"La libertad es siempre la libertad de
aquellos que piensan de otra manera"
Rosa Luxemburgo
El proceso de desmantelar el pensamiento crítico está en curso y con ello la real posibilidad de construir un mundo mejor. Para ello se han activado, desde hace años, un ejército de mecanismos destinados a lograr ese propósito. La sociedad capitalista ha llegado al punto que necesita destruir gran cantidad de medios de producción para garantizar su subsistencia. Las guerras dirigidas y ocasionadas por las grandes potencias imperiales es tan sólo uno de ellos y quizás no el más efectivo desde el punto de vista social, pues se le hace necesario destruir toda una cultura, un pensamiento, una visión de mundo y para ello le es fundamental construir un aparato invisible que llegue al cerebro, al corazón de los hombres en todos los rincones del planeta.
Los medios de "comunicación" de masas, más apropiadamente llamados "medios de desinformación masivos" cumplen cabalmente este propósito ya que para ello fueron construidos, diseñados y perfeccionados a través de las redes sociales, agencias de información internacional y otros similares.
Ellos han desplazado a las estructuras ideológicas de la sociedad como lo son el Estado, la escuela, la religión y han modificado, sustituido sus actores por diseñadores ocultos que construyen e inoculan el modo de pensar, sentir, actuar de la humanidad.
El capitalismo ha llegado al máximo de la enajenación y necesita una humanidad también alienada, enloquecida, desalmada para lograr sus propósitos, y en forma silente, sigilosa utilizan la tecnología para tales fines. De ahí que el internet, los teléfonos inteligentes, la TV, el cine, sean la punta de lanza a través de los cuales penetran en las mentes de los hombres y mujeres, en los hogares, familias, comunidades e instalan la visión de un mundo neocapitalista sustentada en la ausencia de valores, la riqueza material, el consumismo, el individualismo, el mal gusto, la falta de identidad nacional y personal, irrespeto, egoísmo, odio, racismo, sexismo, gerontofobia, xenofobia, supremacismo, entre otras patologías, es decir, una ética distorsionada, enferma, destructiva.
Común en encontrar entre los blogs, programas televisivos, grupos de amigos en las redes sociales personas que, a pesar de autodenominarse progresistas o revolucionarios, sus afirmaciones, opiniones, recomendaciones están preñadas de una carga de galimatías sustentada por los antivalores reseñados en el párrafo anterior.
Su odio visceral en contra, tanto de los desaciertos o aciertos del gobierno nacional, los ha convertido en personas resentidas que destilan odio en sus escritos y actuaciones, uniéndose al coro de los disociados de la derecha que han manifestado alegría tanto del deceso de miembros del ejecutivo nacional como su decisión de apoyar las agresiones armadas del gobierno colombiano, el imperialismo norteamericano, las manifestaciones de calle que trata de organizar la oposición escuálida y apátrida, los enfrentamientos armados de las bandas de delincuentes en algunos barrios del país e incluso, solicitando el apoyo de organizaciones al servicio del imperialismo norteamericano para investigar supuestas violaciones de los derechos humanos por parte de los organismos de seguridad del estado venezolano durante los enfrentamientos contra los terroristas, sicarios, narcotraficantes, que hoy día, con el apoyo de los E.U., los gobiernos de Colombia y Brasil intentan invadir a nuestra nación para derrocar al gobierno que con sus fallas, errores, omisiones, avances y retrocesos resultó elegido soberanamente por el pueblo, al igual que lo fue la Asamblea Nacional.
Estas posturas, animadas y aupadas por organizaciones políticas, Ong’s no gubernamentales, grupos de empresarios, organismos eclesiásticos, la CIA, y difundidas como fachada por medios impresos, radiales, electrónicos, redes sociales evidencian la veracidad de lo que al inicio de este artículo denunciamos, es decir, que la pandemia producida por el Covid19 no sólo es fisiológica, biológica es decir, salud física, sino que ha saltado de las afectaciones psicológicas como lo son el strees, depresiones, suicidios, angustias, hipocondrías y han abarcado el campo de la mente y alma, produciendo o ayudando a aflorar las miserias éticas, valorativas de aquellos que jamás estuvieron convencidos de sus posturas políticas, sociales, educativas y morales.
Es decir, se ha despertado la Caja de Pandora y la peste del Siglo XXI ha impactado la vida del planeta arrastrando con ello a la familia, estado, gobierno, valores, cultura, principios, ética, moral, credos.
Esperemos que, como dice la Biblia, algunos hombres revolucionaros queden sanos y con ellos se construya, sobre las ruinas del capitalismo decadente, una sociedad justa, humanitaria, es decir, una cultura basada en la igualdad, equidad, inclusión, humanismo, amor al colectivo.
Mientras tanto dejad que los muertos entierren a sus muertos.
#RebeldesSiempreSumisosNunca
La revolución socialista es ahora o nunca. Para luego es tarde