acompañado por dos compañeros, de regreso a Caracas desde una ciudad del interior del país, uno de los núcleos más importantes de la Clase Obrera venezolana, donde habíamos desarrollado un trabajo de formación política.

Enseguida, como es inevitable en estos casos, se abrió el debate. Esta vez, la discusión se centró en el tema de los altos funcionarios del Estado y el proceso de acumulación de Capital que protagonizaron en los últimos años.

"¿Cómo hicieron para acumular tal magnitud de Capital?" – preguntó uno de los compañeros, quien iba sentado en la parte trasera del vehículo.

Decidí tomar la palabra y responderle:

Eso se remonta varios años atrás – le dije.

Cuando la clase obrera venezolana derrotó el sabotaje petrolero y Chávez toma el control de la renta petrolera habían dos opciones: Administrarla colectivamente (junto a la clase obrera) o administrarla discrecionalmente (a través del aparato burgués del Estado). Está claro que Chávez se decantó por la segunda opción. No sólo esto, sino que decidió compartir la renta con la burguesía. Al entregar divisas para la importación sin nacionalizar el comercio exterior se legitimaba el patrón mafioso de acumulación a partir de las importaciones.

Vale destacar que en la fuga de capitales (robo) de aproximadamente 259 mil millones de $ que experimentó el país durante el periodo 1999-2013 (denunciado valientemente por los compañeros de Marea Socialista, Manuel Sutherland, entre otros) fueron utilizados fundamentalmente los mecanismos de sobreimportación, sobrefacturación e importación de conteiners vacíos.

Evidentemente, esto no hubiera sido posible sin la complicidad de importantes sectores de quienes dirigen el Estado. Se configuraron entonces, como en cualquier proceso de acumulación de Capital, grupos económicos de poder, los cuales necesitan hacer crecer sus capitales para evitar su extinción.

Al palpar las evidentes diferencias de quienes dirigen el Estado, es erróneo imaginar que esto se debe a que uno le ganó una partida de dominó al otro la noche anterior, que lo que pasa es que uno es civil y otro militar, o simplemente que uno está molesto porque no lo eligieron a él, sino al otro. No, se trata de competidores de un proceso de acumulación de Capital según el cual sobrevive quien capte una porción mayor de la renta. El nivel de acumulación fue tal que sus capitales igualan o superan al de familias burguesas venezolanas (Machado, Vollmer, Boulton, Mendoza, Cisneros) que tienen décadas y hasta siglos acumulando.

"¿Cómo fue posible esa acumulación tan voraz?"- preguntó el mismo compañero, con un gesto de dolor en el rostro.

El otro camarada, quien se encontraba en el asiento del copiloto, responde con profunda decepción: "Es el lumpenproletariado en las cumbres de la sociedad burguesa".

"¿A qué te refieres?"- pregunté, mientras pasábamos por una alcabala en la que los militares paraban a cuanto camión veían.

Nos parafraseó un fragmento del texto de Carlos Marx, La Lucha de Clases en Francia 1848-1850, que cita en sus originales de la siguiente manera:

"Mientras la aristocracia financiera hacía las leyes, regentaba la administración del Estado, disponía de todos los poderes públicos organizados y dominaba a la opinión pública mediante la situación de hecho y mediante la prensa, se repetía en todas las esferas, desde la corte hasta el café borgne (cafetín de mala muerte), la misma prostitución, el mismo fraude descarado, el mismo afán por enriquecerse, no mediante la producción, sino mediante el escamoteo de la riqueza ajena ya creada. Y señaladamente en las cumbres de la sociedad burguesa se propagó el desenfreno por la satisfacción de los apetitos más malsanos y desordenados, que a cada paso chocaban con las mismas leyes de la burguesía; desenfreno en el que, por ley natural, va a buscar su satisfacción la riqueza procedente del juego, desenfreno por el que el placer se convierte en crápula y en el que confluyen el dinero, el lodo y la sangre. La aristocracia financiera, lo mismo en sus métodos de adquisición, que en sus placeres, no es más que el renacimiento del lumpemproletariado en las cumbres de la sociedad burguesa".

"¡Ese lumpen es cómplice de la crisis que hoy vive nuestro pueblo!" - gritó desaforadamente el camarada. Efectivamente me pareció acertada la categoría utilizada para describir a quienes hoy roban del erario público la riqueza que pertenece al pueblo venezolano. No es correcto llamarlos boliburguesía, porque lo que se roban es una riqueza ya creada. Jorge Giordani, quien los conoce en sus entrañas, los describió correctamente: "Aquí ni siquiera son burócratas, porque ni siquiera sacan cuentas. Lo que están es en la miel del poder".

"¡Con esos dirigentes es imposible profundizar la Revolución!"- exclamó el compañero que inició el diálogo. En esta última expresión coincidimos los tres dialogantes. Quienes hoy dirigen el Estado son incapaces de alcanzar la hegemonía (esto también es mencionado por Giordani). En eso hay que diferenciarlos radicalmente de Chávez, quien si bien no era Lenin, fue capaz de distribuir dos tercios del ingreso petrolero entre la población venezolana.

Llegamos a Caracas y, al despedirnos, no quedó en nosotros una sensación de desmoralización sino de ganas de luchar. Entendimos que esa hermosa consigna "Sólo el pueblo salva al pueblo" está hoy más vigente que nunca. Ese pueblo debe estar dirigido por una vanguardia de jóvenes obreros, los únicos capaces de cambiar el modelo de acumulación que predomina en Venezuela. No debemos caer en vanguardismos ni en tacticismos, debemos declararnos en un proceso de acumulación de fuerzas que al finalizar haga posible la verdadera Revolución Socialista en Venezuela.

simondomingotenorio@gmail.com



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Simón Domingo Tenorio


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