Desde que comenzó el gobierno de Chávez, la oposición (que en este documento se denomina de forma general como la MUD) ha buscado desconocer, desestabilizar y tumbar al gobierno. Nunca tuvo la gallardía de reconocer algún resultado electoral en el cual saliesen derrotados y a pesar de que varias veces gritaron "fraude" nunca mostraron las evidencias del caso. De manera que la guerra opositora contra el Gobierno Nacional Chavista (GNC) ha representado un accionar permanente que tiene como eventos cumbres el golpe de Estado, el mal llamado paro petrolero, "la salida" y las guarimbas; pero más allá de los eventos puntuales están las prácticas continuas en los planos económicos, mediáticos, psicosociales, políticos y bélicos.
Frente a estas agresiones el GNC no se ha quedado de brazos cruzados. La guerra la asumió con distintas estrategias en los distintos planos mencionados. En el plano económico estableció alianzas con grupos económicos específicos quienes pasaron a tener relaciones de conchupancia con quienes han dirigido el GNC. Es así como la burguesía nacional se dividió entre los adversarios y los aliados del GNC. Inicialmente, las políticas económicas permitieron que el pueblo pudiese conseguir bienes de consumo y de servicio a precios razonables, mediante prácticas de regulación de precios y "estímulos" productivos dirigidos a los compinches. El GNC decidía de manera discrecional sobre qué sectores establecer regulaciones y la magnitud de las mismas. Es así como los primeros productos en desaparecer estuvieron vinculados a cosméticos y papel higiénico, donde se concentró la aplicación de la torpe Ley de Precios Justos. Asimismo hay que mencionar las estrategias para dominar el sector agrícola y pecuario donde destacan las expropiaciones de fundos y el establecimiento de la primera organización "bachaqueada" del país: Agropatria.
El contraataque opositor estuvo bien vinculado a prácticas usureras de acaparamiento, contrabando y especulación. Dichas prácticas se consolidan tras el establecimiento de una poderosa red de bachaqueo y contrabando que involucra a todos los niveles de la población y en el cual confluyen tanto los opositores como miembros del GNC. Un componente esencial de esta guerra que no podemos dejar de analizar está vinculado al aprovechamiento pícaro del diferencial de cambio y a los negocios que detrás de él se generan a todo nivel. Como consecuencia fundamental de esta guerra está un inusual provecho económico de todos los involucrados y un empobrecimiento trágico de quienes viven de los salarios. Los desbalances económicos son tan marcados que ocurre que los ingresos de un mototaxista son muy superiores a los de un profesor titular a dedicación exclusiva, por mencionar un ejemplo.
Me llama mucho la atención que muchos niegan la existencia de la guerra económica por el bando de la MUD y aseguran que la crisis del país es consecuencia exclusiva de la ineficiencia gubernamental. ¿Será que no se han enterado de las decenas de personas que han muerto electrocutadas intentando sabotear las instalaciones eléctricas del país? ¿Ignoran que hay prohibición de suministro de repuestos a equipos de alta tecnología importados de los Estados Unidos, dentro de los cuales están no solo los que tienen que ver con armamento, sino con servicios de salud? Hay gente que se pregunta el sentido que tendría para un empresario dejar de vender y unirse a la guerra económica. El sentido es preciso, la escasez inducida genera el espacio para el aprovechamiento abusivo de las necesidades del pueblo. Tal aprovechamiento se tiene tanto a nivel de empresas como de las prácticas corruptas de quienes se supone que deben establecer controles estatales. La guerra económica venezolana representa un gran negocio para ambos bandos en guerra, mientras se destroza la calidad de vida del pueblo.
Muy vinculado a la perspectiva de Gramsci en relación con el análisis de las hegemonías sociales, existe una infraestructura económica vinculada a una superestructura mediática, ideológica y estatal. Por el bando del GNC las fuerzas giran obviamente en torno al control del Estado. Con el control del Estado no solo se tiene el control de los poderes propios: ejecutivo, legislativo, judicial, electoral y moral; sino que se tiene un gran capacidad de intervenir en el terreno ideológico a través de la educación y el control de los medios. Un hito importante de la guerra mediática fue la no concesión a RCTV. Sin embargo también debe mencionarse, como parte de esta guerra, el uso a discreción de las cadenas de radio y televisión con mensajes dirigidos a menoscabar las fuerzas opositoras y a hacer proselitismo ventajista.
