La fundamentación ideológica de la ética socialista bolivariana, cristiana y marxista de la revolución venezolana, no debe programarse para cumplirse por fases. Tiene que ponerse en práctica durante todo el proceso, sin interrupciones. Los líderes de la revolución están en el deber de asegurar su continuidad en las diferentes etapas de la lucha para evitar desviaciones absurdas en la conducta de los cuadros políticos que enturbien el cumplimiento de sus responsabilidades, sea cual sea la situación, táctica o estratégica, que les toque enfrentar en el tiempo y en el espacio pre socialista, socialista o post socialista.
Esto lo planteo con urgencia porque ante la convicción de la dirigencia del PSUV y del gobierno, acompañada por sus intelectuales, de no existir condiciones objetivas para proceder, en esta etapa del proceso, a transformaciones estructurales socialistas, en las relaciones de producción existentes, se hace necesario discutir si tampoco existen las condiciones subjetivas para la transformación revolucionaria de la conciencia de las masas formada en un ambiente de espiritualidad y moral socialistas. Yo estoy convencido que si existen esas condiciones subjetivas para una revolución del pensamiento, pero hay que vencer la resistencia de los sectores conservadores y de la derecha externa e interna que la posponen, una y otra vez, porque no les interesa por razones obvias.
Aprovecho para proponerle a la revolución bolivariana la creación de la Universidad Socialista Revolucionaria "Hugo Rafael Chávez Frías" donde se formen los profesionales idóneos para la construcción del socialismo bolivariano del siglo XXI y propongo de Rector para esa universidad a Elías Jaua. Necesitamos, desde ahora empezar a formar, en cantidad y calidad a educadores, historiadores, economistas, sociólogos, filósofos, periodistas, militares, abogados y humanistas, en todas las ramas del saber, que utilicen el conocimiento científico para la transformación de una Venezuela capitalista en una Venezuela socialista, cuando haya lugar para ello en la tercera fase del Plan de la Patria.
En nuestro país se han creado universidades de todo tipo, que sería largo nombrarlas, antes y después de la llegada de Chávez al poder, sobre todo en estos últimos veinte años, pero no se ha llenado el vacío de la formación política de los cuadros que la transformación de la sociedad reclama, porque no hemos creado, teniendo todas las posibilidades de hacerlo, la gran universidad de la revolución venezolana.
No tenemos que esperar la existencia de una estructura socialista capaz de generar una superestructura de ideas y ética socialista. En este proceso inédito y de innovación creadora es posible hacer que la superestructura contribuya a estimular y a concretar el proceso transformador. La educación transforma a la sociedad o la sociedad transforma a la educación. Esta es una vieja discusión filosófica que no ha llegado a su fin y vuelve a tener vigencia en la situación concreta en que nos encontramos.