“Mientras se alejaba entre sus escoltas de militares condecorados y amigos de la primera hora, me estremeció la inspiración de que había viajado y conversado a gusto con dos hombres opuestos. Uno a quién la suerte empedernida le ofrecía la oportunidad de salvar a su país. Y el otro, el ilusionista, que podía pasar a la historia como un déspota más”
Gabriel García Márquez (1999). El enigma de los dos Chávez.
Luego de revisar múltiples interpretaciones sobre el llamado legado de Chávez en sus últimas apariciones públicas del año 2012, mi punto de vista puede sintetizarse del siguiente modo:
Para ir aquellos discursos fundamentales referidos a sus aspectos ideológico-políticos-programáticos que han conformado los desarrollos históricos del Proyecto Nacional Simón Bolívar se hace preciso revalorizar y estudiar a profundidad tres intervenciones de Chávez que están completamente concatenadas o enlazadas:
a) La intervención de Chávez en su última cadena nacional el 8 de diciembre de 2012, su transcripción y audio.
b) El llamado Golpe de Timón, edición textual incompleta de la intervención de Chávez en el primer Consejo de Ministros del 20 de octubre de 2012,
c) El Programa de Gobierno de Hugo Chávez, fechado el 11 de junio de 2012, presentando ante el CNE, luego parcialmente modificado en aspectos esenciales (Presentación de Chávez, entre otros puntos) y que dio lugar al llamado II Plan Socialista de la Nación.
Cuando se habla del "legado revolucionario de Chávez" en el ámbito ideológico-programático, es fundamentar dar cuenta de la política de interpretación que interviene en los diferentes ejercicios de reconstrucción de los sentidos y significaciones de sus discursos y acciones, explicitar como se emplean sus ideas-fuerzas, con que fines, para cuáles propósitos, desde cuáles fuentes documentales y respaldos de información cotejable, dando cuenta además de las tensiones entre una actividad hermenéutica (o interpretación) basada en la crítica, desmontaje y sospecha y una hermenéutica (interpretación) basada de la exégesis, la afirmación, los intentos de mímesis o la integración de un saber en una tradición, código o canon instituido, colocando en este último caso, claros límites a la validez de determinadas interpretaciones. No se puede decir cualquier cosa sobre las ideas-fuerzas o políticas de Chávez, sobre sus opiniones, sin mostrar evidencia, documentación, referencias directas o inferencias indirectas, sin practicar un ejercicio de justificación de hipótesis, afirmaciones o argumentos.
Esto tiene una importante relación con el debate contemporáneo sobre la “documentalidad” y los actos de inscripción, registro y diseminación de datos, información, saber y conocimientos. Los “datos” documentales, orales, escritos o de otro carácter semiótico constituyen la unidad mínima de la “materia prima” para el trabajo de elaboración, que puestos en relación, constituyen “información”, que ya pasa a ser una “materia prima” más refinada, y muchas veces inconscientemente procesada como representaciones intuitivas de sentido común.
Pero el pasaje a la atención y la percepción de la información colocan a la materia prima en una rejilla de significaciones y sentidos que dan lugar a subtextos culturales a través de procesos de categorización. ¿Cuál es la finalidad del intérprete de cada texto? ¿Qué le interesa significar, denotar o connotar? ¿Cuáles son las características de sus actos de puesta en discurso en su papel de receptor y lector del texto? ¿Cuáles son los “contenidos proposicionales” y la “fuerza ilocucionaria” de sus actos de discurso?
No debemos olvidar que el análisis de muchos textos y discursos de Chávez implica de alguna manera desgajarlos de contextos precisos y situaciones comunicacionales, que el mundo humano es fundamentalmente acción y discurso, en cuanto procesos que involucran generación de significación y sentido en todas las esferas de la sociedad. Se trata de situaciones de interacción social mediante el envío y recepción de señales, signos y símbolos, como generación, intercambio y decodificación de significaciones, donde intervienen códigos y competencias comunicativas.
