El arado y el mar

Dirigentes chavistas, impidan que Maduro sea sepulturero de la Constitución de Chávez

La constituyente de Maduro puede ser la sepultura definitiva del Chavismo. Como si fuera de plastilina, el gobierno va adecuando la convocatoria a los vientos que soplan en la política, le pone parches a los grietas de la improvisación. Ofrecen villas y castillos a los humildes para hacer la traición atractiva, ponen y quitan referéndum a tono con la presión y las denuncias, se guían por las enseñanzas del malandrín: "como venga viniendo vamos viendo"; la improvisación es total. Ya aceptan, sinvergüenzas, que se trata de una ¡nueva constitución y de un nuevo plan económico! Dejaron atrás el disimulo. El gobierno, inepto como es, desesperado por el apoyo ínfimo, sin estrategia, inventa todos los días un show que dura, como diría el poeta, lo que un suspiro en la puerta de un colegio. Y así, de mentira en mentira, el gobierno va labrando y cubriendo su fracaso. Ahora se aparece con esta fábula de la constituyente, los cándidos se entusiasman, tanto como lo hicieron con el congreso de la patria, o con el nuevo poder de los clap, o las marchas antiimperialistas. Cuando el show decae, en el intermedio, para distraer, aparece el peligro de invasión, ese chantaje debe callar disidencias.

Ya es evidente, más allá de las embustes y justificaciones, que se trata de una nueva constitución y que la Constitución de Chávez ha sido enterrada junto al Plan de la Patria. El que se quiera engañar que lo haga, pero esto no es Chavismo, no es Socialismo, regresamos a antes del 4 de febrero. Está suficientemente demostrado que la constituyente es una operación económica-represiva que adecuará la legislación a la venta de la riqueza patria, y a la necesaria represión de la reacción a esta entrega.

¿Qué deben hacer los chavistas?

La dirección del Chavismo, los históricos, los hijos tienen una responsabilidad con la humanidad, un deber con el país, con los pobres. No pueden permitir, sin presentar batalla, que el legado de Chávez, el camino al Socialismo sea sepultado en el altar del oportunismo, del pragmatismo. Chávez debe vivir y sólo puede vivir en Socialismo. Asesinar al Socialismo es asesinar de nuevo a Chávez. La dirección del Chavismo, los históricos, no pueden ser cómplices de este nuevo magnicidio. Es hora de la lealtad con Chávez, con su pensamiento.

Nos es de nuestro agrado tener que referirnos directamente a uno de nuestros dirigentes, pero es inevitable, la hora reclama lealtad militante, verdadera, la que corre el riesgo de decir. Es necesario que Adán, el hermano de sangre y de lucha, se manifieste. Él es un símbolo del Chavismo y su palabra, su conducta, es guía para la base chavista hoy desorientada y engañada. Adán debe renunciar a esa Comisión Constituyente, desmarcarse de la infamia, exigir retomar el camino del Chavismo. No pueden exigir lealtad los que no han sido leales. La lealtad es con Chávez.

Pronunciarse trae debilidad, es cierto, pero tengan seguro que la fuerza, el vigor que infundirían al espíritu de la masa chavista será infinitamente mayor, sería la única forma de salvarse. No pronunciarse es seguir el camino del entierro del Chavismo.

Los que hoy callen pasarán a la historia como sus sepultureros… después todo arrepentimiento será poco.



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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