La Revolución Bolivariana se caracteriza por ser una creación original, que se construye día a día y que se enfrenta al Imperialismo quien la ataca de manera despiadada. Es marxista porque reivindica el materialismo histórico como método para entender el devenir de los procesos y porque aprende de otras revoluciones que desde muchos años han intentado la construcción del Socialismo. Pero la Revolución Bolivariana no solo ha bebido de las experiencias de los países socialistas, sino que también ha tenido aprendizajes particulares que intenta combinar e integrar al nuevo Estado que construye. Es así como las experiencias de las Comunas en el mundo han moldeado el pensamiento bolivariano para intentar la construcción del Socialismo a través del Estado Comunal.
Esta audaz propuesta de construcción del Socialismo fue evolucionando desde los llamados Núcleos de Desarrollo Endógeno, pasando por el Cooperativismo y la Cogestión, hasta llegar a la creación de los Consejos Comunales, Consejos de Trabajadores y principalmente las Comunas. Sin embargo la misma ha tenido un avance accidentado por muchos factores, entre ellos principalmente "…el burgués que todos llevamos dentro", tal como decía Mao Tse Tung. Por ello es necesario volver a las fuentes del marxismo y analizar la Lucha de Clases, ya que a veces la dinámica de nuestras acciones impiden apreciar esta lucha en su justa dimensión.
Como concepto la Lucha de Clases permite visualizar la sociedad enfrentada entre dos grandes grupos humanos desiguales: los explotados y los explotadores. Este concepto es fundamental en la teoría marxista de la Revolución. Si creemos que existe un proceso de lucha de clases, partiendo de un análisis marxista de la realidad, entonces podemos abordar dos conceptos importantes para entender el papel de nuestras luchas e identificar quienes son nuestros aliados y quienes nuestros enemigos, estos son el interés de clase y la conciencia de clase.
Cuando se habla de lucha de clases se hace referencia a la existencia de grupos sociales, enfrentados dialécticamente entre sí, que ocupan sitios diferentes dentro de la estructura económica y que, en un principio estaban condicionados por su ubicación dentro del lugar que ocupaban en relación a los medios de producción. Estas clases poseen intereses, algunos inmediatos, unos de tipo reivindicativo, otros de tipo económico, pero en el fondo tienen unos intereses estratégicos, de largo plazo que definen su verdadero interés de clase.
No entender lo anterior puede llevarnos a errores, comunes en la izquierda, al confundir aliados circunstanciales con aliados estratégicos. Confundir los intereses de clases nos impide entender que las aspiraciones inmediatas de una clase no constituyen necesariamente el verdadero interés de clase. Esto es crucial porque la conciencia de clase está directamente ligada al concepto de interés de clase.
Cuando actuamos en una Comuna debemos volcarnos al concepto de la misma, expresado con claridad en la Ley Orgánica de las Comunas en su artículo 5: " Es un espacio socialista que, como entidad local, es definida por la integración de comunidades vecinas con una memoria histórica compartida, rasgos culturales, usos y costumbres, que se reconocen en el territorio que ocupan y en las actividades productivas que le sirven de sustento, y sobre el cual ejercen los principios de soberanía y participación protagónica como expresión del Poder Popular, en concordancia con un régimen de producción social y el modelo de desarrollo endógeno y sustentable, contemplado en el Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación." (negrillas nuestras).
Son las actividades económicas (que le sirven de sustento a la Comuna) las que le dan sentido a la misma, las que nos permiten ubicarnos dentro de la producción, las que definirán nuestra conciencia de clase y las que nos van a permitir entender nuestro interés de clase en la construcción del Socialismo.
Utilizar la Comuna para algo diferente a lo que dice la Ley, aliándonos con sectores que, producto del inmediatismo, presionan por intereses diferentes a los comunales, es ir decretando en la práctica la muerte de la misma. Desviar el trabajo de la Comuna en función de intereses que nos alejan del centro de la lucha de clases y que nos hacen confundir el enemigo, perdiendo de vista nuestros fines últimos, es matar a la Comuna.
La Comuna debe construir la infraestructura económica, con nuevas relaciones de producción que generen un nuevo modelo productivo, para que en la superestructura empuje los cambios necesarios para dar condiciones reales de construcción del Socialismo.
Para ello la Comuna debe derrotar al Capitalismo llevando a la práctica (veamos el caso de la Comuna de Chiyiling) la propiedad colectiva en sus distintas formas, la igualdad entendida como igualdad de oportunidades pero también de condiciones, la abolición de la división del trabajo, el abordaje del Poder Popular y la defensa, la satisfacción de las necesidades reales del pueblo, la solidaridad y la complementariedad en los intercambios comerciales.
Finalmente, la Comuna es un ente productivo y sustentable, que debe tener claro quién es el enemigo y que debe saber cuál es el papel histórico a jugar en la construcción del Socialismo.