Lo semiótico, lo comunicacional y lo cultural funcionan como esferas que se yuxtaponen, articulándose de modo complejo; así la construcción social de significaciones contribuye incluso a la formación de los sistemas perceptivos de los sujetos. Y estas dimensiones de generación de discursos en la esfera política se vinculan a las estructuras de poder. No hay sistemas de dominación ni relaciones de poder sin un régimen de signos (“orden del discurso”) que lo acompaña, sin acciones, actos de habla, textos que los configuran, reproducen o transforman. El teatro del poder es una dramaturgia comunicacional, con líneas de fuerza y sentido que operan tras bastidores.
Sin embargo, no podemos perder de vista la centralidad de los documentos en los procesos de comunicación y de semiosis cultural, pues la importancia de la inscripción es el sello característico de la Documentalidad y, en general, de la ontología social propuesta, por ejemplo por Ferraris: para producir un objeto (social o no) no es suficiente que un acto sea pronunciado; es necesario que sea registrado.
Aquí interviene otra dimensión de la memoria social y de los soportes de registro, un tema tratado recientemente en el artículo de Luigino Bracci titulado: “Archivos digitales sobre Chávez y la Revolución que hemos destruido y debemos recuperar” (http://www.aporrea.org/medios/a231485.html). Esto tiene tales implicaciones políticas que pueden dar lugar a una profunda reflexión sobre la sentencia de la Novela distópica del escritor George Orwell: “Quien controla el presente controla el pasado y quien controla el pasado controlará el futuro”. ¿Quiénes (actores) y cuáles centros de decisión controlan nuestro presente?
Como vemos, vamos entrando en calor. Comenzamos con datos, informaciones y documentos, para entrar a la teatralidad del poder. Ferraris sostiene que los objetos sociales son “actos sociales que se han registrado en algún tipo de soporte”, ya sea un pedazo de papel, soportes magnéticos o aunque sólo sea la memoria de las personas (como es el caso de promesas que hacen todos los días).
La regla de los objetos sociales se convierte en “objeto = acto inscrito”. En una ontología social delineada de esta forma, el documento, en tanto que inscripción dotada de relevancia y valor social incorpora los rasgos esenciales y prototípicos de los objetos sociales, y la teoría de la “Documentalità” debe entenderse como la investigación y la definición de las propiedades que, en diferentes tipos de casos, constituyen las condiciones necesarias y suficientes para que algo sea un objeto social[i].
Pero volvamos al punto. ¿Cuáles actos de inscripción que delimitaban determinados objetos sociales fueron expresados por Chávez en su última alocución pública de diciembre de 2012?
En primer lugar llama la atención que la mayor parte de los intérpretes de oposición colocan como tema relevante la cuestión de quien asumiría las riendas del país, mientras Chávez se sometía a la operación y el plazo de recuperación para restablecer su condición de salud, lo cual constituía a lo sumo una falta temporal de acuerdo al art. 234 de la CRBV.
Y como Chávez lo reafirmó en el contexto de su discurso referido principalmente al tema de la unidad, la Constitución era clara que tal rol debía ser ejercida por el Vicepresidente, en este caso Nicolás Maduro. Pero Chávez fue más allá en sus palabras, anticipando escenarios distintos a lo contemplado en materia de faltas temporales:
Presidente Chávez: “Pero yo quiero decir algo, quiero decir algo, aunque suene duro, pero yo quiero y debo decirlo, debo decirlo. Si como dice la Constitución, cómo es que dice, si se presentara alguna circunstancia sobrevenida, así dice la Constitución, que a mí me inhabilite, óigaseme bien, para continuar al frente de la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela, bien sea para terminar, en los pocos días que quedan… ¿Cuánto?, ¿un mes? Hoy es… Sí, un mes, un mes.”
Presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello: “Treinta y dos días.”
Presidente Chávez: “Y sobre todo para asumir el nuevo período para el cual fui electo por ustedes, por la gran mayoría de ustedes, si algo ocurriera, repito, que me inhabilitara de alguna manera, Nicolás Maduro no sólo en esa situación debe concluir, como manda la Constitución, el período; sino que mi opinión firme, plena como la luna llena, irrevocable, absoluta, total, es que —en ese escenario que obligaría a convocar como manda la Constitución de nuevo a elecciones presidenciales— ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela.”
