Conspiración, colas y cretinismo

Después de haber visto colas y haber estado en tres de ellas, si no me equivoco, no cabe duda alguna que el método del gringo Gene Sharp ha sido hecho para “sacarle la piedra a las personas”, como parte del proceso conspirativo que vienen financiando las grandes corporaciones estadounidenses y muy en particular, las petroleras.

Porque precisamente eso es parte de lo que sucede en esas largas y aparatosas colas, además de las consabidas expresiones de algunos cuando expresan:

-¡Yo estoy aquí desde las 4 de la madrugada!

-¡Qué te puedo decir, pasando frío parejo. Hasta me acostumbré!

-¡Épa, dejen la coleadera!

-¡ Y van dos días que me levanto temprano y el camión tiene quince días que no viene!

-¡Tengo que pasar este tormento, porque la mujer dice que no hará más desayuno en la casa!

-¿Y yo? ¡Tengo que hacer cola para comprar leche o pan!

-¡Esa si no me la calo! ¡ A desayunarse con galletas, ñame, ocumo, batata o yuca o con lo que sea!

-¿Y qué haces en cola, entonces?

-¡Lo que sucede es que mi esposa está antojada y quiere desayunarse con arepas y no tengo harina!

-¡Mira -le dice uno a los demás- ese que va por ahí lo que hace es colearse!

Y muchas cosas más suceden en las fulanas colas y eso lo saben los grandes empresarios, comerciantes y los llamados bachaqueros, gente pobre también que lastima a su propia gente, aunque los primeros son los que están montados en la conspiradera. El cretinismo asoma también en las famosas colas.

Pero todo lo que ellas generan es algo muy pensado, tan pensado que a estas alturas, todavía hay gente que se cree que eso tiene que ver con la inventada incapacidad revolucionaria. Nada de eso, pues la finalidad es como la expresé inicialmente, es decir, generar malestar, porque los otros objetivos tienen que ver con aumentar las ganancias y los precios de los artículos, para dar pasos a otros objetivos muy puntuales como el robo de recursos.

¿Dónde está la trama -por ejemplo- que un camión tarde quince o veinte días sin llevar determinado producto a una bodega o supermercado, cuando los ciudadanos saben muy bien que ese transporte llegaba antes más puntual que estudiante en tiempo de examen?

Pues sencillamente la trama del asunto está en exasperar, molestar a los ciudadanos en toda la ciudad. Así son las cosas porque lo establece ese manual conspirativo que está en marcha desde hace varias décadas, aún cuando siempre han existido otras formas no escritas para conspirar.

Lo que más irrita en todo esto, es que la mayoría de la población sabe que se trata de una conspiración contra un modelo político diferente, pero que beneficia a quienes nunca han sido incluidos. La cuestión está en que el bombardeo comunicacional, que establece el manual, ha impactado a personas que uno pensaba que solían atinar con el pensamiento.

A una de estas personas le escuche decir:

-¿Cómo es posible que esta revolución nos esté humillando desde hace 18 años!,decía mientras desde un lado de la calle observaba el alboroto que se armaba en una de las tres colas que estaban frente a una bodega.

Lo que a esa persona no se le ocurrió decir, es que esas colas nada tienen que ver con la revolución bolivariana, porque eso forma parte de la conspiración empresarial privada, interna y externa, que viene desarrollándose desde -quizá antes- que Hugo Chávez asumió el poder en la República Bolivariana de Venezuela.

La revolución -con sus enemigos internos y externos- está mostrando que la mayoría pobre puede ser incluida, beneficiada y sin ser explotada para beneficio de los capitalistas y su voracidad infinita y eso molesta a los que viven del beneficio y la explotación capitalista y de la eliminación de la vida con las guerras, que deja una ganancia incalculable y que hace que el 1% de la población, siga acumulando sus riquezas en detrimento de una mayoría que languidece, empobrece y muere. 



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Pedro Estacio


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