Lula debe tener suficiente tiempo libre en prisión para pensar en lo mal que hizo políticamente algunas cosas básicas. En estos tiempos de prisión ha debido desarrollar un "tins" como nervioso de pasarse permanentemente las manos por su piel para estar muy seguro que no le quedó algún rastro de ADN de los tantos demócratas en el mundo que abrazó y le dio la mano cuando fue presidente de Brasil.
Lula fue presidente de Brasil en pleno "boom" del progresismo en América Latina. Fue (aparentemente) muy bien visto por la derecha y creo que estuvo como invitado a importantes eventos mundiales de instituciones de derecha. Esa derecha, lo tenía como una figura política para contraponerlo al modelo Chávez. La estrategia le salió bien a la derecha y a Lula, como se dice muy coloquialmente, el tiro le reventó por la culata. Toda la derecha lo tiene preso porque está clara que no le conviene, aunque sabes también, que Lula no le produjo daño a sus intereses.
Está preso por el capricho (léase intereses) de una clase social, que hace todo lo que tiene que hacer para liquidar a Lula y cualquier intento de compensar a los pobres.
Lula, como se ha podido ver, simplemente no existe para ninguna de estas "democracias", ni para estas instituciones. No existe para los "demócratas" de estas "democracias". Lula no existe, como tampoco existe desde la perspectiva de la derecha, la lucha de clases. No existe, pero como la manejan perfectamente.
Lula debe estar pensando (pienso yo) lo costoso que le resultó ese jueguito de pensar, como se cree que piensa la derecha, respecto a la lucha de clases. Debe estar igualmente pensando, en lo inútil que ha sido ese esfuerzo en hacer una integración de países sin los pueblos. La derecha, que no cree aparentemente en lucha de clases desmonta, desde una perspectiva clasista, este esfuerzo de integración. No desea esa integración. Nunca la han querido porque los líderes la derecha de estos países saben, que siendo el patio trasero de EEUU, a esta derecha le va bien.
No era suficiente compensar a los pobres sin proponerse transformar el Estado. Ese Estado que Lula no tocó, hoy le cobra con intereses, las compensaciones que ofreció y dio a los pobres.
No hay derecho humano que a Lula no se le hayan violado pero no pasa nada. Así asume la derecha su lucha de clases como sin querer. A Lula se le prohíbe hasta usar su figura y su nombre en la política en Brasil. Falta saber, si Lula asume los errores en los cuales incurrió y el progresismo en América Latina entiende lo que ha venido pasando.
