Frente a esta vorágines de cambios estructurales que hemos vivido a lo largo de casi dos décadas, hemos notado como en sus oportunidades diferentes sectores han tomado la palabra y se han erigido como lanzas en la defensa de la revolución Bolivariana y Chavista que ha logrado metas inimaginables en otros gobiernos. La cantidad de mensajes han sido efectivos con determinado grado de acuerdo a las acechanzas imperiales que se han vivido a cada instante.
A esta altura evolutiva de la sociedad venezolana todos conocemos de los continuos esquemas desestabilizadores de la oposición nacional y sus amos imperiales, que han venido profundizando sus daños, cada vez con más sangre y muerte. Su punta de lanza, recién fueron una cantidad de jóvenes a quienes le inocularon un odio tan grande que hasta llegaron a secuestrar a familias enteras, a vecinos enteros y comunidades en una espiral de violencia sin precedentes y que dejó como saldo más de cien muertos, más de cien familias enlutada, además de una gran pérdida económica para la nación. Avivados por sus cuentos de fantasías, drogas y hasta sexo, la dirigencia opositora arreó a un sector juvenil a asumir caminos delictivos, antidemocráticos, delictivo y criminales acciones que terminaron siendo repudiadas por las grandes mayorías de los venezolanos y venezolanas que apostamos a la paz y a la tranquilidad de un país en el cual podemos convivir todas y todos construyendo una gran potencia y la mayor suma de felicidad posible. Y esto quedó en evidencia el pasado 30 de julio abrazando la propuesta del presidente constitucional Nicolás Maduro, quien ofreció una Asamblea Nacional Constituyente como remedio efectivo para garantizar la paz y enrumbar la economía nacional a la prosperidad de las familias venezolanas.
Ante esta circunstancia y para educar y concientizar a nuestra juventud tenemos que ofrecer espacios aún más protagónicos a ese sector social que acumula la gran experiencia de la historia nacional reciente: los pensionados y jubilados. Son ellos quienes han logrado un avance muy considerable de reivindicaciones sociales y económicas a lo largo de 18 años. Antes en la cuarta repúblicas no se llegaba a 200 mil pensionados, a parte que las pensiones eran de miseria y las pagaban pocas veces al año. Si no pregúntenle a Antonio Ledezma, quien en varias ocasiones haciendo alarde de su talante criminal, varias veces le s mandó la Ballena a mojar a la tercera edad quienes protestaban realmente pacíficamente para que les pagaran sus pensiones. Agua, gases y palo, esa era la respuesta de este delincuente, quien torcidamente la oposición y los medios colocan como prominente político ejemplo de estas juventudes que manipulan e inyectan odio hacia los demás.
Ahora son más de tres y medio de millones de jubilados y pensionados que gozan de un pensión digna, equiparada por la constitución al sueldo mínimo y que son pagadas al día, puntualmente, sin retrasos y muchas veces con bonos satisfactorios.
Pese a la guerra económica que apunta a destrozar la economía del país y obvio, los bolsillos de los venezolanos y venezolanas. Las políticas del gobierno nacional, ahora junto a la comisión de economía de la ANC buscan solventar la situación donde todos tenemos que participar y asumir roles protagó9nicos.
Así pues, con ese más de tres millones de personas jubiladas y pensionadas el Psuv, las fuerzas patrióticas, de avanzada, progresistas, el Gran Polo Patriótico, tenemos la tarea de incorporar aunque sea el 25 por ciento de estos adultos mayores a participar en la vocería política del país para que con su experiencia de vida, con su amor profundo por este suelo, por su sabiduría profunda de los vaivenes políticos, es necesario sumar a casi 900 mil hombres y mujeres de la tercera edad a roles protagónicos en este proceso electoral regional para sean un estímulo a la generación juvenil que se levanta en cada rincón de Venezuela con las ansias irreverentes de construir para la paz, para el amor, para la grandeza.