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¿Teoría de Vanguardia? ¿Combatientes de Vanguardia? ¿Movimiento Revolucionario?:
Comentarios a ¿Cuál Socialismo? (I) de Alí Anzola E.
Javier Biardeau R.
INTELECTUALES APOLITICOS (Otto Rene Castillo[i])
"Un día, los intelectuales apolíticos de mi país
serán interrogados por el hombre sencillo de nuestro pueblo.
Se les preguntará sobre lo que hicieron
cuando la patria se apagaba lentamente,
como una hoguera dulce, pequeña y sola.
No serán interrogados sobre sus trajes,
ni sobre sus largas siestas después de la merienda,
tampoco sobre sus estériles combates con la nada,
ni sobre su ontológica manera de llegar a las monedas.
No se les interrogará sobre la mitología griega,
ni sobre el asco que sintieron de sí,
cuando alguien, en su fondo, se disponía a morir cobardemente.
Nada se les preguntará sobre sus justificaciones absurdas,
crecidas a la sombra de una mentira rotunda.
Ese día vendrán los hombres sencillos.
Los que nunca cupieron en los libros y versos de los intelectuales apolíticos,
pero que llegaban todos los días a dejarles la leche y el pan, los huevos y las tortillas, los que les cosían la ropa,
los que les manejaban los carros, les cuidaban sus perros y jardines, y trabajaban para ellos, y preguntarán,
"¿Qué hicisteis cuando los pobres sufrían, y se quemaba en ellos, gravemente, la ternura y la vida?"
Intelectuales apolíticos de mi dulce país, no podréis responder nada.
Os devorará un buitre de silencio las entrañas.
Os roerá el alma vuestra propia miseria.
Y callareis, avergonzados de vosotros."
En el presente artículo haremos algunos comentarios puntuales a las reflexiones de Alí Anzola E.[ii], dada la importancia del tema para la actual coyuntura histórica (¿Cuál Socialismo?), recordando algunos hitos metodológicos que pueden rastrearse en el propio pensamiento de Hugo Chávez sobre el extraviado horizonte del "Nuevo Socialismo del siglo XXI".
Anzola plantea que ha escuchado en determinados círculos políticos que existe una "crisis de pensamiento". Comencemos por allí.
Una "crisis de pensamiento" no es sólo una crisis de representaciones, conceptos o categorías en abstracto, sino una crisis de "marcos de sentido y significación" articulados a "contextos prácticos de acción".
Una crisis aparece reiteradamente referido en el ideograma chino es un momento de agotamiento, de peligro, aunque de oportunidad y decisión:
La noción de oportunidad nos lleva a una reflexión del termino griego Kairos: el "momento oportuno". Los griegos tenían dos palabras para referirse al tiempo: Cronos y Kairos.
Cronos se refiere al tiempo cronológico o secuencial (Cuantitativo), Kairos significa el tiempo, el momento contingente donde las cosas decisivas suceden (Cualitativo).
De modo que una crisis de pensamiento sería una crisis de "perspectivas" y "juegos de lenguaje" convencionales (discursos, mensajes, relatos, argumentos) en una circunstancia de amenaza o riesgo inminente, y de sus correspondientes "gramáticas", "códigos", "tropos" y "formas de vida".
Una crisis de pensamiento expresa una crisis de ideas (sin sustentación-justificación-consistencia-validez-legitimidad-eficacia) para aprovechar el tiempo de transformar los peligros actuales en oportunidades, para transformar las actuales desventajas en ventajas, expresando entonces una debilidad de las teorías, discursos y marcos operantes como presupuestos encarnados en la acción.
También una crisis de una tradición conceptual es una crisis de credibilidad, pues el respaldo y pruebas de sus principales matrices de argumentación, han sido severamente cuestionados. Hay crisis de credibilidad en la teoría, así como crisis de credibilidad de liderazgo que encarna la teoría.
Generalmente, una crisis de pensamiento ocurre por la redundancia o recurrencia de sus inconsistencias. Si no existe una mínima continuidad temporal de sus proposiciones o enunciados, si no existe mínima coherencia, mínima cohesión, mínima constancia, un pensamiento puede decir cualquier cosa a la vez y por ejemplo, justificar hoy la ruta al "nuevo socialismo" a partir del apoyo del capital financiero o minero transnacional, o conciliando la cohabitación con quienes han destruido la capacidad del pueblo trabajador para satisfacer sus necesidades más elementales.
Pero además una crisis de pensamiento emerge por incongruencia, por impertinencia, por inadecuación entre lo que se dice, lo que se siente y lo que se hace, porque la actitud de quien defiende una tesis no se adecua ni a la situación ni al momento, y peor aún, porque no tiene nada que ver con las actitudes y expectativas del destinatario de un mensaje.
Por ejemplo, se escucha la pregunta: ¿Puede superarse el capitalismo con las armas melladas del capitalismo?
Un pensamiento incongruente muestra sus patas cortas, sus medias verdades, su insinceridad, su proclividad a manipular y mentir, su predisposición a falsificar los hechos.
Por ejemplo, ¿Puede considerarse al pueblo poder originario permanente pero a la vez licuarlo en diversos dispositivos de delegación-usurpación-expropiación de su voluntad para la participación, el protagonismo y la toma de decisiones?
Adicionalmente una crisis de pensamiento es una crisis de la relación entre la "práctica teórica" y la "práctica política", o de acuerdo al vocabulario y las sentencias convencionales de izquierda, una crisis de la relación entre "teoría y práctica".
¿Dijo usted teoría y praxis?
Pues sí, se ha hecho evidente el abismo entre programas y realizaciones, entre frases y conductas, entre promesas y realidades, entre decisiones, directrices y ejecuciones. Ya no vale la pena seguir evocando el ritual de las 3R o 3R al cuadrado. Sencillamente, la "Máquina burocrática" licua y diluye, reforzando el deterioro.
Nuestro Simón Rodríguez[iii] impulsó la utopía concreta de la pedagogía crítica para enseñarnos a pensar desde la experiencia. Si se quiere superar una crisis de pensamiento hay que retomar la experiencia y la inquietud por la reflexión. La palabra crítica no puede ser perseguida como presa de cualquier esbirro.
