En una dinámica política que se ha tornado funcionalmente electoral para unos cuantos partidos y figuras, definir el asunto de la táctica electoral y sus diferencias con las posiciones electoralistas, lucen necesarias. El parlamentarismo no resume la lucha de clases ni los antagonismos históricos de ella. Pensar lo contrario sería el primer equívoco en los asuntos tácticos del movimiento revolucionario venezolano. De tal error seguramente se aprovecharán unos cuantos oportunistas y reformistas y no sólo en el campo de la derecha.
El PRT, como organización marxista leninista que participa coyunturalmente en las elecciones, ha evitado caer en el electoralismo que, en verdad, es una desviación vulgar de la lucha política. Esto lo hemos dicho mil veces y nos ha costado la discrepancia con algún aliado del proceso y con sujetos que entran al Partido no para hacer la revolución, sino para escalar en las instituciones legislativas del sistema, acomodarse burocráticamente dentro de él e incluso para organizar corruptelas etc. El electoralista, igual que el sectario, no puede ver del bosque más que su primer árbol. En esta equivocación han caídos algunos sectores del cuasi inexistente Polo Patriótico, proyecto frentista de gran éxito electoral, desgastado in situ, por el sectarismo estructural y triunfalista que alcanza a buena parte del gobierno y su partido.
A pesar de todo ello y conscientes del alcance que en materia de alianzas causa dicho equívoco, extendido hasta las propias instituciones y leyes del Estado, nuestra organización, sin embargo, mantiene su apoyo crítico al progresismo social dentro del gobierno bolivariano, al discurso oficial contra las provocaciones del imperialismo norteamericano, la OTAN y la MUD, pero de la misma forma que condena y denuncia, sin cortapisa, las tendencias colaboracionistas, liberales o de retroceso, que surgen dentro del proceso y del propio gobierno bolivariano, caso de las políticas ciegas y mudas del Estado respecto a la anarquía capitalista de los precios; del subsidio de Bs l0 por Dólar, a monopolios capitalista criollos y extranjeros, que hacen súper-ganancias con el Dólar paralelo, a costa del hambre, el empleo y las enfermedades del pueblo; igualmente que a políticas inversionistas poco claras como las del arco minero etc.
Nuestra apoyo crítico abarca también firmes denuncias a maniobras institucionales contra la izquierda, como la aplicación del artículo 25 de la Ley de Partidos Políticos del año 65, exhumada en el 2017 por el CNE y llevadas inconstitucionalmente a normas biométricas como un cupo, para hacer imposible la legitimación electoral de los partidos aliados del Polo, mientras que da apertura a los partidos de la ultra derecha para su participación electoral, de la cual estaban invalidada por Ley electoral. En otras palabras, el mundo al revés. No otra cosa es la entrada en vigencia de esta Ley excavada del punto fijismo época de Raúl Leoni para deslegitimar a los aliados revolucionarios y facilitar la legitimación de la derecha golpista, guarimbera de Primero Justicia, Voluntad Popular AD, COPEI etc.
El Partido PRT que, desde un principio ha hecho respetar su autonomía de clase contra viento y marea, hace su propio esfuerzo electoral (y también de calle) sin ayuda de más nadie que de sus militantes y amigos, recibiendo como factura unas cuantas agresiones gratuitas del aliado hegemónico, reafirma, sin embargo, la importante alianza revolucionaria con el conjunto del movimiento chavista bolivariano, consciente nuestra organización de quién es, ahora, el enemigo principal del proceso revolucionario, en primer lugar, el imperialismo norteamericano, la burguesía internacional y sus socios locales, entendiendo el peligro eminente de una intervención imperialista y del vínculo histórico de esta lucha con la contradicción fundamental anticapitalista del proletariado.
Por ver el punto electoral como una táctica de la revolución y no como el contenido histórico de ella, creemos que los choques que baten hoy día la lucha de clases, incluso a nivel mundial y la decadencia general del nacional-imperialismo, pueden conducir éste proceso revolucionario venezolano (incluso latinoamericano), hacia una verdadera revolución socialista y de independencia nacional, a condición de que el proletariado se ponga al frente de las luchas actuales.
Las provocaciones de las burguesías imperialistas de Trump y la OTAN conmueven al mundo y peligrosamente a Venezuela. Precisamente por no ser un partido electoralista ni poseído de un exagerado espíritu de cuerpo, nuestras políticas mantienen y cultivan (críticamente) toda alianza revolucionaria, unitaria y de izquierda en las diversas coyunturas políticas, incluyendo obviamente, la coyuntura electoral.
Algunos camaradas no se explican el masoquismo del Partido en materia de aliados. Obviamente estos amigos hacen de la ciencia política una reacción epidérmica, producto del reflejo emocional de las contradicciones. Reaccionar de un brinco ante los pinchazos de la burguesía y sus aliados reformistas, es sencillamente no comprender nada de las leyes dialécticas que rigen las relaciones y choques de clase, haciendo que el proletariado de bandazos y respuestas políticas improvisadas. El proletariado aprende a no reaccionar en forma izquierdista ante los pinchazos ideológicos o políticos de las clases y sectores enemigos. Esto es clave para la formación del cuadro, que debe saber analizar los hechos con profundidad e inteligencia. Sólo así, puede la organización política de la clase, dar respuestas críticas contundentes e incluso decisivas en el momento preciso, no antes ni después de ese momento. La burguesía, el reformismo y los provocadores pinchan constantemente a los revolucionarios para debilitar sus fuerzas y, como un toro confundido y furioso, empujarlo contra al burladero de la derecha. De esto hay mucha historia en la izquierda venezolana.
El manejo a fondo de las tácticas del Partido, de los pasos políticos cortos, rápidos, efectivos, cambiantes, flexibles y concretos, es esencial para el despliegue estratégico; nos permiten puntualizar y ponernos al día en los enlaces políticos, contra las maniobras ideológicas de la burguesía; facilita una respuesta correcta a los giros inesperados de la lucha de clases. Las tácticas son importantes para mover hacia adelante el frente antiimperialista y establecer sus vasos comunicantes con el socialismo revolucionario.
En lo concreto venezolano, las tácticas electorales o no electorales del Partido permiten subsanar las torpezas políticas, por ejemplo, explica por qué, frente al torpe desgaste del Polo Patriótico y otras unidades de lucha, nuestra organización pudo enlazar rápidamente con las organizaciones revolucionarias activas, para articular, sin demora, un nuevo frente de lucha e importancia, es decir, con la Unión Popular Revolucionaria antiimperialista y luego con el Frente Popular Antiimperialista y Antifascista (FPAA).
La amplitud táctica no implica pues, el colaboracionismo y la pérdida de la identidad, es decir, no implica el oportunismo coyuntural ni estratégico. Por ello las tácticas tienen mucho que ver con los principios, el programa y la autonomía de clase del Partido. Ese es el puente que une los pasos tácticos correctos con la estrategia general del poder político proletario. El PRT, cuidándose de dar traspié dentro del romanticismos idealistas o de asumir pragmatismos liberales en su política de alianzas, ofrece y recibe ventajas para situaciones de corto alcance (incluso de mediano plazo), apuntando a aumentar los recursos internos, ampliar las bases populares de su política y acumular experiencias dentro del Partido, objetivos indispensables para alcanzar y resolver correctamente el desenlace de la revolución proletaria. No antes ni después, sino en el momento preciso de ella, como hemos dicho.