Los analistas de oposición toman tal texto sin contexto ni co-texto. Cabe aquí hacer algunas precisiones. El contexto abarca la situación concreta de la emisión del mensaje, al emisor y los receptores que actúan en una situación comunicativa completa. Por otra parte, el co-texto (muchas veces confundido con el contexto) constituye el entorno o macro-estructura textual en la cual se inscriben ciertas palabras o proposiciones, que permite precisar y clarificar de acuerdo a la organización sintáctica de la cadena discursiva, el significado de los signos, palabras o enunciados. La situación comunicativa entonces no permite ser reconstruida significativamente ni analizar enunciados sin contextos ni co-textos, estableciendo segmentaciones arbitrarias fuera de contexto y fuera de co-texto. En lenguaje plebeyo, es incorrecto sacar con pinzas expresiones, enunciados o palabras para atribuirles una significación que la intención comunicativa del emisor no estaba realizando.
Los párrafos anteriormente citados de Chávez corresponden en una numeración de los mismos en el texto de su intervención de Chávez a los párrafos veintidós (22), veintitrés (23) y veinticuatro (24). ¿Qué omiten los analistas de oposición?
Pues omiten el co-texto: ¿Cuál era el tema fundamental que enmarcaba la referencia a la falta temporal y el escenario de falta absoluta que Chávez desarrollaba? Pues leamos el texto en sus párrafos veinte (20), veintiuno (21) y veintidós (22):
“Denme un minuto, por favor, unos segundos. Correcto. Ya está firmado. Hago entrega de la solicitud, señor Presidente, para ir a enfrentar esta nueva batalla. Con el favor de Dios, como en las ocasiones anteriores, saldremos victoriosos, saldremos adelante. Tengo plena fe en ello, y bueno como hace tiempo estoy aferrado [besa a Cristo] a Cristo, el Cristo… Uno siempre ha vivido de milagro en milagro, siempre he dicho yo. Llegamos al 4 de febrero como de milagro. ¡Ah!, Molero, eso fue como de milagro. Después de tantos años, de tantos ires y venires ¿no? ¡Ufff!, cuántos años y cuántos… Recuerdo los días de teniente, ya andábamos nosotros allá en los Blindados de Maracay, metidos atrás en el polígono, reuniéndonos, entre tanques y soldados. Y allá en los paracaidistas, en San Jacinto, en La Placera al fondo, allá nos íbamos a trotar, éramos tenientes, tenientes. 25 años, 26 años. Y, bueno, fue como de milagro llegar al 4 de febrero. Y fue como de milagro llegar aquí. 27 de noviembre después, y llegar aquí a esta casa del pueblo. Fue como de milagro el 11 de abril, 12 de abril, 13 de abril; eso fue como un milagro, fue un milagro. Yo sigo aferrado a ese milagro. Ahora, en todo caso, en todo caso; a pesar de que todo se planifica bien, los detalles de esta nueva batalla, sin embargo en todos procesos hay riesgos, quién puede negarlo, en toda operación, y de este tipo ¿no?, y contra este mal implica un riesgo, implica un riesgo; eso es innegable. Y tenemos nosotros la dicha, ya lo dije hace rato, y ayer en la madrugada, creo que fue el almirante Molero que me lo decía ahí en Maiquetía, tenemos Patria hoy, tenemos Patria. Venezuela ya hoy no es la misma de hace veinte años, de hace cuarenta años.
No, no, no. Tenemos un pueblo, tenemos una Fuerza Armada, la unidad nacional. Si en algo debo insistir en este nuevo escenario, en esta nueva batalla, en este nuevo trance —diría un llanero por allá— bueno es en fortalecer la unidad nacional, la unidad de todas las fuerzas populares, la unidad de todas las fuerzas revolucionarias, la unidad de toda la Fuerza Armada, mis queridos soldados, camaradas, compañeros; la unidad del Ejército, mi Ejército, mi amado Ejército. El Ejército, la Marina, m amada Marina. Digo porque los adversarios, los enemigos del país no descasan ni descansarán en la intriga, en trata de dividir, y sobre todo aprovechando circunstancias como estas, pues. Entonces, ¿cuál es nuestra respuesta? Unidad, unidad y más unidad. ¡Esa debe ser nuestra divisa! Mi amada Fuerza Aérea, mi amada Guardia Nacional, mí amada Milicia. ¡La unidad, la unidad, la unidad!