Allí Paulo Freire[iv] nos enseñaba lo fundamental de aprender preguntando:
"Vuelvo a insistir en la necesidad de estimular permanentemente la curiosidad, el acto de preguntar, en lugar de reprimirlos. Las escuelas ora rechazan las preguntas, ora burocratizan el acto de preguntar. El asunto no es simplemente el de introducir en el currículo el momento dedicado a las preguntas, de nueve a diez, por ejemplo. ¡No es todo! El tema nuestro no es la burocratización de las preguntas, sino reconocer la existencia como un acto de preguntar. La existencia humana es, porque se hizo preguntándola raíz de la transformación del mundo. Hay una radicalidad en la existencia, que es la radicalidad del acto de preguntar Exactamente, cuando una persona pierde la capacidad de asombrarse, se burocratiza.
Me parece importante observar cómo hay una relación, indudable entre asombro y pregunta, riesgo y existencia. Radicalmente, la existencia humana implica asombro, pregunta y riesgo. Y, por todo esto implica acción, transformación. La 'burocratización implica la adaptación, por lo tanto, con un mínimo de riesgo, con ningún asombro y sin preguntas. Entonces, la pedagogía de la respuesta es una pedagogía de la adaptación y no de la creatividad. No estimula el riesgo de la invención y de la reinvención. Para mí, negar el riesgo es la mejor manera que se tiene para negar la propia existencia humana."
De modo, que una "crisis de pensamiento" también nace por ausencia de reflexión crítica a fondo, por ausencia de asombro, de pregunta, riesgo y de creatividad para profundizar la plena existencia humana.
La burocratización del pensamiento es la cuna de la crisis del pensamiento. Un pensamiento adaptativo, sin inquietud, ni apertura ni asombro, sin riesgos ni coraje, es un pensamiento conformista, domesticado, en estado de sumisión.
Decir revolución incubando la semilla del conformismo y la sumisión es un gigantesco fraude e inconsistencia.
En consecuencia, hay fraseos que se repiten sin densidad de pensamiento, a modo de consignas vacías sin contenido proposicional y sin fuerza enunciativa, sin sinceridad y sin la energía de los afectos emancipatorios.
Más bien se trata de rituales para alimentar la mentalidad de masa y las funciones fáticas o de contacto en los fenómenos de grupo serializados, prestos a los "ídolos de tribu" o como insistimos: al sectarismo burocratizado.
La fraseología socialista se puede imitar históricamente de forma mecánica y simiesca, como loros que repiten sin comprender ni explicar un ideario, con refranes y arengas. En cambio, una nueva "moral socialista" requiere de convencimiento/persuasión/influencia. Y para eso se requiere otra subjetividad.
No es lo mismo el refrán imitado o la consigna automática que la sentencia vivida como máxima de la voluntad, como conciencia práctica operante.
Aquí retornamos a Simón Rodríguez en su análisis de las normas o máximas de conducta en el obrar efectivo, pues es allí donde encontramos un índice efectivo de la orientación de una voluntad política y de la acentuación socio-ideológica de sus discursos (Voloshinov)[v]:
"Sentencias y Refranes: Cuando una verdad llega a obtener el asentimiento de los Sabios, es sentencia, porque sólo ellos sienten bien su importancia. —Si comprende otras verdades, se llama sentencia máxima o Máxima solamente, por abreviar—. Si se cita o adelanta en apoyo de una doctrina, es proverbio. —Si es muy conocida es adagio— y cuando se hace vulgar es Refrán. Sube la verdad de sentencia a proverbio y baja de proverbio a Refrán."
La vulgarización de las sentencias (que requiere del asentimiento de los sabios) y proverbios da lugar a los refranes, y muchos refranes se conviertes en consignas estereotipadas, en fraseos vacíos de fuerza y contenido (es decir, en el asentimiento de los "prejuicios de una mentalidad de rebaño").
Uno puede arengar prejuicios, pero eso no estimula ni la reflexión ni la inquietud para pensar y crear. Con arengas será difícil, por no decir imposible, salir de una crisis de pensamiento.
Insistimos, decir revolución es alentar todo lo contrario a la formación de una "mentalidad sumisa", tal como es diseccionada por Vicente Romano[vi]
A la pregunta ¿Cuál Socialismo?, tenemos que abordarla desde dos sentencias:
"¿Dónde iremos a buscar modelos? La América Española es original —originales han de ser sus Instituciones y su Gobierno— y originales los medios de fundar uno y otro. O inventamos o erramos."
"La América está llamada (si los que la gobiernan lo entienden) a ser el modelo de la buena sociedad, sin más trabajo que adaptar. Todo está hecho (en Europa especialmente). Tomen lo bueno —dejen lo malo— imiten con juicio— y por lo que les falte inventen."
Hemos leído a Simón Rodríguez porque algo debió ser importante para alimentar el llamado "Árbol de las Tres Raíces"[vii], o el sistema EBR. Y lo hemos leído críticamente[viii]. Hemos intentado desmitificar a los tuertos que repiten: "O inventamos o erramos"[ix].
Hugo Chávez trató de explicarle con sencillez al pueblo su idea de socialismo, retomando a Simón Bolívar en Angostura:
"El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política" (Simón Bolívar en el Discurso de Angostura-15 de febrero de 1819)
¿La "acción de gobierno" está orientada a metas que propenden: a) A la mayor suma de felicidad posible para el pueblo, b) A la mayor suma de su seguridad social, c) A la mayor suma de la estabilidad política?
También Chávez retomó la siguiente idea bolivariana:
"Mi opinión es, legisladores, que el principio fundamental de nuestro sistema depende inmediata y exclusivamente de la igualdad establecida y practicada en Venezuela (…)."
¿A dónde fueron a parar las ideas sobre la igualdad practicada y de superación de la democracia representativa por los dispositivos de la democracia directa?
¿A dónde fue a parar la crítica radical a la partidocracia en la Agenda Alternativa Bolivariana (AAB)?
¿Acaso la tan famosa sentencia 378 del TSJ puede decirse que es un paradigma que pretende superar en todas sus implicaciones a la democracia representativa?
Habría que contraponer los sofismas acomodaticios del tal sentencia a la siguiente idea-fuerza:
"Es el pueblo el que decide; es la comunidad la que decide; no somos nosotros, no es Chávez el que va a decidir… Son ustedes los que deciden, es el poder popular, es la democracia directa, a través de las asambleas populares, a través de la participación, el protagonismo popular". (Hugo Chávez Frías)
¿Recuerdan algo que se llamó los Aló Presidentes teóricos[x]?