Por su parte el bando opositor encontró en los medios de comunicación su bastión más fuerte. De hecho, el golpe de Estado de 2002 tuvo fundamentalmente un carácter mediático. Fuimos muchos los que creímos que se habían vuelto locos los del GNC y estaban asesinando a inocentes. Asimismo, muchos nos convencimos posteriormente de que lo que hubo detrás fue otro montaje holliwoodense que involucraba algunas muertes bien programadas y necesarias para sus intereses. Aparte, la MUD ha contado con la institucionalidad eclesiástica y con un vasto apoyo de los universitarios de institutos autónomos; sin obviar un gran respaldo de la derecha internacional sobre todo en términos financieros, diplomáticos y mediáticos.
La guerra mediática tiene el doble efecto de minar el respaldo popular a la otra propuesta y afectar la psiquis de la población a efectos de que se modifique su conducta social. Esto es precisamente lo que denominamos guerra psicosocial. Peyorativos como "escuálidos" o "enchufados" tuvieron fuertes impactos en los electorados de distintos momentos. Quien respalde de manera desinteresada al GNC es descrito como bruto, conforme e iluso; mientras quien respalde a la MUD es descrito como egoísta, alienado e inconsciente.
Parte de esta guerra psicosocial busca minar la moral de la población haciéndonos creer que nuestro pueblo está dominado por antivalores. Hay quienes llegan a afirmar que lo que está ocurriendo tiene que ver con las mezclas étnicas que nos caracterizan y que estamos programados genéticamente a ser todo lo malo que nos quieran hacer ver. Sin embargo, tanto la guerra económica como la psicosocial han conllevado a una lamentable involución cultural del pueblo venezolano. La corrupción hizo metástasis en la población y buena parte de nosotros ha estado involucrado en bachaqueo, raspado de tarjetas, especulación o cualquier forma de usura. Hemos perdido nuestra capacidad compasiva de identificarnos con el dolor ajeno y muchas veces buscamos nuestro provecho particular sin medir otras consecuencias. Es decir, un terrible efecto de este clima de guerra, y quizás el peor, se ubica en el plano moral o cultural.
Otro plano de guerra es el bélico, aunque suene redundante. Aquí pareciera que importamos de Colombia buena parte de sus vicios sociales. Si entendemos paramilitar como cualquier grupo organizado que mediante el uso de las armas persigue determinados objetivos sociales, entonces en Venezuela hay dos tipos de paramilitares: los que están con el GNC y los que están con la MUD. Simétrico a la realidad colombiana donde los paracos eran protegidos por el ejército, hay grupos armados que se autodenominan colectivos que se enfrentan a los grupos armados de los opositores. La contratación de estos colectivos armados quizás tuvo su inicio en Mérida cuando más de 40 funcionarios policiales habían recibido impactos de balas provenientes de instalaciones universitarias. Lo cierto es que la práctica hipócrita de utilizar a estos malandros por parte del GNC es una manera de confrontar las prácticas hipócritas de los que "tiran la bala y esconden la mano" del sector opositor: "los manitas blancas".
El último plano a analizar sobre esta guerra es el político; quizás el único que debería existir de manera ideal. En este sentido, el mayor patrimonio que ha tenido el GNC es el respaldo popular, el cual se deriva de la crítica situación social y moral del país para los momentos en los cuales aparece un liderazgo carismático extraordinario. Gracias al liderazgo de Chávez no solo se consigue la conquista del control del ejecutivo sino que se consigue la transformación del Estado. Esta transformación estaba conceptualmente dirigida a darle el máximo poder al soberano para decidir su destino. A pesar de los distintos embates por parte de la MUD, el proceso bolivariano fue consolidándose por varios años y esto tuvo como consecuencia un hermoso crecimiento económico y social: "la máxima felicidad del pueblo". Sin embargo este proceso tuvo un importante punto de inflexión cuando el pueblo niega la propuesta de reforma constitucional. Dicha derrota política no solo hay que ubicarla en el plano de la acción opositora, sino en el accionar de grupos traidores a las ideas de Chávez sobre todo en lo referente al establecimiento del Estado comunal.