El Partido Socialista Unido de Venezuela, los partidos aliados, el Gran Polo Patriótico, las corrientes populares revolucionarias, las corrientes nacionalistas. ¡Unidad, unidad, unidad! ¡Unidad! Decía Bolívar: “Unámonos o la anarquía nos devorará, sólo la unidad nos falta —dijo después, o antes había dicho— para completar la obra de nuestra regeneración…”. Al respecto, porque no quiero alargar mucho estas palabras, ya son casi las diez de la noche, al respecto, como está previsto en la Constitución, allí está todo previsto, una vez que se me autorice salir del país, pues es el vicepresidente, el compañero Nicolás Maduro, un hombre revolucionario a carta cabal, un hombre de una gran experiencia, a pesar de su juventud; de una gran dedicación al trabajo, una gran capacidad para el trabajo, para la conducción de grupos, para manejar las situaciones más difíciles. Lo he visto, lo hemos visto. ¿Cuántos años tienes tú de canciller, Nicolás?”
Cuáles eran los temas que venía desarrollando Chávez en su intervención antes de pasar al tema de su ausencia del país: 1) Entrega de la solicitud de permiso para “enfrentar esta nueva batalla”, la cual era la enfermedad; 2) las expectativas y creencias de Chávez frente a una operación de riesgo, como lo reconoce el mismo, 3) La afirmación de Chávez sobre el hecho de “tener Patria”, incluyendo su reflexión sobre un hecho clave: la “unidad patriótica”:
“Si en algo debo insistir en este nuevo escenario, en esta nueva batalla, en este nuevo trance —diría un llanero por allá— bueno es en fortalecer la unidad nacional, la unidad de todas las fuerzas populares, la unidad de todas las fuerzas revolucionarias, la unidad de toda la Fuerza Armada, mis queridos soldados, camaradas, compañeros; la unidad del Ejército, mi Ejército, mi amado Ejército. El Ejército, la Marina, m amada Marina. Digo porque los adversarios, los enemigos del país no descasan ni descansarán en la intriga, en trata de dividir, y sobre todo aprovechando circunstancias como estas, pues. Entonces, ¿cuál es nuestra respuesta? Unidad, unidad y más unidad. ¡Esa debe ser nuestra divisa! Mi amada Fuerza Aérea, mi amada Guardia Nacional, mí amada Milicia. ¡La unidad, la unidad, la unidad!
El Partido Socialista Unido de Venezuela, los partidos aliados, el Gran Polo Patriótico, las corrientes populares revolucionarias, las corrientes nacionalistas. ¡Unidad, unidad, unidad! ¡Unidad! Decía Bolívar: “Unámonos o la anarquía nos devorará, sólo la unidad nos falta —dijo después, o antes había dicho— para completar la obra de nuestra regeneración…”.
Como queda en evidencia, los temas que enmarcan (co-texto) las consideraciones sobre la falta temporal o el escenario de falta absoluta fueron: la enfermedad, la necesidad de operarse, sus expectativas sobre tal operación y la necesidad de enfrentar con la unidad patriótica, cívico-militar, una situación de adversidad política: “Digo porque los adversarios, los enemigos del país no descasan ni descansarán en la intriga, en trata de dividir, y sobre todo aprovechando circunstancias como estas, pues.”
Chávez estaba tan completamente consciente del aforismo: “Divide et impera” (https://es.wikipedia.org/wiki/Divide_et_impera) que identificó como oponente en su “programa semio-narrativo” a los adversarios, enemigos, intrigantes, divisionistas que aprovecharían las circunstancias en las cuales se encontraba pasando. De allí su insistente llamado a la unidad.