"Una invitación hago, desde aquí, a la lectura, al estudio, a fortalecer los principios, las raíces de nuestro planteamiento ideológico y a estudiar y profundizar la teoría, las ideas. No hay, no puede haber —esto pareciera un lugar común—, pero es imposible que haya una revolución si no hay teoría revolucionaria, es imposible. Así como hubiese sido imposible que existiera este edificio si no lo hubiese guiado previamente una teoría científica."
De modo, que en cuestiones de socialismo que no se trata de "calcar y copiar" ni de como dice el lenguaje plebeyo: "Inventar el agua tibia" de la democracia representativa. O peor aún, acabar con cualquier figura de democracia.
Por ejemplo, desmantelar y sepultar a los referéndums, como dispositivos de democracia directa a escala nacional. No es por allí que se construye poder popular, expropiándole la voluntad al pueblo.
Pero no basta hablar de lo que en "algún" Plan de la Nación (I Plan socialista de la Nación) se denominó: Democracia protagónica Revolucionaria".
Hablemos además de "Anti-imperialismo".
Si de verdad se quieren asumir actitudes anti-imperialistas consistentes y consecuentes mucha falta hace recordar a Julio A Mella o a José Carlos Mariátegui es sus desenmascaramientos del APRA[xi].
¿El APRA? Si, a los adecos peruanos.
Tal desenmascaramiento era análogo al desenmascaramiento del papel anti-imperialista de AD en Venezuela o de todos aquellos que consideran que el anti-imperialismo será construido a partir de una alianza con personificaciones económicas, ideológicas o políticas del metabolismo del Capital. El manual soviético enseñaba: primero, la liberación nacional, luego, la revolución socialista. A eso se le llamo: revolución por etapas. Mao intento flexibilizar el guion: primero, la etapa de la "nueva democracia", luego, el socialismo.
Y de esos guiones se alimentaron generaciones enteras de cuadros y dirigentes políticos de izquierda. Quizás en algún recóndito lugar habrán escuchado mencionar al Cubano Julio A. Mella o al Peruano José Carlos Mariátegui.
Decía Mella en su folleto polémico: ¿Qué es el ARPA?:
"En su lucha contra el imperialismo (el ladrón extranjero) las burguesías (los ladrones nacionales) se unen al proletariado, buena carne de cañón. Pero acaban por comprender que es mejor hacer alianza con el imperialismo, que al fin y al cabo persiguen un interés semejante. De progresistas se convierten en reaccionarios. Las concesiones que hacían al proletariado para tenerlo a su lado, las traicionan cuando éste, en su avance, se convierte en un peligro tanto para el ladrón extranjero como para el nacional. De aquí la gritería contra el comunismo. (…) Para hablar concretamente: liberación nacional absoluta, sólo la obtendrá el proletariado, y será por medio de la revolución obrera".
En la misma matriz de argumentación, decía Mariátegui:
"La divergencia fundamental entre los elementos que en el Perú aceptaron en principio el APRA –como un plan de frente único, nunca como partido y ni siquiera como organización en marcha efectiva– y los que fuera del Perú la definieron luego como un Kuomintang latinoamericano, consiste en que los primeros permanecen fieles a la concepción económico-social revolucionaria del antiimperialismo, mientras que los segundos explican así su posición: ‘somos de izquierda (o socialistas) porque somos antiimperialistas’. El antiimperialismo resulta así elevado a la categoría de un programa, de una actitud política, de un movimiento que se basta a sí mismo y que conduce, espontáneamente, no sabemos en virtud de qué proceso, a la revolución social (…). El antiimperialismo, para nosotros, no constituye ni puede constituir, por sí solo, un programa político, un movimiento de masas apto para la conquista del poder. El antiimperialismo, admitido que pudiese movilizar al lado de las masas obreras y campesinas, a la burguesía y pequeña-burguesía nacionalistas (ya hemos negado terminantemente esta posibilidad) no anula el antagonismo entre las clases, no suprime su diferencia de intereses (…). Ni la burguesía, ni la pequeña-burguesía en el poder pueden hacer una política antiimperialista".
Hay quienes llaman a la unidad nacional anti-imperialista pero haciendo mutis sobre los antagonismos de clases, sectores y grupos. No hay luchas entre bloques sociales y políticos enraizados en el conflicto de clases fundamentales. No hay capitalismo ni explotación, solo hay disputa política en la escena de los medios de in-comunicación.
La escenografía de la democracia de partidos y audiencias se hace silencio ante las condiciones materiales de existencia de las clases populares y ante el modo de existencia cotidiana del pueblo trabajador. Todo se diluye en mantener el poder a toda costa, y con él, los patrimonios conquistados como botín de guerra en las arcas del Estado rentista.
La lucha política retorna a las ideas elitistas de zorros y leones, y abajo, las masas de maniobra y los grupos auxiliares, la revolución es un simple mito para derrumbar leones con la astucia de los zorros y como decían, un cementerio de las elites para entronizar a nuevas elites. La circulación de las elites de hace un eterno retorno de lo mismo con diferentes cachimbos. En el fondo, el pueblo como masa de maniobra, solo recibe del reparto de prebendas de acuerdo al tiempo de vacas flacas y vacas gordas; y a su disposición a mantener su tributo de lealtad al jefe de turno.
¿Cuál Socialismo? ¿El Socialismo Feudal de siervos que tributan a una nueva clase de gestores y propietarios de la renta del suelo? ¿El socialismo burgués de quienes reparten para integrar a las clases en un arreglo que armonice las reivindicaciones económico-corporativas de cada clase, con el patrono Estado como árbitro en última instancia?
De modo, que las "alianzas tácticas" con la burguesía (grande, mediana o pequeña), con sus fracciones (agrarias, industriales, bancarias o comerciales), o con su origen (nacional, internacional o transnacional) pueden desembocar en un maridaje estratégico, en el despeñadero y sepultura de cualquier mención a la figura del "Socialismo anti-imperialista y anti-capitalista".
Decir hoy "anti-capitalista" es una mala palabra. Sólo se puede decir "anti-imperialista y progresista". Es la estación intermedia para solo llegar a decir Independencia y justicia social. Luego de allí, se podrá decir cualquier otra cosa, hasta neoliberalismo con rostro humano. Y así se va diluyendo Chávez como los dibujos en la arena a la orilla del mar.