Por su parte, la MUD ha logrado conquistar gobernaciones y alcaldías a lo ancho del país y tiene su logro político más importante en el 2016. Con la Asamblea Nacional bajo su control (¿?), la MUD se habría propuesto sacar a Maduro de la presidencia en menos de seis meses. No obstante, el GNC supo mover el resto de las piezas del control que tenían sobre el Estado para anular a la Asamblea Nacional. Aparte de esto, el GNC está muy claro de que ha perdido respaldo popular y formula cualquier estrategia para diferir las consultas al soberano. De esta manera están cometiendo el error político más grande de su historia, mismo que podría llevarlo a desaparecer del sentimiento popular en muy poco tiempo.
Un hecho curioso de nuestra política fue cuando el bando opositor decidió no presentar candidaturas a la Asamblea Nacional. Más allá de los absurdos argumentos que conllevaron a aquella decisión, la misma representó un terrible daño para el país. La labor de contraloría del funcionamiento estatal desapareció por completo y los vicios en la administración pública se fueron multiplicando. Además ocurrió para aquel entonces que en las fuerzas chavistas se inoculo un terrible "virus de invencibilidad" que revirtió la tendencia revolucionaria por hacer buena gestión de gobierno y mostrar que eran mejores que los de la cuarta, para apuntar a sacar el máximo provecho individual de los funcionarios. A partir de aquellos momentos ocurrió que el cáncer de la corrupción infectó los tejidos más importantes del Estado. Espero no ser demasiado suspicaz al pensar que la no participación de la MUD en aquella oportunidad era parte de una estrategia dirigida a que las células cancerígenas de la corrupción tuviesen las mejores condiciones para reproducirse, a la vez que se iban "mojando" las células más débiles del aparataje estatal.
En fin, este artículo ha representado un apretadísimo resumen de la historia venezolana del siglo XXI y el balance es sencillo de describir: estamos en medio de una guerra política con nefastas implicaciones económicas, morales y sociales. El pueblo se encuentra dividido en tres sectores: los que apoyan al GNC, los que apoyan a la MUD y los que simplemente queremos que esta guerra termine. Dentro de este último abundan los "anti-anti": opositores al GNC y opositores a la MUD quienes son vistos como corresponsables fundamentales de la infelicidad del pueblo venezolano.
El chantaje opositor no va a terminar. El pueblo venezolano se encuentra en una situación semejante a la que tiene un padre con un hijo secuestrado. Para nada está de acuerdo con las prácticas de los secuestradores pero lo que más desea es tener al hijo a salvo. Poco caso le hace a las recomendaciones policiales dado que no tiene confianza alguna en la participación de los órganos del Estado para superar el problema. De manera que está dispuesto a pagar para luego ver qué pasa.
Las correlaciones de fuerzas entre ambas bandas se inclinan cada vez más al lado opositor y todo el país espera que quienes tienen el control del GNC den el paso sensato de establecer un acuerdo con la MUD de cese a la guerra y que se permita en la brevedad posible que el soberano manifieste su voluntad política. Con ello se hará más palpable el sentimiento popular por superar la situación que estamos viviendo y se acelerará el verdadero proceso de pacificación nacional. En ese sentido una decisión bien sensata es convocar de inmediato a un referendo para saber si el pueblo está de acuerdo en convocar una Asamblea Nacional Constituyente en los términos planteados por el Presidente. Ojalá que triunfe la sensatez, el amor por el pueblo venezolano y la comprensión de que es necesario superar esta terrible guerra y la consecuente agonía.