La Asamblea Nacional Constituyente, nace en un país y circunstancias
especiales. En una normalidad quebrantada, acosada por la violencia psicológica, física, económica.
Una nación que se debatía entre la democracia participativa y la nuevas dictaduras parlamentarias; estilo Paraguay, Brasil; donde por los golpes parlamentarios las minorías de la derecha se hacen del poder ejecutivo e instalan un régimen que ha sido regresivo en el estado de bienestar y las conquistas del pueblo.
Venezuela estaba a punto de caer en confrontaciones interna de carácter violento y armado, es decir, estábamos en las puertas de una guerra civil.
Fue una enseñanza y ejemplo de civismo y una contundente manifestación de la voluntad del pueblo venezolano por la paz, la convivencia y la independencia. Fue la ratificación del sistema democrático y de querer mantenerse en la democracia participativa y antagónica. Lo que no debería olvidar ni ignorar ningún sector de nuestra sociedad, incluyendo al psuv y los demás partidos de la revolución.
La primera tarea de la asamblea era conquistar la paz, y eso lo logró. Se proponía abrir espacio para el diálogo y restituir el orden judicial, alterado con la traición de los principales integrantes del ministerio público.
La asamblea logró someter el orden del estado y dejar sin efecto toda una estructura que ya había instalado un estado paralelo con el nombramiento de magistrado del poder judicial por parte de una asamblea nacional que mantiene su desacato, es decir, está fuera de orden legal.
Desde que se instala la Asamblea Nacional Constituyente tenemos un estado integrado, fuerte y con autoridad; pero aún falta por lograr una de las tareas que más nos golpea en el diario existir, me refiero al ataque económico, a esta escalada inflacionaria y de bloqueo intencional financiero que hoy padecemos como escasez de productos fundamentales en nuestra dieta diaria. Debemos levantar la producción y superar esta guerra económica, y esa es la tarea que aún tiene que cumplir nuestra victoriosa asamblea nacional constituyente. Es claro que todos quisiéramos que el país se en rumbara de una vez; pero la verdad, la crisis venezolana es compleja y profunda; estamos en una re-estructuración de todos los ordenes y niveles de la nación. Debemos cambiar nuestra cultura, producción, modelos y hasta los sueños.
Con esto quiero decir que la tarea de la asamblea nacional constituyente no se completa hasta que todos los venezolanos nos sumemos a la tarea de transformar y consolidad a la patria de Bolívar.
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