Lo que hay que sincerar es el debate sobre un movimiento de liberación nacional que pretende asumir un carácter social-desarrollista y burgués, o frente-populista, progresista social-demócrata o patrimonialista-clientelar en vez de un consecuente movimiento anti-imperialista que asume las banderas del socialismo revolucionario.
No hay que inventar el agua tibia, ni hacer camuflaje de las verdaderas actitudes políticas con distracciones o maniobras. ¿Cuál socialismo?: ¡Por sus obras los conoceréis…!
Adoptar, adaptar, crear e inventar son eslabones de la autonomía, la creatividad y la reflexión crítica en las circunstancias históricas específicas de Nuestra América:
"A Norteamérica capitalista, plutocrática, imperialista, sólo es posible oponer eficazmente una América latina o íbera, socialista. La época de la libre concurrencia en la economía capitalista ha terminado en todos los campos y todos los aspectos. Estamos en la época de los monopolios, vale decir de los imperios. Los países latinoamericanos llegan con retardo a la competencia capitalista. Los primeros puestos están ya definitivamente asignados. El destino de estos países, dentro del orden capitalista, es de simples colonias. La oposición de idiomas, de razas (¿Dijo usted supremacía blanca? N. A.[xii]), de espíritus no tiene ningún sentido decisivo. Es ridículo hablar todavía del contraste entre una América sajona materialista y una América latina idealista, entre una Roma Rubia y una Grecia pálida. Todos estos son tópicos irremisiblemente desacreditados. El mito de Rodó no obra ya -no ha obrado nunca- útil y fecundamente sobre las almas. Descartemos, inexorablemente, todas estas caricaturas y simulacros de ideologías y hagamos las cuentas, seria y francamente, con la realidad.
El socialismo no es, ciertamente, una doctrina indoamericana. Pero ninguna doctrina, ningún sistema contemporáneo lo es ni puede serlo. Y el socialismo, aunque haya nacido en Europa, como el capitalismo, no es tampoco específico ni particularmente europeo. Es un movimiento mundial, al cual no sustrae ninguno de los países que se mueven dentro de la órbita de la civilización occidental. Esta civilización conduce, con una fuerza y unos medios de que ninguna civilización dispuso, a la universalidad. Indo-américa en este orden mundial, puede y debe tener individualidad y estilo; pero no una cultura ni un sino particulares. Hace cien, años debimos nuestra independencia como naciones al ritmo de la historia de Occidente, que desde la colonización nos impuso ineluctablemente su compás. Libertad, Democracia, Parlamento, Soberanía del Pueblo, todas las grandes palabras que pronunciaron nuestros hombres de entonces procedían del repertorio europeo. La historia, sin embargo, no mide la grandeza de esos hombres por la originalidad de estas ideas, sino por la eficacia y genio con que las sirvieron. Y los pueblos que más adelante marchan en el continente son aquellos donde arraigaron mejor y más pronto. La interdependencia, la solidaridad de los pueblos y de los continentes, eran sin embargo, en aquel tiempo, mucho menores que en éste. El socialismo, en fin, está en la tradición americana. La más avanzada organización comunista, primitiva, que registra la historia, es la incaica.
No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo indoamericano. He aquí una misión digna de una generación nueva.
En Europa, la degeneración parlamentaria y reformista del socialismo ha impuesto, después de la guerra, designaciones específicas. En los pueblos donde ese fenómeno no se ha producido, porque el socialismo aparece recién en su proceso histórico, la vieja y grande palabra conserva intacta su grandeza. Lo guardará también en la historia, mañana, cuando las necesidades contingentes y convencionales de demarcación que hoy distinguen prácticas y métodos, hayan desaparecido.
Capitalismo o socialismo. Éste es el problema de nuestra época. No nos anticipamos a la síntesis, a las transacciones, que sólo pueden operarse en la historia. Pensamos y sentimos como Gobetti que la historia es un reformismo más a condición de que los revolucionarios operen como tales. Marx, Sorel, Lenin, he ahí los hombres que hacen la historia." (José Carlos Mariátegui[xiii]. Aniversario y Balance: en Ideología y Política)
A 100 años de una revolución primero degenerada y luego traicionada, vale la pena recordar a los que no cogieron línea de la "Máquina burocrática".
Con estas referencias uno puede andar con mejor mapa y brújula para determinar si existe o no una consecuente perspectiva anti-imperialista (¿Y anti-capitalista?).
El eurocentrismo y una denuncia avant la lettre del imperialismo cultural, para Simón Rodríguez, creemos se basó en la siguiente máxima:
"Los filósofos europeos convencidos de la inutilidad de su doctrina, en el mundo viejo, quisieran poder volar hasta el nuevo, a emplear sus últimos días propagándola".
De modo que al decir "Socialismo" no se trata de propagar una doctrina pre-fabricada y acartonada del mundo europeo, (o de la experiencia de la antigua URSS o de China) como una voz geo-cultural de autoridad indiscutible:
"Tomen lo bueno, dejen lo malo, imiten con juicio, y por lo que les falte inventen", decía Simón Rodríguez.
Cuando J. V Lastarria caracterizó a Simón Rodríguez de la siguiente forma, nos dio indicaciones precisas de un pensamiento reformador e innovador de izquierdas:
"Don Simón Rodríguez era un verdadero reformador, cuyo puesto estaba al lado de Owen, de Saint-Simon y de Fourier. Hombre de genio, independiente y observador, nacido y formado por sí mismo...".
Al citar a Owen, Saint-Simón y Fourier, quedarían pocas dudas sobre el hilo conductor de la evocación al Imaginario Socialista europeo-moderno de principios del siglo XIX. Algunos repetirán como conducta refleja: "Socialismo Utópico en contraposición a Socialismo Científico". Pero esto no basta. Se queda muy corto.
Vale la pena aquí desmontar la disyunción, y transformarla en conjunción (tal como plantea Morin[xiv]) entre el llamado "Socialismo utópico" y el "Socialismo científico", para desmitificar la idea misma de "Ciencia socialista", presupuesto básico de la intrusión del paradigma positivista del siglo XIX en el ideario y reflexiones teóricas de la II Internacional Socialista.
Habrá quienes deberán releer el Programa de Erfurt[xv] de 1891, pues llamándose revolucionarios están a ala derecha de tal Programa.
