—Si la desigualdad extrema no se controla, los ricos tendrán un “monopolio de oportunidades” y sus hijos reclamarán tipos impositivos más bajos, la mejor educación y la mejor atención sanitaria (ambas privadas). El resultado será la creación de una dinámica y un círculo vicioso de privilegios que pasará de generación en generación.
En Gobernar para las élites se activa la percepción de que la apropiación de los procesos políticos y democráticos por parte de las élites tiene efectos sobresalientes hoy día tanto en los países ricos como en los pobres, y ofrece ejemplos relacionados con la desregulación financiera, la inequidad de los sistemas fiscales, las leyes que facilitan la evasión y la elusión de impuestos, las políticas económicas de austeridad o la apropiación de ingresos derivados de las materias primas como el petróleo o la minería. Cada uno de estos pequeños capítulos demuestra cómo este denominado “secuestro democrático” genera una riqueza ilícita que perpetua la desigualdad económica, porque los mercados no son entes autónomos y espontáneos que funcionan según sus propias leyes naturales, sino construcciones sociales con leyes establecidas por instituciones y reguladas por gobiernos que deberían rendir cuentas ante los participantes en los mercados y el pueblo en general.
La influencia de los grupos acaudalados da lugar a esos desequilibrios en los derechos y la representación política que se mencionan previamente. El resultado es que estos grupos poderosos secuestran las decisiones de las funciones legislativas y regulatorias (la célebre y frecuente captura del regulador) y presionan a la democracia en beneficio de determinados intereses económicos. La captura del regulador describe la influencia de las empresas dominantes de un sector sobre las agencias gubernamentales a cuyo control regulatorio y legal están sometidas; su extensión puede variar desde el tráfico de influencias y el uso de información privilegiada hasta la prevaricación a favor de los intereses del actor dominante. El Premio Nobel George Stigler ha señalado cómo en ocasiones la industria regulada se convierte en consumidora de ventajas políticas que mejoran su nivel mediante las regulaciones espurias, y escribe: “Un regulador puede ser capturado por el simple hecho de convivir cotidianamente con la empresa a la que regula; por simples lazos de amistad o bien porque, al finalizar o abandonar su trabajo como servidor público, su próximo empleo puede ser en la empresa o industria a la que regulaba” (una muestra de las puertas giratorias).
Ello proporciona la principal conclusión de: “La concertación de la riqueza en manos de la élite da lugar a una influencia política indebida que, en último término, arrebata al pueblo los ingresos procedentes de los recursos naturales, genera políticas fiscales injustas, fomenta las prácticas corruptas y desafía el poder normativo del Gobierno. El conjunto de estas consecuencias empeora la rendición de cuentas y la inclusión social”.
–Clausurar los centros bancarios en paraísos fiscales (y sus correspondientes centros asociados en territorio nacional), que han conseguido burlar con tanto éxito las normativas y han promovido el fraude y la evasión fiscal. No tiene sentido que haya tanta actividad en las islas Caimán: ni el país ni su clima tienen nada que favorezca la actividad bancaria. Tan sólo existe por una razón: burlar la normativa.