Aún más, para constatar la importancia atribuida por Chávez a la “Unidad” del campo bolivariano, de lo nacional-popular, de lo cívico militar en su discurso, es posible utilizar herramientas informáticas de “análisis del corpus del discurso”, como es el caso del programa AntConc (Anthony, Chujo y Oghigian, 2011) (URL: http://www.antlab.sci.waseda.ac.jp/antconc_index.html).
El resultado del mismo concluye que las palabras más utilizadas en el discurso de Chávez fueron “Patria” (32 menciones), “Unidad” (22 menciones), “Presidente” (21 menciones) y “Pueblo” (18 menciones).
Además si analizamos los temas de cohesión/coherencia en la comprensión del texto analizado, para abordar como se establece el tejido de los argumentos y narraciones presentes en el mismo, percibiremos cómo los distintos elementos intra y extra-oracionales van constituyendo la continuidad de sentido, las reiteraciones y las isotopías semánticas, conformando unidades temáticas.
La cohesión del texto afecta a la estructura lógico-semántica y psicológica de los significados cognitivos o conceptos expresados. Los temas primarios y sus conceptos se van eslabonando con los secundarios para conforman totalizaciones significativas en la microestructura del texto, hasta llegar a establecer los temas centrales del mismo. La herramienta “Concordance” del “programa” AntConc permite reconstruir paso a paso el co-texto de las palabras más frecuentes utilizadas por Chávez, es decir la articulación sintáctico-semántica en los planos sintagmáticos y paradigmáticos del discurso. Por ejemplo, en el caso del término “Unidad”, Chávez lo empleo en las siguientes realizaciones, que desde nuestro punto de vista son muy significativas:
- Tenemos un pueblo, tenemos una Fuerza Armada, la unidad nacional.
- En esta nueva batalla, en este nuevo trance —diría un llanero por allá— bueno es en fortalecer la unidad nacional, la unidad de todas las fuerzas populares, la unidad de todas las fuerzas revolucionarias, la unidad de toda la Fuerza Armada
- Los adversarios, los enemigos del país no descasan ni descansarán en la intriga, en trata de dividir, y sobre todo aprovechando circunstancias como estas, pues. Entonces, ¿cuál es nuestra respuesta? Unidad, unidad y más unidad. ¡Esa debe ser nuestra divisa! Mi amada Fuerza Aérea, mi amada Guardia Nacional, mí amada Milicia. ¡La unidad, la unidad, la unidad!
- El Partido Socialista Unido de Venezuela, los partidos aliados, el Gran Polo Patriótico, las corrientes populares revolucionarias, las corrientes nacionalistas. ¡Unidad, unidad, unidad! ¡Unidad!
- Decía Bolívar: “Unámonos o la anarquía nos devorará, sólo la unidad nos falta —dijo después, o antes había dicho— para completar la obra de nuestra regeneración…”
- Tuya Patria, la Patria ¡hoy tenemos Patria! Y pase lo que pase en cualquier circunstancia seguiremos teniendo Patria, Patria perpetua -dijo Borges- Patria para siempre, Patria para nuestros hijos, Patria para nuestras hijas, Patria, Patria, la Patria. Patriotas de Venezuela, hombres y mujeres: Rodilla en tierra, unidad, unidad, unidad de los patriotas.
- No faltarán los que traten de aprovechar coyunturas difíciles para, bueno, mantener ese empeño de la restauración del capitalismo, del neoliberalismo, para acabar con la Patria. No, no podrán, ante esta circunstancia de nuevas dificultades -del tamaño que fueren- la respuesta de todos y de todas los patriotas, los revolucionarios, los que sentimos a la Patria hasta en las vísceras como diría Augusto Mijares, es unidad, lucha, batalla y victoria.
- En estas circunstancias, todo el apoyo, bueno, en primer lugar para el Gobierno Revolucionario en esta coyuntura, continuar arreciando la marcha rumbo a lo que ya está ahí en el horizonte, la gran victoria del 16 ¿no es? 16 de diciembre, las gobernaciones de todo el país y el apoyo, la unidad ante las decisiones que tengamos que ir tomando en los próximos días, en las próximas semanas, en los próximos meses. Sea como sea y con esto termino, hoy tenemos Patria, que nadie se equivoque. Hoy tenemos Pueblo, que nadie se equivoque.