¿Cuál Socialismo? Ya sabemos que no es uno que no mantenga una consecuente posición anti-imperialista, pero en el terreno teórico:
¿El positivista, el determinista, el mecanicista, el dogmático, el euro-céntrico? Pues no.
Aquí tendríamos que retomar los debates aun soterrados de los movimientos descolonizadores sobre un socialismo y un marxismo que contrabandean el discurso del colonizador.
Retomar por ejemplo el discurso sobre el colonialismo[xvi] o la carta a Maurice Thorez[xvii], de Aime Cesaire, y no sólo el gesto de Sartre en la su Prefacio a los "Condenados de la Tierra"[xviii] de Fanon. Decía Cesaire:
"Los hechos están allí, rotundos. Cito en desorden: las precisiones dadas por Kruchev sobre los métodos de Stalin; la verdadera naturaleza de las relaciones entre el poder del Estado y la clase obrera en demasiadas democracias populares, que nos hacen creer en la existencia de un verdadero capitalismo de Estado en estos países, que explota a la clase obrera de manera no muy distinta a la que se estila en los países capitalistas; la concepción generalmente aceptada en los partidos comunistas de tipo estalinista de las relaciones entre los Estados y los partidos hermanos, y para muestra de ella la carretada de injurias volcadas durante cinco años sobre Yugoslavia, culpable de haber afirmado su voluntad de independencia; la falta de signos positivos que muestren la voluntad del Partido Comunista Ruso y del Estado soviético de conceder su independencia a los demás partidos comunistas y a los demás Estados socialistas; o bien, la falta de prisa de los partidos no rusos, y particularmente del Partido Comunista Francés, para apropiarse de esta oferta y afirmar su independencia respecto a Rusia; todo esto nos autoriza a decir que -excepto en Yugoslavia- en numerosos países de Europa, y en nombre del socialismo, burocracias separadas del pueblo, burocracias usurpadoras de las cuales se ha probado actualmente que no hay nada que esperar, han logrado el lamentable prodigio de transformar en pesadilla lo que durante largo tiempo la humanidad acaricio como un sueño: el socialismo."
En esta carta dirigida a Maurice Thorez, Secretario General del Partido Comunista Francés (PCF), escrita por Aimé Césaire en 1956 (hace 61 años) ya se desenmascaraban muchos de los fetiches que se mantenían sobre la realidad de la URSS.
¿Cómo volverse uno jocoso frente a los actos y decisiones de Stalin luego de las revelaciones de Kruschev en 1956?
Hay que comportarse como un cínico o como un idiota para hacerlo pues lo que hay allí es tragedia, muerte y desolación.
¿Cuántas torturas y muertes bajo el nombre del comunismo? ¿Cómo seguir apostando a los mismos fetiches y obedecer a los dogmas luego de tales acontecimientos?
Cesaire denuncia que el camino de los colonizados no coincide con él del comunismo tal como ha sido puesto en práctica en la URSS. La cuestión colonial no puede ser tratada como una parte de un conjunto más importante (La sumisión a los dictados de la URSS, ya que esta lucha contra el colonialismo y el racismo es más compleja y de naturaleza muy distinta, que por ejemplo, la lucha del obrero francés contra el capitalismo francés).
¿Cómo comprender y asumir las luchas contra la dominación política, la explotación económica, la hegemonía ideológica, la exclusión social, la discriminación, la negación cultural, el patriarcado, el racismo o la destructividad ambiental en las condiciones de un país sin proyecto nacional, con un pueblo neo-colonizado, dependiente de una economía extractiva de puertos?
¿Con los mitos del neo-desarrollismo rentista, clientelar, patrimonial y redistributivo? ¿Con cuál socialismo? ¿El de la burguesía (pequeña, mediana o grande) burocrática de Estado? ¿Socialismo sin pueblo trabajador, sin poder popular, sin un bloque nacional, democrático y revolucionario? ¿Revolución "desde arriba", desde el gobierno, desde una nueva "elite de poder"?
Hay que dejarse de pantomimas. Cuando se abandonan formas de organización lo más amplias y flexibles posibles, susceptibles de impulsar al mayor número de personas y movimientos a la participación y el protagonismo real para la toma de decisiones, más que reclutar a un pequeño número de ellas en una organización que califica de autoritaria, no pareciera que es escoge el camino justo del socialismo, ni democrático ni revolucionario.
¿Cuál socialismo? ¿Se puede construir el socialismo y la unidad del pueblo con pantomimas? ¿Se pueden confundir alianzas con subordinación, solidaridades con renuncia a la autonomía e independencia de las clases explotadas y populares? ¿Se puede sectorizar al pueblo entre sectores "avanzados" (los que me apoyan) y sectores "atrasados" (los que no me apoyan)?
Decía Cesaire: si las concepciones sobre el nuevo socialismo no están hechas para los seres humanos, para su plena existencia humana y social, en función del desarrollo de la conciencia del ser social, y no los seres humanos para la doctrina, la autoridad del "estado mayor" y el movimiento, se está fallando y mucho.
Ni el capitalismo neoliberal ni el socialismo en su dimensión estalinista ofrecen pleno desarrollo humano, democracia participativa-protagónica y una visión ecológica para la existencia social.
Si el término "Socialismo" se convierte en un universal abstracto e indefinido, o en un chovinismo nacionalista y populachero, no habrá desarrollo humano ni ecología política. Lo universal sin profundización y articulación de toda la diversidad de los particulares en su riqueza es un fetiche.
Teóricamente, una interpretación "cientificista" del socialismo, siguiendo el modelo positivista y darwinista, fue una característica común al pensamiento socialista de la Segunda Internacional Socialista[xix]. Esa es la verdadera procedencia teórico-cultural de la socialdemocracia reformista (las características de determinismo, mecanicismo, concepción evolucionista (darwinismo social) de la historia y olvido de la conjunción entre método dialéctico y teoría dialéctica de la totalidad social, también son comunes). También fue un rasgo común de la II Internacional Socialista su visión racista de la cuestión colonial.
Tales influencias serán diferencias determinantes para comprender el desarrollo de los debates sobre la autodeterminación de las naciones, sobre la cuestión colonial y sobre temas más filosóficos, como la relación Hegel-Marx en Lenin, y posteriormente las divergencias entre Lukacs, Korsch y Gramsci ante los primeros intentos de vulgata en Bujarin[xx] (Teoría del Materialismo Histórico: Ensayo popular de Sociología Marxista).
