Envidia
Sin duda, habita entre los supuestos pensantes, los seduce como víbora en su mejor gala, sutilmente aparece en actitudes, sonrisas y miradas cercanas, a menudo se cruza entre las acciones de multitudes, muerde y escupe la piel de sus víctimas, cuando es ella uno de los más despreciables venenos que apaga el corazón del hombre; MALDITA envidia, que sigues habitando entre nosotros. (airam)
La prosa anterior es del pequeño libro "Reflexiones de una insensata", de la colega del área cultural María Teresa Canelones, la cual traigo a esta página porque reflexiona en breve sobre una realidad que carcome y que no sabemos cómo encaja dentro de las personas y mucho menos dentro de aquellas que ven el mundo de la política como su medio ideal de vida.
Hay quienes consideran y entre ellos el filósofo espiritual y gurú de la India Bhagwan Shri Rashnísh, conocido como Osho, que la envidia es la principal fuente de resentimiento en las personas.
A lo anterior le suman que quien tiene envidia suele tener baja autoestima, lo que a su vez significa que no tiene amor ni respeto por si mismo, actúa impulsado por lo que llaman ira, son egocéntricos, les desean mal a quienes envidian y quieren lo que este tiene a su alcance o lo que representa, ademas de tener otras otras características personales nada envidiables.
Cuando a uno le hablan sobre realidades como acerca de la que escribimos, lo que uno hace es llevar tal conocimiento a la realidad política que vive el país y entonces puede entender muchas cosas, por ejemplo, saber que quienes han dirigido la oposición en Venezuela, no lo han hecho por considerar como importante y vital que la mayoría del país pueda alcanzar un buen nivel de bienestar, que esa mayoría tenga resuelto sus problemas de educación, salud, vivienda, recreación y otros, sino que esa gente ha actuado con una envidia tremenda, doblegada por sus ansias de ser ellos quienes manejen el país y no quien está al frente de la Revolución Bolivariana.
Pero lo peor no sería eso, sino como no han conseguido un cauce ético para alcanzar el poder, con su gran vacío moral y ensoberbecidos, empujados por ese sentimiento de no ser excelentes personas han desatado una ira global ya no en exclusiva contra la Revolución Bolivariana y sus líderes sino contra todo el país, de allí la guerra económica que han promovido contra la nación en la que nacieron, Venezuela, con el apoyo de factores externos.
Alguien pudiera dirigirse -al azar- a cualquiera de los miembros de la oposición y preguntarle que propone para mejorar la vida de los venezolanos y lo más seguro es que su respuesta no gustaría a nadie, porque ellos no viven sino es pensando en si mismo y en obtener los beneficios y la vida cómoda y con mucho dinero que otros tienen. Siguen envidiando a la Revolución Bolivariana que está en el poder.
Pero esta reflexión sobre la envidia es algo que abarca a todos los seres humanos, sus modos de vida, sus conductas, buenas o malas, llenas de felicidad, que algunos consideran efímera o de infelicidad. Con el manejo de la información acerca de la envidia, es ahora mucho más fácil y comprensible detectar esos rasgos de envidia que suele tener la gente o, quizá, carecer de ella.
Por eso, digo yo finalmente, es bueno leer lo que otros escriben, lo que otros expresan, a ver qué rasgos de la envidia detectamos en quienes nos rodean.