En tal orden de ideas vale la pena interrogarse si la problemática fundamental de tal intervención fue lo que los analistas de la oposición ha sido denominado como la sucesión de Chávez a favor de Maduro.
Desde mi punto de vista, esto no es así por varias razones. Entre los escenarios contemplados por Chávez, la inhabilitación física para ejercer las funciones presidenciales fue tratada del siguiente modo en los párrafos veintitrés (23) y veinticuatro (24):
“Si como dice la Constitución, cómo es que dice, si se presentara alguna circunstancia sobrevenida, así dice la Constitución, que a mí me inhabilite, óigaseme bien, para continuar al frente de la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela, bien sea para terminar, en los pocos días que quedan… ¿Cuánto?, ¿un mes? Hoy es… Sí, un mes, un mes.
Presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello: Treinta y dos días.
Presidente Chávez: Y sobre todo para asumir el nuevo período para el cual fui electo por ustedes, por la gran mayoría de ustedes, si algo ocurriera, repito, que me inhabilitara de alguna manera, Nicolás Maduro no sólo en esa situación debe concluir, como manda la Constitución, el período; sino que mi opinión firme, plena como la luna llena, irrevocable, absoluta, total, es que —en ese escenario que obligaría a convocar como manda la Constitución de nuevo a elecciones presidenciales— ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Yo se los pido desde mi corazón. Es uno de los líderes jóvenes de mayor capacidad para continuar, si es que yo no pudiera —Dios sabe lo que hace—, si es que yo no pudiera, continuar con su mano firme, con su mirada, con su corazón de hombre del pueblo, con su don de gente, con su inteligencia, con el reconocimiento internacional que se ha ganado, con su liderazgo, al frente de la Presidencia de la República, dirigiendo, junto al pueblo siempre y subordinado a los intereses del pueblo, los destino de esta Patria.”
De este modo, la condición necesaria para la delegación realizada por Chávez fue una inhabilitación: “me inhabilitara de alguna manera”, dice Chávez, es decir, que esto hace suponer, que el Presidente tenía expectativas de que quizás pudiera quedar inhabilitado pero vivo entre las posibilidades analizadas:
“Es uno de los líderes jóvenes de mayor capacidad para continuar, si es que yo no pudiera, Dios sabe lo que hace.”
El dramático mensaje de Chávez transparenta además sus creencias, su concepción del mundo y el modelo de interpretación de las circunstancias, asumiendo un tema clave como lo es el del liderazgo político. Las apreciaciones de Chávez sobre este tópico también pueden explorarse a través de las herramientas utilizadas hasta ahora. La palabra “liderazgo” presenta cuatro (4) menciones en el texto bajo el siguiente co-texto:
- Aquí había un continente dormido, un pueblo dormido como muerto y llegó el Lázaro colectivo y se levantó, finales de los 80, los 90, los 90 terminando el siglo XX pues, se levantó aquí en Venezuela una Revolución, se levantó un pueblo y nos ha tocado a nosotros, algunos de nosotros, a muchos de nosotros mujeres, hombres, asumir responsabilidades, asumir papeles de vanguardia, asumir papeles de dirección, de liderazgo por distintas razones civiles, militares y hemos confluido pues, distintas corrientes terminando el siglo y comenzando este siglo.
- Afortunadamente esta Revolución no depende de un hombre, hemos pasado etapas nosotros y hoy tenemos un liderazgo colectivo que se ha desplegado por todas partes, a mí me ha dado mucho gusto en estas horas desde nuestra llegada ayer al amanecer casi ya y bueno desde La Habana en los últimos diez días casi, verificar, constatar -una vez más- ese liderazgo colectivo, dígame la campaña para las elecciones de gobernadores, andan desplegados nuestros líderes, nuestros cuadros, hombres, mujeres con un gran fervor patrio y yo les felicito y estoy seguro que escribiremos otra página grandiosa el próximo domingo, el otro ¿no? el 16 de diciembre.