En nuestras coordenadas histórico-culturales el debate sobre la filosofía de la liberación latinoamericana o sobre los enfoques de la dependencia desde los años 60 hasta la actualidad, han sido emblemáticos para despejar las dudas sobre el fenómeno peronista, las encrucijadas del gobierno de Allende o la revolución nacional peruana de Velasco Alvarado en Perú. También lo son hoy para dar cuenta del "progresismo post-neoliberal".
Se trata de revisitar estos debates desde un doble movimiento: descolonizador por una parte, y desmitificación de dogmas y vulgatas, por la otra.
La agenda por un nuevo socialismo resulta mucho más compleja que los acartonados manuales soviéticos o la vieja fraseología para incautos. Se requieren "teorías de vanguardias" (¿Existen hoy?) para combatientes de vanguardia (¿Existen hoy?), recordando algunas de aquellas frases de Lenin en el ¿Qué hacer?[xxi].
Porque para llegar al ¿Cómo hacerlo? hay que tener muy claras y definidas las metas y los principios. Y creo que eso hoy está muy opaco y muy mal definido.
Decía Lenin en tal texto que no se puede ni traficar con los principios, ni subestimar los matices ni hacer concesiones en el terreno de la teoría.
Hoy aquella gran teoría revolucionaria luce en gran medida derruida y requiere tanto de reconstrucciones como de refundaciones. No basta el calco y copia. Ni inventar el agua tibia. Hay que despejar mucha maleza dogmática, sectaria y autoritaria.
Recordaba Lenin hace 115 años (1902) la carta de Marx sobre el Programa de Gotha, carta donde censuraba duramente el eclecticismo en que se incurrió al formular los principios de aquel programa, cuestionando a su vez que en vez de pactar acuerdos para alcanzar los objetivos prácticos del movimiento, se traficaba con los principios y se hacían concesiones teóricas.
Estos aspectos: a) traficar con los principios y b) hacer concesiones teóricas, son precisamente parte de una "crisis de pensamiento" de izquierdas.
Lenin en 1902 cuestionaba además que se tratara de "aminorar la importancia de la teoría":
"Sin teoría revolucionaria tampoco puede haber movimiento revolucionario. Jamás se insistirá bastante sobre esta idea en unos momentos en que a la prédica de moda del oportunismo se une la afición a las formas más estrechas de la actividad práctica. Y para la socialdemocracia rusa, la importancia de la teoría es mayor aún, debido a tres circunstancias que se olvidan con frecuencia."
Cito extensamente estas palabras, pues uno escucha en determinados círculos políticos la repetición como automatismo psíquico de la frase: "Sin teoría revolucionaria no hay práctica revolucionaria".
Esta repetición de la sentencia es errada, es parcial, incompleta.
Quizás su génesis y procedencia se encuentra en aquel párrafo del texto de Stalin[xxii] sobre los fundamentos del Leninismo:
"La teoría es la experiencia del movimiento obrero de todos los países, tomada en su aspecto general. Naturalmente, la teoría deja de tener objeto cuando no se halla vinculada a la práctica revolucionaria, exactamente del mismo modo que la práctica es ciega si la teoría revolucionaría no alumbra su camino. Pero la teoría puede convertirse en una formidable fuerza del movimiento obrero si se elabora en indisoluble ligazón con la práctica revolucionaria, porque ella, y sólo ella, puede dar al movimiento seguridad, capacidad para orientarse y la comprensión de los vínculos internos entre los acontecimiento que se producen en torno nuestro; porque ella, y sólo ella, puede ayudar a la práctica a comprender, no sólo cómo se mueve y hacia dónde marchan las clases en el momento actual, sino también cómo deben moverse y hacia dónde deben marchar en un futuro próximo. ¿Quién sino Lenin dijo y repitió decenas de veces la conocida tesis de que "Sin teoría revolucionaria no puede haber tampoco movimiento revolucionario"? (v. t. IV, pág. 380)."
Mejor lo decía Kant: "La práctica sin teoría es ciega y la teoría sin práctica es estéril" en 1793. Solo bastaba agregar que se trataba de la praxis revolucionaria:
"La teoría materialista de que los hombres son producto de las circunstancias y de la educación, y de que, por tanto, los hombres modificados son producto de circunstancias distintas y de una educación distinta, olvida que las circunstancias se hacen cambiar precisamente por los hombres y que el propio educador necesita ser educado. Conduce, pues, forzosamente, a la división de la sociedad en dos partes, una de las cuales está por encima de la sociedad (así, por ej., en Roberto Owen).
La coincidencia de la modificación de las circunstancias y de la actividad humana sólo puede concebirse y entenderse racionalmente como práctica revolucionaria." (Marx: Tesis III sobre Feuerbach)
La división de la sociedad en dos partes. Allí reside el problema recurrente de la praxis revolucionaria: la elite de poder por un lado, y el pueblo por la otra. Gobernantes por allá, y gobernados por acá.
Lo dicho por Lenin es mucho más que lo señalado por Stalin, no se trata sólo de "práctica revolucionaria". Lenin dice: no hay "movimiento revolucionario".
¿Cómo transformar al mundo desde inadecuadas interpretaciones? ¿Habrá praxis revolucionaria repitiendo a Stalin?
También Lenin, señala como primera circunstancia de la importancia de una "teoría revolucionaria", que una organización en sus comienzos debe diferenciarse de otras tendencias del pensamiento revolucionario que "amenazan con desviar el movimiento del camino justo".
¿Camino justo? ¿Quiénes se descarrían del Proyecto Nacional Simón Bolívar, del Primer y segundo Planes Socialistas? ¿Por qué existe el descarrío? ¿Teorías de vanguardia? ¿Combatientes de vanguardia? ¿Degeneración? ¿Traición?
Desde mi punto de vista no hay claridad ni en el fundamento, ni en los caminos ni en las metas. No hay consistencia de una teoría ni de un movimiento revolucionario. Siendo optimistas, se está entre pañales.
Para Lenin en 1902 había que tomar nota en primer lugar del riesgo de la "desviación del camino justo", pues un error "sin importancia" a primera vista puede tener las más tristes consecuencias, y "sólo gente miope puede considerar inoportunas o superfluas las discusiones fraccionales y la delimitación rigurosa de los matices".
