Las grades protagonistas del 2016 fueron nuestras gloriosas mujeres. Sortearon la crisis económica y de abastecimiento. Trabajaron durísimo para hacer de goma los bolívares frente a la escalada de precios. Nunca perdieron su femineidad a la hora de la relación de familia. Fueron grandes leonas.
Para aquellos que promovemos la fortaleza de la familia y el amor como base del entendimiento, y la unidad en la acción social con destinatarios válidos, la figura de la mujer es central e irremplazable. Este año también deben luchar con fuerza y no tengo dudas de que lo harán exitosamente.
Nuestra Revolución se enorgullece de dar lugar destacado como ministras a damas de gran valía revolucionaria e intelectual. El Poder Moral y Legislativo tienen a mujeres en roles de relevancia. En gobernaciones y alcaldías encontramos a decenas de compañeras asumiendo roles de vitalidad gerencial.
Hoy renovamos nuestra admiración hacia las patriotas que, desde la modestia de sus hogares, dan también su combate por el sostenimiento de sus familias y la educación de sus hijos, sacando adelante a millares de niños y adolescentes.
Esa exaltación aplicada de la igualdad de género es otra promesa cumplida. Un logro de la Revolución. Ahora las mujeres comparten el Poder Popular con gran destreza, honestidad y solvencia profesional.
La apertura universitaria es otra conquista generada por nuestro Gobierno, que les abrió las puertas a la enseñanza superior a cientos de miles de jóvenes, muchas también madres, quienes ahora se incorporan a la vida laboral con más posibilidades, las que antes no tuvieron.
Así como ser madre es el sueño de toda mujer, para nosotros lo es apoyarlas para que puedan fundar y desarrollar familias felices, y de este camino nada nos desviará. Hoy el Estado, en sus tres niveles, debe seguir aportando para que avancen en la construcción de esta nueva economía impulsada para industrializar desde la base, con proyectos dinámicos hechos a su medida.
Edifiquemos juntos este nuevo modelo económico social, lleno de posibilidades y alternativas productivas que naturalmente conducen a mejores condiciones de vida para todos. Que nada nos haga olvidar la fuerza arrolladoramente positiva de nuestras queridas hermanas.
Un fuerte abrazo y que ¡vivan todas las mujeres de Venezuela! Las queremos y necesitamos siempre. ¡Gracias mujeres!