Apareciste cual rayo luminoso,
el cuarto día de aquel febrero hermoso,
Irrumpiendo con fuerza incontenible,
en las almas de millones en mi Patria,
y trascendió tu luz nuestras fronteras,
para dejar sembrada en Patria Grande
tu imagen libertaria, tu obra inigualable cual aquella
del primero. Simón, tu inspiración.
Y fue tanta tu entrega por los pobres,
y fue poca tu vida, para darla,
que consumiste tu carne, tus huesos y tu alma,
en pro de los humildes,
con quienes sellaste un pacto de amor indisoluble,
que cual rio desbordado crecerá por centurias y siglos.
Un ser como tu, la historia muestra,
se convierte en peligro, para el amo que explota, que persigue,
que se enriquece a costa del sudor del miserable,
y entonces surge la voz de la conjura,
para frenar tu fuerza avasallante
y al no poder lograr su cometido,
te condenan a muerte,
igual que a tantos, que cual Cristo.
sentaron precedentes de grandeza
e inmolaron su vida,
pero hicieron eterna su palabra.
Te mataron, es verdad, pero no mataron tu idea,
no mataron tu obra,
ni tu legado matarán jamás,
aquí quedamos muchos,
para dar nuestra vida si es preciso
y mantener en alto tus banderas,
que jamás arriaremos
y con toda seguridad entregaremos
a las generaciones del futuro.
Hoy a cinco años de tu siembra,
lo juramos con fuerza Comandante,
que en el Imperio se oiga nuestro grito
y que no olviden de lo que estamos hechos,
los hijos de tu sangre y de la sangre heredada por ti
de nuestro padre el gran Libertador de nuestra América.
A CINCO AÑOS DE TU SIEMBRA, AÚN NO SE HAN SECADO, LAS LAGRIMAS POR TANTOS DERRAMADAS, Y HOY TE CONFIRMAMOS LA PROMESA DE SERTE FIELES A COSTA DE LA FURIA DEL IMPERIO QUE AQUÍ SE MULTIPLICA CON LACAYOS TRAIDORES SIN CONCIENCIA, SIN PATRIA