Por ejemplo, ¿Podemos decir hoy que lo que sucede en el seno de la ANC convocada directamente por el Presidente es un simple matiz? ¿Podemos decir que lo que sucede con la política económica y la llamada agenda económica bolivariana es un simple matiz? ¿Podemos decir hoy que lo que sucede en el seno de las llamadas alianzas sociales y políticas del proceso bolivariano son matices?
Las metáforas visuales frente a la ausencia de teoría son significativas: miopía en Lenin, ceguera e iluminación del camino en Stalin. Las metáforas son claves cuando se trata de cuestionar el pragmatismo, el empirismo, el desprecio por el conocimiento y la elaboración sistemática y rigurosa de saberes para guiar la acción política.
Pero no solo de metáforas visuales se trata cuando se aborda la ausencia de reflexión teórica, de crítica y creatividad. También se trata de teorías que no escuchan, que se hacen sordas, de teorías petrificadas que no sienten, que han perdido el sensorium. "Esterilidad" indicaba Kant.
El dogma es la metáfora de la ceguera, de la sordera y de la insensibilidad. Por eso el dogma se cierra al debate y a las discusiones, se cierra a la dialéctica y a la dialógica, se hace monólogo soberbio hasta suspenderse en una interminable ecolalia. Y un liderazgo político que sufre de monólogo y ecolalia está descarriado.
Vale la pena recordar a Lenin, cuando habla de discusiones entre tendencias y fracciones, cuando valora el debate no solo de principios y de teorías, sino de matices, discusiones que "en ningún caso son inoportunas o superfluas", pues la delimitación rigurosa de los matices puede impedir que se consumen "las más tristes consecuencias".
¿Se impedirán tales consumaciones? ¿Cuál socialismo?
De nuevo, una "desviación del camino justo" (sin principios y sin metas revolucionarias, todo vale igual y entra a jugarse el trono el gatopardo) conlleva a tristes consecuencias.
En segundo lugar, Lenin destaca que el movimiento revolucionario es internacional por naturaleza, no es chovinista ni particularista, no anda arengando un nacionalismo reaccionario.
Esto significa cuestionar el chovinismo nacional y populachero, pero además significa que un desarrollo con éxito depende de que se estudien y apliquen las experiencias de otros países de acuerdo a las circunstancias históricas concretas.
Este segundo aspecto indica que no puede asumirse la mentalidad del aldeano vanidoso y mirarse sólo el ombligo con soberbia. Decía José Martí[xxiii]:
"Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea, y con tal que él quede de alcalde, o le mortifique al rival que le quitó la novia, o le crezcan en la alcancía los ahorros, ya da por bueno el orden universal, sin saber de los gigantes que llevan siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima, ni de la pelea de los cometas en el Cielo, que van por el aire dormidos engullendo mundos. Lo que quede de aldea en América ha de despertar. Estos tiempos no son para acostarse con el pañuelo en la cabeza, sino con las armas en la almohada, como los varones de Juan de Castellanos: las armas del juicio, que vencen a las otras. Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra."
Lenin sugiere saber enfocar de modo crítico (las "armas del juicio, que vencen a las otras" de Martí) todas las experiencias socialistas y comprobarlas uno mismo.
De nuevo, la ratificación del vínculo entre una práctica teórica (enfocar de modo crítico y creativo) y una práctica política (comprobarlas mediante la experiencia) son claves para el "movimiento revolucionario".
¿Qué fue del marxismo como expresión teórica de un momento histórico específico del movimiento revolucionario? (La crisis del marxismo. Karl Korsch dixit)
En tercer lugar, la importancia de la teoría reside en que cada experiencia nacional-revolucionaria tiene que afrontar sus propios problemas y tareas específicas y hasta singulares. Hay problemas que solo surgen en determinadas condiciones y no se pueden trasplantar modelos. Hay que adaptar y adoptar creativamente, hay que inventar con juicio.
En el caso de Rusia, por ejemplo, era la liberación del yugo de la Autocracia lo que generó un modelo de organización política específico. De allí la importancia de un partido dirigido por una teoría de vanguardia que pudiera cumplir la misión de combatiente de vanguardia.
De nuevo, en Lenin el vínculo entre teoría, práctica y movimiento (teoría de vanguardia = combatiente de vanguardia =movimiento revolucionario)
Y por si faltara poco, también Lenin se apoyó en las observaciones hechas por Engels en 1874 a la significación de la teoría en el movimiento socialdemócrata.
Para Engels, existen tres formas de lucha de la socialdemocracia: la política, la económica y la lucha teórica (Y en esta última se apoyó el ahora olvidado Althusser).
La lucha teórica no es adjetiva sino sustantiva, no se trata de debates inoportunos ni superfluos, ni de simples matices de cafetín. Se trata de debates teóricos con implicaciones políticas.
Para Lenin, traficar con los principios, hacer concesiones teóricas, subestimar los matices, suponer que las discusiones son superfluas o inoportunas, no asumir el debate de tendencias, todo esto tiene implicaciones políticas.
Pero además Lenin reconoce la necesidad de asumir una teoría de vanguardia. Y cita a Engels (Prefacio a: Der deutsche Bauernkrieg[xxiv]):
"Sin la filosofía alemana que le ha precedido, sobre todo sin la filosofía de Hegel, jamás se habría creado el socialismo científico alemán, el único socialismo científico que ha existido. De haber carecido los obreros de sentido teórico, este socialismo científico nunca hubiera sido, en la medida que lo es hoy, carne de su carne y sangre de su sangre".
No estamos diciendo que hay que retornar sin más a la filosofía post-kantiana para plantear la nueva problemática del Socialismo del siglo XXI. Lo que estamos diciendo es que se requiere de perspectivas teóricas o de teoría (s) de vanguardia, se requiere de sensibilidad y apertura al "sentido teórico".
Teorías deficientes lleva a resultados desastrosos. No apoyarse en experiencias revolucionarias previas, en sus éxitos y fracasos, conlleva también a resultados desastrosos.
¿Cuál socialismo? ¿Cuál teoría? ¿Cuáles combatientes? ¿Cuál movimiento?
La lucha de un movimiento se desarrolla en forma metódica, no improvisada y sin capacidades teóricas, en tres direcciones concertadas y relacionadas entre sí: lucha teórica, lucha política y lucha económico-práctica.
Engels decía que se trataba de un ataque concéntrico, para darle fuerza y la invencibilidad al movimiento socialista.
