¡Revolución es eso, revolución!

Algunas personas viven dejándose manipular con el término revolución desde hace años, como si se tratara de algo diferente a lo que han hecho en sus vidas en más de una ocasión.

Hoy algunos discuten entre revolución y capitalismo como si se tratara de algo complicado y no es así; complicado son los procesos que se derivan de ambos modelos. Pero como escribimos de manera sencilla para que la gente pueda entender, es indispensable hacer las debidas aclaratorias.

Revolución es transformación y eso es lo que ha estado ocurriendo en Venezuela, en la que un modelo de gobierno decide incluir a la mayoría de la población bajo su protección, dándole salud, educación, vivienda, transporte, atención a las personas con necesidades especiales, deporte, jubilaciones y atención a las personas mayores.

Y la revolución nace porque el otro modelo de gobierno, el capitalista, funciona de otra manera y es excluyente porque  no todos tienen posibilidades de acceso a mejores condiciones de vida y por lo general, han vivido en un rancho.

Lo anterior quiere decir que, quien tiene posibilidades adquiere un apartamento y un auto con altos intereses, acude a una clínica y debe pagar altos precios y debe cancelar variables precios por los servicios y hasta debe pagar el agua que toma.           

Una revolución otorga siempre un mayor porcentaje de su presupuesto al área social, mientras otros modelos disminuyen el financiamiento dirigido al sector humano y hasta privatizan los servicios públicos. Un caso muy particular viene a ser el de la educación. Hay naciones donde no hay educación oficial y la única que existe es privada, es decir, hay que pagarla. En Venezuela conviven ambas, pero la oficial es gratuita. Por cierto, los planteles privados, según pudimos escuchar, han estado elevando mucho los precios. Lo mismo sucede con la salud.

En el modelo revolucionario, lo prioritario es el ser humano en todos sus aspectos mientras que en el modelo capitalista lo primordial es el negocio. Es un hecho –el lector lo puede investigar libremente- que en las naciones anglosajonas  quienes siguen ese modelo, los profesionales que se gradúan, quedan endeudas por varios años.

También es un hecho –investíguenlo- que hay familias enteras viviendo en carpas tanto en Estados Unidos como en España porque han perdidos sus viviendas, han sido objeto de desalojo. En una nación socialista, para desalojar a una persona de una vivienda es fundamental ir a un proceso de carácter judicial.

Las revoluciones tienen una característica fundamental que las hace envidiable para quienes son cubiertos por su manto protector, pero generan enemigos por parte de las elites que viven en el modelo capitalista, ese que posee inmensas hectáreas de tierras aunque no las trabaje, que posee grandes industrias y negocios aunque pague mínimos impuestos y bajos salarios, que es el dueño de la educación y las clínicas, que controla los bancos, seguros, transportes, hoteles, etc.

Son dos modelos que se contraponen: El modelo revolucionario incluye y beneficia a una mayoría mientras el capitalista excluye y beneficia a una elite, es decir, a quienes tienen capital y propiedades.

Los venezolanos tienen ante sí dos modelos, uno que se inclina por las personas y el otro que se inclina por los negocios y en torno a ellos volverá a decidir y aún cuando el país está siendo víctima del modelo capitalista, el otro modelo, el revolucionario apela a la conciencia, al sentimiento patrio, a su historia, a la identidad construida y a los malos ejemplos vigentes del capitalismo, donde no se respetan los derechos humanos, las personas son maltratadas y asesinadas, los estudiantes y las personas mayores golpeadas como en muchas naciones hermanas.    



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Pedro Estacio


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