Hemos señalado en varias oportunidades que la situación que enfrenta la Clase Obrera es terrible y se va a poner peor. Si en algo coinciden los diferentes sectores del capital es que deben aplicar cuando antes una serie de ajustes al sistema que permitan destrancar el proceso de acumulación de capital en Venezuela. Aun cuando está claro que es una crisis de su autoría (algunos investigadores estiman una fuga de capitales de 300.000 millones de dólares aproximadamente en el periodo 1999-2015), los capitalistas pretenden hacer pagar la crisis a la Clase Obrera.
Cuando hablamos de Clase Obrera nos referimos a la mayoritaria masa de seres humanos que están subordinados a la burguesía dueña de los medios de producción, los cuales son portadores de fuerza de trabajo que directa o indirectamente genera la plusvalía que asegura la reproducción del capital.
Ahora bien, para que todo proceso de acumulación de capital pueda desarrollarse, el capitalismo obliga a la existencia de una sobrepoblación relativa que, aunque no genera plusvalía en una fábrica (como la población obrera ocupada), le es necesaria al capital en su conjunto para reproducirse en forma ampliada. Aquí incluimos a los obreros del comercio, de los bancos, a los empleados públicos, a los desocupados, entre otros. Todos ellos forman parte de la población obrera sobrante, es decir, son parte de la Clase Obrera.
Lo anterior lo hacemos explicito para combatir afirmaciones que señalan que la Clase Obrera venezolana es una pequeña fracción de la población y que, por tanto, no es esta quien va a pagar la crisis económica que el sistema está atravesando sino los llamados “sectores populares”. Como acabamos de explicar, lo que algunos sectores (evidentemente no marxistas) caracterizan como “pueblo” es lo que en términos marxistas ubicamos dentro de la categoría de población obrera sobrante. ¿Por qué simplemente no complacerlos y llamarlo “pueblo”? Porque la categoría marxista de sobrepoblación relativa deja clara la relación de explotación a la que está sometida esta parte de la población, en unas relaciones sociales que determinan el modo de producción que gobierna la sociedad actual. Ese método de analizar y transformar la realidad fue el gran legado que Carlos Marx dejó al proletariado mundial.
La estructura económica venezolana fundamentalmente dependiente de la renta del suelo petrolero hace que la mayoría de la población venezolana forme parte de la sobrepoblación relativa. En el caso venezolano una parte importante es beneficiada directa o indirectamente de la renta. Para muestra, un botón: durante la bonanza petrolera 2001-2008 el empleo asalariado en el sector público subió desde un 26% a un 34%. Los investigadores De Luca, Seiffer y Kornblihtt (2012) demuestran como el chavismo utilizó el mecanismo del gasto social producto de los altos precios del petróleo para consolidar la población obrera sobrante.
Con la caída de los precios petroleros, toda esa importante proporción de obreros pertenecientes a la sobrepoblación relativa cuyos ingresos dependen estrictamente de la renta van a sufrir terribles consecuencias. A la hora de castigarlos, desde el punto de vista económico, los capitalistas en su conjunto (burguesía y boliburguesía) serán implacables.
En este orden de ideas, la crisis representa un momento especial para que la izquierda revolucionaria introduzca elementos tanto en la población obrera ocupada como en la sobrepoblación relativa que contribuyan a la forja de su conciencia de Clase. Hay que demostrarles que fueron la burguesía y boliburguesía, con sus voceros de la camarilla mafiosa MUD-PSUV quienes los engañaron y trajeron a la situación actual.
Sin embargo, hay que empezar por reconocer la situación catastrófica en la que se encuentra la izquierda. Para empezar, en Venezuela muchas personas se hacen llamar “de izquierda”, lo cual, en términos concretos, no se corresponde con la realidad. Quizás algo común en una gran parte de los pseudoizquierdistas es su apoyo en forma “crítica” o total a los gobiernos de la llamada “V República”.
Por el contrario, cuando utilizamos el término “izquierda” intentamos delimitar a aquellos sectores que, utilizando como base la teoría y práctica histórica del socialismo científico, plantean la necesidad de que la Clase Obrera actué de forma autónoma en la lucha por la consecución de sus objetivos. No se trata de amoldar una política al estado en que se encuentren las masas obreras (algunos reformistas utilizan para ello las encuestas) sino analizar la realidad en base al método de la ciencia obrera y desarrollar una política coherente con sus verdaderos intereses. Si lo colocamos en estos términos, no existen muchos militantes de izquierda en Venezuela.
El enero de 2016, luego de algunos contratiempos, se integró una coordinadora integrada por la organización Opción Obrera, la Corriente Socialista Revolucionario-El Topo Obrero y El Equipo Promotor por una Plataforma de Izquierda. Está coordinación tiene algunas particularidades a detallar:
a) Defensa del principio de independencia política de la Clase Obrera
b) Negación al desarrollo de una política de seguidismo al chavismo como corriente política, incluyendo a aquellas corrientes que se denominan “chavismo crítico”.
c) Coincidencia en la necesidad prioritaria de la unidad de la izquierda ante el terrible escenario que enfrenta la Clase Obrera.
Sin duda, la coordinación recién conformada debe luchar por la consolidación de una unidad de tipo estratégica que apunte a la construcción del inexistente partido obrero revolucionario en Venezuela. Un partido que le explique a las masas que la crisis venezolana radica en un problema de poder, que solo podrá ser solventado a través de un gobierno obrero que conduzca al verdadero socialismo.
De Luca, Seiffer y Kornblihtt (2012). Gasto social y consolidación de la sobrepoblación relativa en Venezuela durante el chavismo (1998-2010). Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=81528084015