También Engels decía en pleno siglo XIX que:
"(…) los jefes deberán instruirse cada vez más en todas las cuestiones teóricas, desembarazarse cada vez más de la influencia de la fraseología tradicional, propia de la vieja concepción del mundo, y tener siempre presente que el socialismo, desde que se ha hecho ciencia, exige que se le trate como tal, es decir, que se le estudie. La conciencia así lograda, y cada vez más lúcida, debe ser difundida entre las masas obreras con celo cada vez mayor, y se debe cimentar cada vez más fuertemente la organización del partido, así como la de los sindicatos...".
Pero también es muy sintomático que en el Texto de Lenin (¿Qué hacer?) la cita de Engels se interrumpa allí, pues el párrafo completo de Engels dice:
"Sobre todo los jefes deberán instruirse cada vez más en todas las cuestiones teóricas, desembarazarse cada vez más de la influencia de la fraseología tradicional, propia de la vieja concepción del mundo, y tener siempre presente que el socialismo, desde que se ha hecho ciencia, exige que se le trate como tal, es decir, que se le estudie. La conciencia así lograda y cada vez más lúcida, debe ser difundida entre las masas obreras con celo cada vez mayor, y se debe cimentar cada vez más fuertemente la organización del partido, así como la de los sindicatos. Aunque los votos reunidos en enero por los socialistas representen ya un ejército bastante considerable, aún se hallan lejos de constituir la mayoría de la clase obrera alemana; y por muy alentadores que sean los éxitos logrados por la propaganda entre la población rural, aquí precisamente es donde aún queda infinitamente mucho por hacer. No hay, pues, que cejar en la lucha; es preciso ir arrebatando al enemigo ciudad tras ciudad y distrito electoral tras distrito electoral. Pero, es preciso ante todo mantener el verdadero espíritu internacional, que no admite ningún chovinismo patriótico y que acoge con alegría todo progreso del movimiento proletario, cualquiera que sea la nación donde se produzca. Si los obreros alemanes siguen avanzando de este modo, no es que marcharán al frente del movimiento --y no le conviene al movimiento que los obreros de una nación cualquiera marchen al frente del mismo--, sino que ocuparán un puesto de honor en la línea de combate; y estarán bien pertrechados para ello sí, de pronto, duras pruebas o grandes acontecimientos reclaman de ellos mayor valor, mayor decisión y energía."
¿La "lucha electoral de masas" de Engels es borrada y convertida en tres puntos suspensivos de la cita de Lenin en su texto? ¿Interesante no? ¿Por qué Lenin habrá tachado en el silencio a tal cita?
Se redunda en el oportunismo cuando se trafica con los principios, cuando impera el pragmatismo, cuando hay concesiones teóricas o nula teorización, cuando hay dogma y petrificación, cuando el practicismo (o empirismo) consiste en ejecutar y cumplir disciplinadamente "tareas concretas".
De modo que no basta decir que las ideas deben ser útiles para cumplir determinados objetivos, o que las mismas deban ser sometidas a criterios de optimización para regular las relaciones entre medios-fines.
Las ideas también deben ser mínimamente consistentes, rigurosas, sustentadas en determinadas referencias teóricas, ser de alguna manera testeadas en la propia praxis histórica y abrir horizontes para nuevas formas de vida, pues es desde el "proyecto de emancipación" que se traza una trayectoria para dirigir la praxis en un sentido transformador y revolucionario.
A la pregunta ¿Cuál Socialismo? Le corresponde la interrogante: ¿Cuál Proyecto de Emancipación?
Eso lo dejaremos para el calor de los próximos debates.
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NOTAS:
[i] http://www.ottorenecastillo.org/Cayera/Apoliticos.html
[ii] https://www.aporrea.org/ideologia/a252402.html
[iii] www.bibliotecayacucho.info/downloads/dscript.php?fname=CL150.pdf
[iv] http://nuestraescuela.educacion.gov.ar/bancoderecursosnivelsuperior/seccion2/fortalecimiento-de-las-trayectorias/paulo_freire_-_pedagogia_de_la_pregunta.pdf
[v] http://www.laizquierdadiario.com.ve/Voloshinov-la-palabra-como-arena-de-la-lucha-de-clases?id_rubrique=2653
[vi] http://www.uhu.es/ramon.correa/nn_tt_edusocial/documentos/docs/libros_libres/mentalidad_sumisa.pdf
[vii] http://www.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1315-64112009000100005
[viii] https://www.aporrea.org/ideologia/a238036.html;
[ix] https://www.aporrea.org/contraloria/a251625.html
[x] http://www.safonapp.gob.ve/?wpfb_dl=7
[xi] http://www.ceip.org.ar/Mella-y-Mariategui-contra-el-Aprismo
[xii] Nota de Javier Biardeau.
[xiii] https://www.marxists.org/espanol/mariateg/1928/sep/aniv.htm
[xiv] http://servicio.bc.uc.edu.ve/faces/revista/a13n24/13-24-4.pdf
[xv] https://www.marxists.org/history/international/social-democracy/1891/erfurt-program.htm; http://www.sinpermiso.info/sites/default/files/textos/8_erfurt.pdf; https://www.marxists.org/espanol/m-e/1890s/1891criti.htm
[xvi] http://www.ram-wan.net/restrepo/decolonial/4-cesaire-discurso%20sobre%20el%20colonialismo.pdf
[xvii] https://archive.org/stream/AimeCesaireDiscursoSobreElColonialismo/Aime%CC%81%20Ce%CC%81saire%20-%20Discurso%20sobre%20el%20colonialismo_djvu.txt
[xviii] http://matxingunea.org/media/pdf/Fanon_Los_condenados_de_la_tierra_def_web_2.pdf
[xix] https://es.wikipedia.org/wiki/Segunda_Internacional
[xx] https://www.lahaine.org/est_espanol.php/apuntes-sobre-las-notas-criticas-al-ensa; https://www.lahaine.org/est_espanol.php/apuntes-sobre-las-notas-criticas-al-ensa-1
[xxi] https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1900s/quehacer/que_hacer.pdf
[xxii] https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1900s/quehacer/que_hacer.pdf
[xxiii] http://www.esupcom.unr.edu.ar/blogs/departamentos/lenguas/lengua_y_literatura/quinto/modernismo_nuestra_america_vanguardias.pdf
[xxiv] https://pendientedemigracion.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/oe2/mrxoe213.htm