La Constituyente me está pareciendo ya como un "Ábrete Sésamo", una instancia para curar todos los males. Ahora no entiendo por qué el presidente Chávez, cuando aquella sequía que casi se tragó la represa del Guri, en lugar de aquellos racionamientos rígidos, la invención de la "banda verde" y endeudarse hasta la coronilla con los chinos comprando bombillos ahorradores que se quemaban más rápido que inmediatamente y aires acondicionados, todo eso para regalar, no optó por una constituyente.
Si aplicamos el criterio y quizás hasta sueño de ahora con la constituyente, que más la conciben como una de esas llaves maestras que todo lo abren, con ella hubiesen obligado al Guri se llenase o al cielo lloviese y el agua corriese alegre, cantarina y hasta cristalina a todas las represas del país. Hubiésemos ahorrado bastante también dejando de comprar aquellos bombillos de segunda mano que nos vendieron los cubanos.
Bastó que la constituyente se instalase para que "Dólar to day", sin recato diese un salto con el que le ganó a Robeilys Peinado, la linda muchachita de la garrocha y a lo interior los precios, hasta del casabe y el pescado de la pesca artesanal, de los compañeros rodilla en tierra, que más parecen "rodilla en pie", como dijo en estos días un eufórico manifestante por la Constituyente, por los beneficios que les otorga el gobierno, optasen por acompañarle en aquel disparado viaje al cielo.
Cuando eso sucedió, pocas horas después de instalarse la Constituyente y surgiera la oferta de combatir la guerra económica por parte de ella, en el mercado compré por un mil ochocientos bolívares un bombillo de esos que uno llama por mala costumbre de los viejos, pero que ahora se han vuelto nuevos, pues volvieron a sustituir por los costos a los ahorradores, que de repente por eso envejecieron, nadie los compra, menos mal que el Guri está preñado. Ya en esos días, no hace mucho, "Dólar to day" había dado su salto más elevado. Hoy he vuelto al mercado, justamente a comprar otros bombillos porque igual que los "ahorradores", se queman como gringo en playa margariteña y me han pedido, por el mismo de hace pocos días atrás, tres mil quinientos bolívares, es decir casi el 100 por ciento más.
-"Señor, pero usted me cobró hace tres o cuatro días un mil ochocientos bolívares. ¿Cómo explica ese descomunal aumento?"
Dije aquello con inocultable rabia, pero también con impotencia.
-"Bueno señor", empezó a responder el comerciante, "¿usted no sabe el precio a que se halla el dólar?".
Cuando escuché aquella pregunta usada para responder a mi reclamo, mi rabia aumento desmesuradamente. No obstante, supe al instante que no debía ser contra aquel pillo, sino contra toda la maquinaria que para eso opera, desde "Dólar to day", pasando por los importadores y fundamentalmente por la incompetencia del gobierno que debía desatarme.
Por lo anterior, pude contenerme y decirle al señor, con estudiada calma:
-"Amigo, usted que habla de dólar, como si comprase eso con la divisa norteamericana, "¿no sabe, no se ha percatado, nadie le ha dicho, que cuando le compré días atrás, según "Dólar to day", la divisa gringa estaba en 17 ó 19 mil bolívares y hoy está a menos de 14, es decir, así como subió de pronto se vino a pique? ¿Acaso nadie le ha dicho que entonces esos bombillos, si aplicamos su lógica, deberían estar en menos de un mil bolívares?"
El pillo optó por ignorarme y se dispuso a atender a una señora que en ese instante entró a su negocio.
Por todas esas trampas, de las que el venezolano conoce en demasía, incapacidad del gobierno para orquestar un plan que nos saque de esta horrenda tragedia, por una guerra que no puede y menos sabe combatir, la imposibilidad de empatarse en un diálogo con voceros pertinentes, el gobierno decidió tirar la toalla. O, para decirlo de manera menos indelicada, optó por pasar el testigo.
Convocó una Asamblea Nacional, por la cual voté, pata muchas cosas, pero lo que es más triste para que le saque las castañas del fuego en asuntos para lo que aquella falta no hacía, como combatir a los especuladores. Es como un declararse incompetente y optar por otra para cumpla su rol en lo más mínimo.
Creo, a esta altura que, en efecto, el gobierno ya no tiene mucho que ofrecer. De lo poco que intenta nada le funciona. Nos ha convencido que, eso de enrocar los ministros porque son compañeros leales aunque no se le vea el queso a la tostada, no es un buen método. Que sus motores ni empujados y menos con manigueta prenden y menos arrancan.
Entonces el balón está en el campo de la Asamblea Constituyente. Su presidente Delcy Rodríguez y como tal al frente del organismo que debe conducir el balón de ahora en adelante, dado que la línea delantera anterior pasó a la retaguardia, debe bajar la euforia, bajar el tono del discurso para que pueda empatarse en un diálogo con todos, aquellos que ayuden a pacificar al país y quienes en la activación y hasta humanización de la economía. Eso pasa también por ver al mundo tal cual es sin entregar las banderas. Si eso logra, habría ganado la guerra y todos los demás oficiales tendrían que rendirle culto, empezando por quien dio un paso a un lado porque "no podía con ella".
¡Miren qué vaina! El mundo es un cuero seco. Si lo pisas por aquí, se levanta por allá. Si Delcy Rodríguez gana esta batalla que tiene como meta principal resolver la tragedia que envuelve al venezolano en lo que respecta a la relación precios y salarios y no queda como Ramos Allup en la Asamblea Nacional que ofreció derrocar al gobierno en seis meses, dejaría a Maduro en el olvido y en consecuencia la abriría las puertas para un retito honroso.
Si eso sucede, cosa que veo como muy cuesta arriba, aunque no me queda otra opción de desear que eso suceda, cabría preguntarse:
¿Y Diosdado cómo queda?