Definitivamente en Venezuela la clase obrera no es la fuerza rectora de la revolución bolivariana. Debiera ser así desde el punto de vista de la teoría revolucionaria pero en la práctica no lo es. Nuestra clase obrera no se ha desarrollado organizativamente ni ideológicamente para convertirse en el destacamento transformador de la sociedad aunque por las circunstancias de la vida política tengamos un presidente obrero en un gobierno de extracción diferente a la clase trabajadora sin la ideología revolucionaria del proletariado.
Desde mi punto de vista la fuerza rectora de la revolución bolivariana es la unión cívico militar la cual es una categoría política revolucionaria bastante heterodoxa que no se encuentra definida en los textos clásicos. En esa unión cívico militar la parte castrense está absolutamente bien organizada, por razones obvias, con una doctrina militar bolivariana heredada de Chávez que es la oficial y predominante en la FANB. La otra parte es el pueblo, en proceso de organización social revolucionaria, con sus comunas y consejos comunales, dependientes de las instituciones burocráticas del Estado, muy lejos todavía de alcanzar un nivel superior de ejercicio del poder popular en un ambiente real de democracia participativa y protagónica,
En esta etapa de organización, social militar, nos encontramos cuando nos toca estar en pleno fragor de la lucha para resistir los implacables ataques del capitalismo y del imperialismo contra nuestra soberanía nacional. Si bien la fuerza rectora de la revolución depende de la unión revolucionaria entre los dos componentes de la misma, ejército-pueblo, su comando político de dirección no se encuentra en las masas populares sino en los cuarteles bajo el liderazgo de un dirigente popular revolucionario, con gran ascendiente militar, político y social, que es sin duda Diosdado Cabello.
En otro plano de la estructura política del país se encuentran las instituciones burocráticas del Estado que representan el poder constituido, el status quo, la inercia al cambio, el disfrute del poder, el hábitat natural de la quinta columna, de la corrupción y del oportunismo establecidos y consolidados en el inmutable y petrificado aparato estatal inútil para la transición chavista al socialismo.
En conclusión, la fuerza rectora de la revolución bolivariana reside en la oficialidad y soldados patriotas, socialistas, antimperialistas y chavistas de la FANB que las mayorías populares siguen y respaldan con devoción.