Durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez, surgió el término de los peces gordos, en referencia a los nuevos ricos de la política que rodeaban al presidente adeco y también fueron bautizados sus más cercanos como los doce apóstoles. La riqueza obtenida de negociaciones con factores empresariales y partidos, permitió una jugosa acumulación de capital, signado por la corruptela.
A nombre del pueblo las cúpulas adeco-copeyanas se turnaron en el poder, dando grandes cargos a sus círculos sociales y familiares. La renta petrolera como nunca, vertió caudales de dólares a Venezuela, la entrada de divisas fue muy abundante producto de la guerra en el medio oriente, que influyó en el aumento de los precios del barril de petróleo, era la década de los años setenta.
Pese a la afluencia de dólares a la nación venezolana, al salir Carlos Andrés Pérez de la presidencia, dejó a la República con una gran deuda externa, sometida al Fondo Monetario Internacional (FMI), pero con una nueva oligarquía económica y política.
En la actualidad Venezuela vive una gran crisis económica producto de la baja de los precios petroleros, unido esto al boicot de ciertos sectores empresariales, la corrupción y una inflación desmedida y en aumento constante, que deteriora los salarios y sueldos.
La Revolución Bolivariana parece haber llegado al punto de inflexión, donde se evidencia la contradicción entre un discurso de igualdad, equidad y socialismo mientras las diferencias sociales son abismales. Están los ricos de familias tradicionales, los neo ricos de la política y las cúpulas que van controlando el Estado, que viven en una gran abundancia, en medio de las carencias en los hogares de la otrora clase media y de los profesionales.
¿Qué pasa realmente en la economía del país?
¿Será qué hay nuevos peces gordos surgidos en revolución y hunden el proyecto de Chávez?