- Mi opinión firme, plena como la luna llena, irrevocable, absoluta, total, es que —en ese escenario que obligaría a convocar como manda la Constitución de nuevo a elecciones presidenciales— ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Yo se los pido desde mi corazón. Es uno de los líderes jóvenes de mayor capacidad para continuar, si es que yo no pudiera —Dios sabe lo que hace—, si es que yo no pudiera, continuar con su mano firme, con su mirada, con su corazón de hombre del pueblo, con su don de gente, con su inteligencia, con el reconocimiento internacional que se ha ganado, con su liderazgo, al frente de la Presidencia de la República, dirigiendo, junto al pueblo siempre y subordinado a los intereses del pueblo, los destino de esta Patria.
¿Cuáles eran las expectativas de Chávez sobre el liderazgo político de la Revolución Bolivariana?
- La conjunción de la unidad patriótica, popular, cívico-militar pasaba por un estilo de liderazgo sintetizado por Chávez en la siguiente frase: “(…) dirigiendo, junto al pueblo siempre y subordinado a los intereses del pueblo, los destino de esta Patria”.
- Por otra parte, tal liderazgo implicaba un liderazgo colectivo: “no depende de un hombre, hemos pasado etapas nosotros y hoy tenemos un liderazgo colectivo que se ha desplegado por todas partes”.
- Así mismo, se trataba de un liderazgo popular: “se levantó un pueblo y nos ha tocado a nosotros, algunos de nosotros, a muchos de nosotros mujeres, hombres, asumir responsabilidades, asumir papeles de vanguardia, asumir papeles de dirección, de liderazgo por distintas razones civiles, militares y hemos confluido pues, distintas corrientes terminando el siglo y comenzando este siglo”.
El estilo de liderazgo implicaba necesariamente una jefatura con ciertas capacidades positivas, con una clara conexión y sensibilidad con los intereses del pueblo. De modo que en la intervención de Chávez quedaban claros los obstáculos a ser superados:
“No faltarán los que traten de aprovechar coyunturas difíciles para, bueno, mantener ese empeño de la restauración del capitalismo, del neoliberalismo, para acabar con la Patria. No, no podrán, ante esta circunstancia de nuevas dificultades -del tamaño que fueren- la respuesta de todos y de todas los patriotas, los revolucionarios, los que sentimos a la Patria hasta en las vísceras como diría Augusto Mijares, es unidad, lucha, batalla y victoria.”
¿Han estado a la altura de tales palabras los liderazgos populares, colectivos y la jefatura del Gobierno?
¿Se sigue luchando contra la restauración del capitalismo, del neoliberalismo, con la derrota de la Patria?
Si no fuera así, estaríamos en presencia de la disolución de las siguientes expectativas de Chávez
“Sea como sea y con esto termino, hoy tenemos Patria, que nadie se equivoque. Hoy tenemos Pueblo, que nadie se equivoque. Hoy tenemos la Patria más viva que nunca, ardiendo en llama sagrada, en fuego sagrado. Sólo me resta decirles, con las buenas noches a las diez y diez minutos de esta noche del sábado ¡Hasta la victoria siempre!”
Notas:
[i] Ferraris partió de los aportes de Derrida para quien muchos actos de habla son, de hecho, los documentos registrados – porque sin algún tipo de registro no produciría los “objetos sociales performativos” como conferencias, bodas, proclamas, ceremonias de graduación, o las mismas Constituciones de los países. Sin embargo, para Ferraris, Derrida estaba mal al afirmar como muchos vulgarizadores posmodernos, que “no hay nada fuera del texto.” De hecho existe todo el mundo referido desde la física, la química y la biología, más allá de la generación de sus textos. El mundo ha existido durante miles de millones de años antes de que existan los seres humanos, las letras o los dispositivos de inscripción, registro y grabación. No ha necesitado de las personas para existir. Lo mismo no puede decirse de los objetos sociales. Los objetos sociales dependen íntimamente de los actos de inscripción, de la cultura, las instituciones, los textos y la comunicación humana, de la acción y discurso sin los cuales no se mantienen en existencia. De manera que sin una ontología realista sofisticada es muy fácil perder las orientaciones básicas y la viabilidad.