En días recientes fue publicado un artículo de mi camarada Nicmer Evans, compañero de militancia de la corriente Marea Socialista, titulado Tu Renuncia (http://www.aporrea.org/actualidad/a230305.html) en el cual se hace referencia a 3 posibles escenarios que encerraría una renuncia del actual presidente de la república, Nicolás Maduro Moros. Al respecto, dicho artículo ha generado una avalancha de comentarios negativos al respecto del compañero Nicmer; desde apátrida hasta quinta columna. Dichos comentarios, desde la misma izquierda, que en la época de la mal llamada “democracia” gritaba a viva voz la necesidad de que existieran mayores libertades democráticas.
Hace muchos meses, de parte de uno de los compañeros de militancia de la corriente, al que puedo decir que le tengo un profundo y quizás el mayor de los respetos posibles, el compañero Carlos Carcione, esgrimía que la democracia es esa práctica en la cual, en perfecto argentino, el individuo o el colectivo se tiene que “bancar” todo lo que el otro tenga que decir, porque ese es su derecho. Y es que hasta la derecha venezolana tiene derecho a decir lo que quiera; lo que no tiene es derecho a incitar al odio, la violencia o al degollamiento de motorizados (obviamente), pero su expresión está garantizada en la constitución.
Ahora bien, ¿no está expresado en la constitución, la renuncia?
Tengo entendido que si lo está; de hecho, en el artículo 233 de la CRBV lo expresa. Entonces, ¿Cuál es el pecado de Nicmer al comentar sobre la renuncia en este tanto?
Por otro lado, no puedo evitar mencionar mis bemoles respecto a la mera existencia de 3 posibilidades de renuncia. Existe una cuarta, no estrictamente ligada a una renuncia, sino a la imposibilidad de que le permitan renunciar, y que se genere en torno a eso un tipo de crisis que devenga en un rompimiento del hilo constitucional. Consideremos por un momento, que la permanencia de Maduro en el poder es un mecanismo de cúpulas burocráticas para mantener sus privilegios ya que se garantiza el pago de la deuda externa y el frecuente ajuste al bolsillo del pueblo trabajador. Nada les costará a estos grupos, una vez controlando todo el aparato mediático, decir que Maduro renunció en base a presiones y dejar sin efecto su renuncia.
Por otro lado, ¿existe un liderazgo en la actualidad, capaz de asumir, en el mejor de los escenarios de una renuncia pacífica, el liderazgo y movilización del pueblo chavista, de manera correcta y con probidad garantizada y verificada (más allá de la izquierda crítica) en su totalidad?
Una de las mayores críticas que he realizado al leninismo ortodoxo es respecto a la tesis bastarda del “momento histórico”, ese momento que se espera y llegue por obra y gracia del espíritu santo, sin la mayor intención de construirlo o desencadenarlo. Nosotros, desde la izquierda crítica, trabajamos (en la medida de las posibilidades), en la construcción de ese momento histórico (aún sin nombre) donde volvamos a las raíces de una genuina revolución. Pero, ¿es este el momento? ¿Somos capaces en la actualidad de capitalizar políticamente una renuncia, o lo harían las más rancias cúpulas militares de la nación, aquellas que legalizan el contrabando de extracción, el bachaquerismo y la corrupción institucional? Son aspectos a considerar, compañero Nicmer, y con respeto y la estima que te tengo, te llamo al debate al respecto.
Finalmente, estos debates, no me permiten más que sentirme orgulloso de pertenecer a la Corriente Política Nacional Marea Socialista, y de ser parte del Equipo Promotor de Marea Socialista Carabobo. En efecto, sin importar las trabas de la burocracia, no nos hemos desanimado y nos hemos mantenido en constante debate, discusión, y sobretodo analizando la realidad política tanto nacional como internacional desde cada una de nuestras trincheras.
Son estos debates, los que hacen de Marea Socialista, una corriente necesaria para la revolución. No digo que la revolución nace de Marea Socialista, ya que dicha revolución se constituyó mucho antes de que Marea existiese en su génesis, sino que Marea se debe a estos esfuerzos de construcción. Lo que planteo, es que la mejor forma de honrar las luchas de nuestros mártires, de Alfredo Maneiro, de Livia Gouverneur, de Fabricio Ojeda, de nuestros líderes obreros, campesinos, estudiantiles, de nuestros barrios y demás, es sobre la base del debate constante, sin omitir de manera cómplice, aspectos que nos debilitan diariamente como proceso.
¡Que continúe el debate!
