Póngase en el lugar de la arrogancia que acompaña a ciertos opositores clásicos que por todos los poros les brota el odio, si el entusiasmo se troca en peligrosa reacción diaria al entorno. Ven fantasmas, y a tono con su intolerancia característica de creerse “más inteligentes”, “mejor preparados” y expertos en descubrir y despreciar “maburros” y “chaburros”, como suelen llamar al pueblo socialista, no vacilan en comportarse como lo que critican, arrabaleros, gentuza.
Lo afirmo ofreciéndole disculpas a los habitantes de arrabales, porque se sobrentiende que la sociedad capitalista demócrata representativa es culpable de las miserias que ocurren en los submundos, creados esencialmente por el clasismo y racismo de gobernantes social demócratas y social cristianos de la mal llamada “democracia representativa”, culpable del despeñadero hacia el abismo en que ha parado la política europea y latinoamericana, administraciones que en Venezuela nos desgobernaron por 40 años.
En este panorama la recomendación de los ganadores, 18 a 5, goles, carreras, puntos o gobernaciones, resultado del 15-O 2017, es dejar en claro que el socialismo humanista, participativo, protagónico y antiimperialista, bolivariano chavista, sabe, comprende el desánimo, la frustración, el desencanto por la derrota contrarrevolucionaria, e inteligentemente aprecia con tolerancia el comportamiento del sector opositor. Apliquemos el criterio del Mariscal Sucre en batalla decisiva por la independencia muestro-americana del sur, “Gloria al vencedor y honra al vencido”,
El venezolano de paz y buena voluntad, ha visto el comportamiento camorrero y necrofílico de los caídos en la cita electoral número 22 de los últimos 18 años y medio, récord que va en 20 triunfos para la revolución socialista y 2 para la oposición capitalista. Tómenlo con calma que estamos muy lejos de ser dictadura ni régimen opresivo, como los que vivimos entre 1959 y 1999.
